María del Carmen Castillo: “El Conservatorio Superior hace a Jaén una ciudad más atractiva”
La consejera pone en valor las inversiones en climatización de aulas y en atención a la diversidad, además de resaltar la importancia de la estabilización de los puestos docentes

LA ENTREVISTA
Cada vez que pisa terreno jiennense, recuerda aquellos veranos de convivencias coloniales en Santiago de la Espada en los que buscaba la diversión en plena sierra. Valora el patrimonio natural que atesora la provincia y, desde la encomienda que tiene en la Junta de Andalucía, lucha por arrimar el hombro en las carteras que tanta importancia tienen para las presentes y futuras generaciones. María del Carmen Castillo Mena (Almería, 1967) visita Jaén por una buena causa: hoy empiezan las clases en el Conservatorio Superior de Música Andrés de Vandelvira en un reciente edificio situado en el Paseo de España.
—¿Salda la Junta de Andalucía una deuda histórica con Jaén?
—Yo creo que sí. El concepto de deuda histórica tiene mucho que ver con las expectativas que tenemos como ciudadanos en lo que esperamos que hagan nuestros gobiernos con nosotros y va vinculado a lo que nos comprometemos a hacer. Este centro será una referencia nacional porque está hecho para ser Conservatorio Superior de Música, por lo que responderá a los estándares de calidad.
—¿Qué tiene este que no tengan otros en Andalucía?
—La propia decisión de hacer un Conservatorio Superior, no adaptar un edificio, sino partir desde cero en un espacio donde todas las aulas están insonorizadas, donde el diseño de cada espacio está pensado para cada especialidad, con un auditorio fantástico, proyectado para una orquesta grande, esas cortinas que permiten una flexibilización de las enseñanzas... Es todo.
—¿Cuándo estará totalmente equipado, tanto en mobiliario como en instrumentos?
—La obra ha costado unos once millones de euros, pero el equipamiento lleva otros cuatro, porque no sólo son los instrumentos, efectivamente sino las mesas, las sillas y todo lo que es necesario para impartir docencia, porque esto es un centro de enseñanza. Ya están empezando a llegar los instrumentos de la primera licitación, pronto llegarán los de la segunda y luego estará el día a día, que hará que podamos seguir invirtiendo, pero para los más de cien alumnos que hay y los sesenta y cuatro profesores, se puede empezar bien.
—¿Habrá más personal?
—Dependerá de las matriculaciones, porque ahora mismo tenemos 110 alumnos, pero estamos a la espera de ver qué pasa con los exámenes de septiembre. La especialización es tal que hay un profesor por cada dos alumnos, una dotación importante. Es una enseñanza profesionalizadora, porque aquí estudian personas que van a dedicar su vida a la música, y creo que eso es lo que marca las diferencias con otro tipo de enseñanzas.
—¿Atraerá a estudiantes de otras provincias?
—Sí, pueden venir, porque hay especialidades, como Flamenco o Gestión Cultural, muy especiales. El Conservatorio hace a Jaén una ciudad más atractiva para venir.
—¿Por qué no se han integrado los restos arqueológicos?
—Esto al final es una cuestión de competencias y de estudiar cómo se puede hacer. Estamos trabajando el expediente con la Consejería de Cultura, que es la responsable de Patrimonio, pero la zona afecta al sistema educativo y, aunque en principio estaba pensada la integración, hay que esperar a ver qué nos dicen. Eso sí, se van a poner en valor seguro.
—¿Cree que los profesionales y las familias que salieron a la calle hace unos meses tienen motivos para estar contentos?
—Yo soy respetuosa con las manifestaciones que pueden hacernos poner el foco sobre determinados problemas, pero la verdad es que nunca hemos entendido desde la Consejería esas protestas, porque es verdad que hemos tenido muchas vicisitudes desde que se puso la primera piedra, pero a veces creo que se manipula al ciudadano o se le dice una cosa que no responde a la realidad. Yo considero que cuando se vea lo que es este Conservatorio se desmontarán muchas cosas. Manifestarnos en contra siempre está dentro de lo posible y razonable, pero hay veces que lo que falta es paciencia y escucha activa. Considero que ha habido una intención de que parezca que no lo estábamos haciendo.
—¿Qué peso tiene la música en la enseñanza andaluza?
—La música es importante en todas las etapas y los alumnos se acercan a ella desde Educación Infantil. Está presente en Primaria, en Secundaria... Es verdad que a partir de los quince años se convierte en una opción, pero paralelamente tenemos las enseñanzas especializadas. Disponemos en Andalucía de la red de conservatorios más grande de España y, por lo tanto, la música es muy importante en nuestro sistema. Tenemos 87.000 alumnos en este tipo de enseñanzas y son una apuesta de la Junta.
“Hay un punto en el que hay que poner el foco en el niño, porque tienen que socializarse y aprender cómo es vivir en sociedad, no los podemos privar de la posibilidad de esas relaciones en la escuela”
—¿Qué es lo que más preocupa de la educación andaluza?
—Lo más preocupante es la diversidad del alumnado. Cada vez tenemos menos niños, pero más diagnosticados con necesidades especiales educativas, lo que ha hecho que el presupuesto es ahí donde más suba, más de un setenta por ciento en los últimos cinco años. Tenemos catorce mil profesionales dedicados a necesidades educativas especiales. Para mí, ese es el reto. ¿Por qué? Porque el sistema tiene que jugar con otro concepto que es fundamental: la inclusión. Esos niños tienen que estar en las aulas ordinarias de la mejor manera posible, aunque haya excepciones, lo que significa que nuestros docentes tienen que formarse en atención a la diversidad. El segundo reto tiene que ver con las infraestructuras educativas. Nosotros tenemos cuatro mil centros públicos, algunos de ellos de los años sesenta, si no son de los cincuenta o cuarenta... Hay que repensar cómo hacemos la educación. El último es el reto demográfico. Como sociedad, cada vez tenemos menos niños y, por lo tanto, hay que hacer un esfuerzo combinado por mejorar el empleo, el acceso a la vivienda, dar estabilidad a los jóvenes para que intenten la aventura de la maternidad y, en este sentido, yo creo que es un buen momento para ello.
—¿Son preocupaciones comunes a la provincia de Jaén?
—En Jaén nos preocupa mucho el descenso de alumnado que, en proporción a la población escolar de otras provincias, es más acusada. Muchas veces se habla de pérdida de unidades, pero es que no hay niños para ponerlas en funcionamiento. Sí vamos a hacer un esfuerzo por mejorar la ratio. Otra preocupación es la climatología, por lo que ya se han hecho sesenta y siete obras de climatización en la provincia, vamos a hacer diecisiete más, con una inversión de más de siete millones de euros, y vamos a poner a disposición de los centros fondos que permitirán adoptar medidas de confort climático en función de las necesidades.
—¿Usted es partidaria de mantener centros abiertos con pocos alumnos o de unificar para socializar?
—Mi opinión es que hay que estudiar caso a caso. Siempre digo que, cuando cerramos una unidad, hemos estudiado todas las opciones. Hay un punto en el que hay que poner el foco en el niño, porque tienen que socializarse y aprender cómo es vivir en sociedad, no los podemos privar de la posibilidad de esas relaciones cinco horas cada día, porque la escuela es convivencia, respeto y aprender mucho más que lo que enseñan los libros. Mientras podemos, mantenemos las unidades, pero hay un punto en el que hay que llevar a los niños donde están los otros.
—¿Está estabilizada la plantilla docente ya?
—Estamos en ello. Yo siempre digo que el esfuerzo que se ha hecho por parte del Gobierno de la Junta de Andalucía para esa estabilización en los últimos años es muy importante, porque se han sacado treinta mil plazas, ocho mil en este último curso, tenemos previstas casi seis mil el año que viene... Es verdad que el acuerdo al que hemos llegado con las organizaciones sindicales va mucho en ese sentido de estabilizar los puestos docentes, pero tenemos medidas efectivas más cortas en el tiempo, como los tres mil profesores de refuerzo que se han incorporado a los centros para afianzar competencias, pero la estabilización de la plantilla es importante porque, a pesar de que tenemos menos alumnos, sí disponemos de más profesores y ese número nos va a permitir la bajada de las ratios y hacer otras estrategias pedagógicas y didácticas que son interesantes y que pueden favorecer la mejora del aprendizaje y la mejora de la educación.
—¿Qué papel cree que debe jugar la tecnología en las aulas?
—En Andalucía tenemos unas instrucciones claras en las que se dice que el uso de recursos tecnológicos es siempre con fines pedagógicos. Se ha hecho una inversión de cuatrocientos millones de euros para dotar digitalmente a nuestros centros educativos conscientemente, porque vivimos en un mundo digital. Otra cosa es el uso indiscriminado que se produce fuera de las aulas. Regalamos móviles con ocho años, por lo que es muy difícil luego prohibir. La Agencia Digital de Andalucía pone a disposición de las familias recursos para el control parental. Tenemos 880.000 alumnos que tienen libros de texto gratuitos, por lo que se usa lo digital y también se escribe en la libreta, que es muy importante y que no falte.
—¿Cómo combate la Junta los bajos índices de lectura?
—Tenemos un Plan de Lectura fantástico. Otra cosa es la sociedad. Antes, en el transporte público, todo el mundo llevaba un libro. Ahora estamos todos con el teléfono móvil en la mano. En los centros educativos se lee, pero la continuidad tiene que ser en el entorno y en el hogar. Debemos leer periódicos y libros, pero lo que nos preocupa es que parece que nuestros niños no tienen interés en la literatura, cuando ellos lo que tienen que aprender es a encontrar sus propios libros que les abran las puertas a la lectura. Yo creo que hay autores españoles interesantes para ellos, pero hay que darles ejemplo como sociedad de que la lectura es más que una obligación, porque es una devoción.
—¿Qué falla para que la autoridad docente esté cuestionada?
—Este Gobierno ha hecho la parte formal, que es la Ley de Reconocimiento Docente, que se aprobó en la legislatura pasada. Tenemos que poner en valor lo que hacen nuestros maestros, porque en Andalucía estamos en muy buenas manos, pero la profesionalización significa respetar lo que el otro sabe hacer, y eso parece que no lo hacemos cuando cuestionamos continuamente el trabajo de nuestros docentes. La cuestión es que el género humano aprende con ensayo-error y nuestros alumnos tienen que equivocarse para que los profesores, que son los que saben, puedan corregir. En los centros se enseña y los niños tienen que venir educados de sus casas, y el primero es el respeto. ¿Por qué cuestionamos a quienes dejamos en sus manos lo que más nos importa? Además, cuando el alumno ve que cuestionamos a un profesor, se pierde la confianza.
“Trabajamos en la simplificación de todos los procesos burocráticos y en la digitalización para que el profesor tenga más tiempo para la docencia en lugar de dedicarse al papeleo”
—¿Hay demasiada burocracia?
—Si entendemos la burocracia como hacer papeles que no sirven para nada, yo creo que no es tanta. La diversidad supone que, cuando veo que un alumno tiene una necesidad específica de apoyo, tengo que hacerle un programa de refuerzo, por lo que ese papel lo tengo que hacer. Nadie interviene en un proceso sin tener un plan antes, eso es básico. Ahora bien, una vez que está hecha la programación, ya lo único que queda es la planificación. Luego están los procesos de evaluación, que la Lomloe los ha complicado muchísimo y ha generado una gran cantidad de documentación. Parte de lo que hacemos es necesario, pero trabajamos en la simplificación de todos esos procesos y en la digitalización para que el profesor tenga más tiempo para la docencia.
—¿Por qué se conciertan plazas de Formación Profesional y no de Bachillerato?
—Tenemos un sistema educativo estable, con el ochenta por ciento público y el veinte, más o menos, concertado. Cuando nosotros analizamos las necesidades de escolarización en un escenario en el que hemos perdido más de 120.000 niños en los últimos años, que afecta a todos los niveles, quizás ya no es tan necesario el concierto del Bachillerato en sí y es mucho más interesante concertar ciclos formativos o unidades de apoyo a la educación especial. No existe un conflicto en ese sentido. La Formación Profesional es una apuesta del Gobierno.
—¿Tienen la misma preparación los profesores de la concertada que los de la pública?
—Desde el punto de vista de la formación inicial, sí, porque es un requisito. Nadie puede dar clases sin titulación correspondiente, pero la formación permanente es la que marca las diferencias. Hay un esfuerzo por parte de la Administración pública por seguir formando a ese profesorado.
—¿Están preparados los docentes para el mal uso del alumnado de la Inteligencia Artificial?
—Hemos hecho un esfuerzo, tenemos más de un noventa por ciento del profesorado que ha acreditado su competencia digital y siguen formándose.
—La solución al calor en centros sin climatización está en recoger a los niños a las doce. ¿Qué pasa con la conciliación?
—Nos hemos dado como sociedad un instrumento de conciliación muy poderoso: los centros educativos. A veces se habla más de servicios que de enseñanza, entre aulas matinales, transporte escolar, comedores. Es verdad que hay un protocolo para situaciones de calor, desde hace diez años y que nosotros hemos actualizado, que se pone en marcha en provincias como Jaén, Sevilla o Córdoba, pero es cierto que los centros educativos siguen abiertos y se oferta a la familia la posibilidad de que los recojan a las doce, pero si no quieren o no pueden, no pasa nada.
—Pasan calor...
—Pasamos calor todos. Hace veinte años teníamos calor en la casa, en la tienda, en el cole... No había aire acondicionado. Ahora hay en todos los sitios y va haciendo falta en los centros educativos.
—¿Habrá Conservatorio de Danza en Jaén?
—Sois insaciables los jiennenses (ríe). Estamos trabajando en el estudio de necesidades, porque Cultura ha valorado el suelo en el que se va a llevar a cabo y se hará. Es un equipamiento que requiere mucha inversión y hay que analizar las prioridades.
—¿Qué visión tiene de Jaén?
—Me gusta Jaén y, además, es un sitio de recuerdos de la infancia. Es una provincia por la que hay que pasar, no como la mía, y creo que para el Gobierno andaluz es prioritaria en inversiones, en atender las necesidades en una tierra con mayor dispersión de población y en la que tenemos lo mejor del mundo, el aceite de oliva. Yo creo que hay que poner en valor Jaén y Andalucía. A los andaluces nos sobra resignación y nos falta orgullo de hacer las cosas que, como pueblo, es determinante.