Los sindicatos policiales apoyan la intervención en el altercado

Destacan que los agentes se vieron obligados a repeler una agresión previa

    11 jun 2016 / 10:33 H.

    Los cuatro sindicatos profesionales del Cuerpo Nacional de Policía respaldan la intervención efectuada por los agentes durante el altercado registrado, el pasado martes, con una familia de etnia gitana de la capital y que acabó con la detención de cinco personas. Hay que recordar que los arrestados denunciaron públicamente “el exceso de violencia” protagonizado por los funcionarios, algo que calificaron, incluso, como “de acto de racismo”. Ahora, el Sindicato Unificado de Policía (SUP), la Confederación Española de Policía (CEP), la Unión Federal de Policía (UFP) y el Sindicato Profesional de Policía (SPP) han emitido un comunicado conjunto —algo de lo que existen escasos precedentes— para apoyar “rotundamente” el trabajo de sus compañeros. Al respecto, la nota asegura que los agentes se vieron obligados a repeler “un agresión previa” con los medios de dotación individual con los que cuentan, es decir, con la defensa reglamentaria —una porra —.

    Del mismo modo, instan a los detenidos y a sus familiares a que depositen ante la autoridad judicial los vídeos que dicen haber grabado sobre las supuestas agresiones sufridas por parte de la Policía. “Si es así, que los lleven al juzgado”, explica Javier Ortiz, secretario general del SUP, que ejerce de portavoz de los demás colectivos. La familia Reyes sostiene que algunos de sus miembros fueron golpeados cuando estaban engrilletados y ya en el suelo. “Nos cuesta creer que eso sea así. Si dicen que tienen los vídeos, que se los lleven al juez. Lo que no se puede es acusar sin pruebas”, añade.

    Los hechos se produjeron el pasado martes en la vivienda que este clan ocupa en el paraje de La Imora, frente a la fábrica de cervezas. Una patrulla se personó en el domicilio para identificar a uno de los hermanos, por su supuesta participación en un robo. Los agentes le pidieron la identificación y, según la versión de la Comisaría, el hombre se negó. Poco después, salió de la casa uno de sus hermanos que, presuntamente, arrojó un casco de moto a los funcionarios. La situación se puso fea y los policías tuvieron que pedir refuerzos. En concreto, se personaron hasta seis patrullas en el lugar. La intervención se saldó con cinco detenidos —el patriarca, tres de sus hijos varones y una de sus nueras—. La familia denunció que hubo un exceso de violencia y mostraron públicamente los moratones y golpes. La Comisaría defendió que los agentes utilizaron “la fuerza mínima imprescindible” para salvaguardar su seguridad y reducir a los participantes en el altercado.