María Perales, de la panadería Félix: “Las personas que vienen, repiten”
La joven baezana se estrena como propietaria en la ochiada que tendrá lugar en la Plaza de Santa María el próximo martes 16
María y Manuel cogen el testigo a su padre al frente de la panadería Félix. Como buen negocio baezano, su especialidad es la masa de aceite con la que hacen los típicos ochíos de pimentón. El martes 16 serán una de las panaderías presentes en la gran ochiada en la capital.
—¿Cómo funda su padre el negocio y en manos de quién está ahora la Panadería Félix?
—Félix Perales Castro, mi padre, la fundó en 1973. Él empezó en el oficio desde muy joven, fue pasando entre diferentes panaderías de aquí. Incluso, se mudó un tiempo a Madrid para trabajar de panadero, pero de inmediato lo volvieron a llamar para trabajar en Baeza. Con el tiempo, se le dio la oportunidad de abrir su propio negocio y se quedó por su cuenta. Ya al jubilarse, pasó a mi hermano Manuel y a mí, que estamos al frente desde 2020. Nos hemos criado entre sacos de harina, como quién dice.
—Siendo una panadería de Baeza, tiene que destacar por sus ochIos, ¿verdad?
—Por supuesto. Lo que más gusta y lo que más se vende es el ochío salado, de pimentón. Nuestra especialidad es esa masa de aceite que nos sale tan buena. Aquí, cada panadería también tiene su hojaldre típico relleno de cabello de ángel. El de la nuestra se llama “Dulzura de Baeza”. Es una forma de crear tu marca, diferenciarte y destacar. Me estoy especializando en pastelería y trato de darle ese toque especial al hojaldre. Por lo que veo, tiene buena aceptación entre la gente. Quien lo prueba, repite.
—¿Qué más productos pueden encontrar en vuestro negocio?
—Nosotros hacemos los típicos pan de antiguamente, el pan de leña. Pueden encontrar pan candeal, de chapata, rústico o holgada de picos, entre otros. Luego, siempre tenemos las típicas piezas para las fiestas, aunque la demanda ya es tan alta que se hacen durante todo el año. Por ejemplo, los hornazos para Semana Santa. En esas fechas, también hacemos un producto muy tradicional de aquí, la empanadilla de vigilia. Nosotros la hacemos con una masa especial de hojaldre con vino y va rellena con atún, tomate, huevos, espárragos, alcachofas y habas. Comes una de esas por la mañana y estás llena para todo el día.
—¿Quiénes son los clientes que se acercan hasta Félix?
—Por suerte, tenemos la misma clientela de siempre, los hijos de quienes vienen de toda la vida. Han pillado la costumbre de sus abuelos o de sus padres, y se nota que les gusta los productos. También se acercan muchos turistas que vienen a la ciudad. A la vista está que tenemos casi siempre pedidos de fuera, sobre todo, de las magdalenas. Las personas que vienen, repiten.
—Tienen una clientela fiel, no sólo por suerte, sino porque siguen haciendo los productos igual de bien que cuando estaba su padre, ¿no?
—Efectivamente. El maestro ha hecho que aprendamos muy bien y siempre ha estado encima hasta que conseguíamos un buen resultado. Luego, hemos innovado por nuestra cuenta. Pero, lo típico es de la misma mano.
—En líneas generales, ¿cómo les va el negocio?
—Vamos tirando. Ahora hay más competencia, se vende pan ya en todos sitios. Y se suman otras dificultades, como la subida de los precios. Sube la luz, el gasoil, la harina, el aceite... Nuestra materia prima. Al final, tenemos que subir también los precios porque no queremos bajar la calidad. Aunque haya gente que va a lo barato, siempre quedan personas que buscan lo bueno y aprecian la calidad.
—¿Cómo les llega la oportunidad de estar en la ochiada?
—Desde que se fundó la asociación de panaderos, mi padre ha estado involucrado. Siempre ha estado en medio y nos lo ha pasado a nosotros. Queremos colaborar en lo que podamos para dar a conocer lo que se hace desde las panaderías y luchar por nuestros derechos. Es un orgullo ver que gustan nuestros productos en ocasiones como esta.