“Los tractores de los agricultores volverán a la calle con más fuerza”

Entrevista a José Ramón Carmona Sánchez, portavoz del PP en la Comisión de Agricultura, Ganadería, Pesca y Desarrollo Sostenible

07 feb 2021 / 17:14 H.
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Conoce a la perfección la singularidad del sector del olivar y aplaude hasta la saciedad el trabajo que realizan los agricultores siempre y, especialmente, en plena pandemia, quienes son capaces de sostener la soberanía alimentaria sin que se reconozca, económicamente, lo que cuesta su esfuerzo. José Ramón Carmona Sánchez (Antequera, 1976) se declara abiertamente en contra del decreto de convergencia de la Política Agraria Común (PAC) y anima al Gobierno central a incluir la agricultura en la agenda política, algo que echa de menos.

—¿Cómo vive esta pandemia?

—Con mucha preocupación, sobre todo en esta tercera ola, donde teníamos la esperanza puesta en la vacuna, pero el lento ritmo nos hace temer lo peor. Hay que sacar fuerzas, no queda otra.

—¿Cómo ve el comportamiento del sector durante esta grave crisis sanitaria?

—Excelente. Estamos en los mejores registros históricos de explotación agroalimentaria, con más de 6.500 millones de euros de exportación en Andalucía, que nos sitúan muy cerca de Cataluña. No es una competición, pero somos uno de los territorios con más pujanza, con más capacidad de innovación y tractor de la economía. Hablamos de un porcentaje que supera ya el 11% del Producto Interior Bruto de Andalucía la industria de la agricultura, pesca y ganadería y un 10% del empleo, aunque en provincias como Jaén como más. Ese sector tan esencia, que así fue declarado, es el que mejor se ha comportado. Cuento como anécdota que, cuando no eran capaces de suministrarnos mascarillas, además nos decían que no eran necesarias, nuestra comunidad demostró que éramos capaces de llevar alimentos hasta todos los europeos garantizando la soberanía alimentaria. Eso deben saberlo en Europa y en la Moncloa.

—Justo ahora hace un año de las movilizaciones que quedaron paralizadas por la pandemia. ¿Cree que son protestas que hay que retomar?

—Sin duda. Yo digo una frase muy contundente, si me permite: “En Moncloa, los burócratas y publicistas que se han instalado en los mandos del Gobierno no conocen el ruido de los tractores que van a sonar con mucha fuerza, porque, insisto, los agricultores tienen la sensación de que las patadas van siempre al mismo culo. No hay sector que haya hecho un mayor esfuerzo, en los últimos años para adaptarse a las medidas de sostenibilidad, de capacidad de innovación en todo lo que significa esa transición necesaria hacia un mayor respeto por el producto... Vemos que no pasa eso con los productos de terceros países y la sensación de los agricultores es que ellos hacen un esfuerzo terrible y, además, son conscientes de ello, porque cuando se sube el diesel, se suben los impuestos, no se reconoce el valor del esfuerzo, en general, no solo en Educación permitiendo que los niños aprueben y pasen de curso, en Agricultura pasa lo mismo, da igual lo que te esfuerces y lo que produzcas, parte de nuestra renta se va a ir a otras comunidades con más hectáreas y menos productivas. No tiene ningún sentido, por lo que los tractores volverán y con fuerza.

—En un contexto en el que está clara la firme apuesta por la calidad del aceite de oliva virgen, reconocida en todo el mundo, ¿por qué cree que los precios no reconocen ese mérito?

—Es una pregunta difícil, porque no hay una solución fácil. Son coyunturas muchas veces, es cierto que los precios se están ponderando un poco, esperemos que sigan elevándose, hay una cosecha, al 80%, que será buena... Dicho esto, tiene que ver con muchos factores. Yo digo que se habla poco de los costes del agricultores, que cada vez son más altos, por lo que los precios deben ser mucho más altos para ser competitivos. La Unión Europea tiene que hacer un esfuerzo para que no entren productos de terceros países, porque todos los europeos sabemos que, hoy en día, tenemos que tener fábricas de vacunas en Europa, de mascarillas, no cometamos el error de no creer que las fábricas de producción de los alimentos de primera calidad y necesidad tienen que estar también en Europa y, en este sentido, Jaén es la despensa del aceite de Europa. Creo, sinceramente, que con un mayor reconocimiento al valor del trabajo que se hace al agricultor, el mercado pondrá mejores precios. También habrá que corregir en la cadena determinados abusos, para eso están la administraciones.

—¿De qué manera?

—Con la persecución de los delitos y con el freno a la competencia desleal. Hay un ejemplo muy gráfico con el tema de la Política Agraria Común: si Alemania o Estados Unidos aprobaran un sistema de ayudas para la automoción, lo que nunca harían sería perjudicar a las ciudades con mayor automoción. Eso es lo que está haciendo el Gobierno de España, está planteando un reparto de la Política Agraria Común a nivel nacional en el que los más perjudicados sean los más productivos, sobre todo Jaén. Es que puede que parte de las rentas que puede perder un agricultor con olivar en pendiente, vaya a un olivar intensivo o superintensivo. Las pequeñas y medianas explotaciones son las que están amenazadas si sigue adelante este plan de planes. ¿Por qué no hablan del modelo definitivo que quieren implantar, por qué no nos dicen si quieren quitar la figura del agricultor pluriactivo?

—¿A qué se refiere?

—Me refiero a los pueblos en los que hay personas que tienen un complemento de renta en la agricultura, lo que les hace poder seguir viviendo en su pueblo, por lo que si se lo quitas, porque lo obligas a ser un agricultor genuino, eso condena al mundo rural a no poder vivir de la agricultura y a que las explotaciones agrarias acaben en manos de grandes fondos de inversión. Ese no es el modelo de Andalucía. Creo que Luis Planas no es consciente de que sabemos lo que hizo en el último verano, porque fue antes consejero que ministro y, cuando era consejero, decía lo contrario a lo que está haciendo como ministro. ¿Cómo es posible que un ministro cordobés, en su propia tierra le declaren persona “non grata” los agricultores? No tiene sentido. El tema de los precios no puede solucionarse con una ley de la cadena alimentaria en la que no se tengan en cuenta las leyes del mercado de la competencia, porque al final si hacemos trampa al solitario, lo que habrá es fraude.

—Si me permite la licencia, Luis Planas tiene que aprender de Carmen Calvo, que con el Plan Colce demuestra que sí sabe tirar para su tierra...

—Está claro (sonríe). Luis Planas no es Carmen Calvo.

—La Junta de Andalucía ha criticado la falta de diálogo del Gobierno central con el decreto de convergencia de la PAC. ¿Esto es realmente lo que les duele, o hay algo más?

—Nos duele porque Andalucía está unida. Las organizaciones agrarias están haciendo una declaración en la que habrán tenido que renunciar a sus propósitos para llegar a un acuerdo común. El Gobierno autonómico, además, está amparando ese acuerdo. Si somos la tierra, de toda España, más productiva... Es que no tiene sentido que el Gobierno de España no atienda a esa industria del sector primaria.

—¿Por qué cree que pasa esto?

—Yo creo, de verdad, que en el Gobierno de España están preocupados de otras cuestiones menos importantes en el día a día. En Andalucía hay unidad. Nosotros, en el Parlamento Andaluz, hemos instalado un grupo de trabajo de la PAC que ha escuchado a todo el sector y, después, hemos hecho las alegaciones al dictamen y tenemos claro que los agricultores necesitan ayudas, pero no para subsistir, sino para seguir siendo competitivos, porque la competencia es cada vez más fuerte. El olivar sabe los esfuerzos que ha hecho, décadas atrás, para competir con otros países y hemos visto cómo se han puesto aranceles claramente injustos, que decían que eran culpa de Donald Trump, por lo que creo que el Gobierno de España no prioriza la agricultura como fuerza tractora de lo que significa el progreso.

—¿Por qué no están de acuerdo con el decreto de convergencia?

—No es necesario adelantarlo y, además, plantea que los agricultores tengan la posibilidad de conseguir un porcentaje de menos prestaciones, un dos por ciento este año y otro dos el siguiente, para amortiguar el golpe tan duro que llegará en 2023. Creo que es una falta de escuchar al sector, que ha pedido un SOS.

—Juan Ignacio Zoido ha sido, precisamente, quien ha solicitado a Europa que renegocie el tema arancelario...

—Es fundamental. Yo creo, sinceramente, que en Bruselas hace falta una política agraria de España más activa, porque a Pedro Sánchez, aparte de referirse al jamón serrano de Extremadura en campaña electoral, no le escuchamos hablar de agricultura. Es un drama que países competidores directos nuestros no tengan aranceles y, en realidad, es porque no se ha hecho un esfuerzo en intentar una negociación con el tema de Airbus. Pagan los agricultores porque alguien ha creído que son el menor de los problemas.

—¿Tiene una oportunidad el olivar tradicional con los objetivos del “Green Deal” de la PAC?

—Sin duda, pero si lo que te doy por un lado te lo quito por otro... La provincia de Jaén es la demostración de que los pueblos han salido adelante gracias a un esfuerzo de concentración. Necesitamos salir a nuevos mercados.

Jaén
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