La primavera, moderada en polen
Expertos prevén una incidencia de entre 3.000 y 5.000 granos en Jaén
Ya llegó la primavera y eso es sinónimo de que vuelve la alergia. Son muchos los afectados en la provincia de Jaén por el polen del olivo y que en los próximos meses sufrirán las consecuencias de la incidencia de estos granos en el aire. Así, la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (Seaic) prevé que en Jaén haya una primavera moderada, con en torno a 3.000-5.000 granos por metro cúbico. Y es que, este año, debido a la falta de lluvias en el otoño y en el invierno, se prevé que esta primavera cuente con unos niveles de pólenes de gramíneas más bajos de lo habitual, lo que contribuirá a una disminución de los síntomas alérgicos en los pacientes.

La zona que tendrán una incidencia intensa durante esta primavera será en Extremadura, en las provincias de Cáceres y Badajoz, mientras que en Sevilla, Córdoba, Jaén, Toledo y Madrid, será más moderada. En el resto del país, el polen tendrá un efecto leve o muy leve. Así lo señalan desde Seaic, que destacan que cada vez hay más alérgicos debido al cambio climático, ya que aumenta la concentración de granos, un mayor tiempo de exposición y, por último, más agresividad de estos. “El aumento de la temperatura ocasionado por el cambio climático junto con los gases de efecto invernadero como el CO2, actúan como fertilizante de las plantas contribuyendo al aumento en la producción de pólenes. La subida de las temperaturas está adelantando el periodo de polinización y retrasando su finalización, incrementando así el ciclo de exposición a los pólenes”, explicó Ángel Moral, presidente del Comité de Aerobiología de la Seaic.
Por otro lado, las lluvias tienen una alta incidencia en la alergia, ya que existe una relación directa entre las concentraciones de pólenes durante la primavera con factores meteorológicos como la lluvia y la temperatura de los meses previos de otoño e invierno. Por ello, la falta de precipitaciones en el invierno han favorecido la presencia de forma mantenida en la atmósfera de los pólenes de cupresáceas, como cipreses y arizónicas, con niveles muy elevados en muchas ciudades de España, como por ejemplo Madrid, Granada, Jaén, Córdoba, Talavera de la Reina o Toledo.
“Es importante recordar que la lluvia afecta a las concentraciones de pólenes de dos formas: una de ellas beneficiosa para los alérgicos y otra perjudicial”, señaló el alergólogo, que añadió: “A corto plazo la lluvia humedece los pólenes que hay flotando en la atmósfera, aumentando su peso y favoreciendo su depósito en el suelo impidiendo que puedan penetrar en las vías respiratorias, lo cual disminuye los síntomas de los pacientes alérgicos cuando esté lloviendo. No obstante, a largo plazo, las precipitaciones favorecen el crecimiento de todas las plantas, especialmente de las gramíneas, lo que contribuye a un mayor desarrollo y a un aumento en la producción de pólenes de gramíneas que, en el momento de floración se van a dispersar por la atmósfera, y como consecuencia, los alérgicos van a experimentar un aumento de sus síntomas”.
Por este motivo, esta primavera se prevé que la alergia tenga una menor incidencia en la población, aunque de todas formas habrá entre 3.000 y 5.000 granos por metro cúbico en el aire durante los próximos meses, cuando el olivo esté en plena floración, con alta repercusión en los alérgicos.