La Magdalena sigue fiel a sus curativas rosquillas de San Blas
Decenas de jiennenses y visitantes acuden a la parroquia, como marca la tradición, a por sus rosquillas

La parroquia de La Magdalena acogió sin falta, como marca la tradición, la festividad de San Blas. Comenzó el pasado día 26 de enero con la celebración de la novena y acabó ayer, día de su onomástica. Pero por lo que es conocida esta festividad es por la elaboración de las rosquillas de San Blas, que realizan y venden en este intervalo de tiempo, famosas por ser bendecidas con agua bendita y que, según las costumbres, cuentan con el poder de curar la garganta de diversos males. Antonio Gallardo Martínez, colaborador de la parroquia y responsable del equipo de Cáritas de la congregación, recalcó: “Esto es una tradición de muchísimos años, yo era pequeño y San Blas ya era una cosa importante en la ciudad de Jaén, una tradición que muchísimas familias no solo del barrio, sino de toda la ciudad y para mucha gente de fuera”. Por su parte, el sacristán de la parroquia, Juan López Montes, aseguró: “Lo fundamental es no perder las tradiciones”. Enfatizó en la importancia de esta actividad, que “sufraga la gran parte de costes de las actividades que se realizan en la iglesia”.
“En estos nueve días vendemos en torno a 9.000 bolsas y el precio es 1,20 euros”, explicó el sacristán. A lo largo de la mañana, se acercaron decenas de vecinos del barrio y de toda la ciudad a por las rosquillas, así como varios grupos de turistas curiosos por el tumulto. Ángeles Ortega y Paqui Gallardo son dos vecinas que todos los años van a comprarlas desde que eran jóvenes y afirman que sienten “un cariño especial”. Paqui, por su parte explicó: “A mí me quitaron un nódulo en la garganta y le tengo mucha fe. Somos de San Bartolomé y aunque no seamos de esta parroquia, venir a por las rosquillas es una cosa que hemos visto siempre”. El responsable de Cáritas explicó que la venta “es una inyección casi fundamental para la parroquia”, y añadió: “Es un barrio social muy complicado y la parroquia necesita muchísima ayuda económica para poder subsistir a lo largo del año, si no, sería prácticamente imposible abarcar y realizar todas las actividades que hacemos”.