La lluvia y el viento tiran la aceituna y hacen más lenta y difícil la recogida

Las posibilidades de conseguir aceites vírgenes o extra casi se terminan porque se empieza a recolectar del suelo

21 ene 2016 / 09:36 H.

Las varas tienen menos trabajo, a diferencia de las sopladoras, que cuentan con una enorme faena. Como pasa muchos años, el final de la campaña de recogida de la aceituna resulta más complicado. Hace unas semanas, los temporeros se quejaban de que no llovía, que el fruto se encontraba tremendamente verde y se agarraba al árbol —con todas sus fuerzas— para sobrevivir, ya que la poca agua que le entraba lo hacía por medio de la sabia.

Ahora, la situación ha dado la vuelta. Por la noche, hace frío, por lo que el rabo que une el fruto al olivo se ha debilitado e, incluso, existen muchos casos en los que se ha partido. Además, la lluvia ha engordado la aceituna, por lo que no cuenta con esa necesidad imperiosa de que el árbol le dé de beber. También la propia ley de la gravedad favorece su caída. Sin embargo, a estas condiciones naturales se le unen la situación meteorológica de la provincia. Ha llovido y ha hecho mucho viento, por lo que existe una enorme cantidad de fruto en el suelo. Por eso, muchas cuadrillas cambian la fórmula de recolección en el campo.

Se busca, ante todo, el resultado. Por eso, miran a la almazara y a la cooperativa y ya tienen claro que extras o vírgenes son difíciles de obtener. Mucha aceituna está negra, por lo que pierde el carácter frutado. Hay quienes todavía separan el fruto de vuelo del que está en el suelo. No obstante, casi no existe diferencia en el precio. Por eso, la mayoría coge la sopladora y agrupa todo el fruto que está en el suelo hasta meterlo en los lienzos. Y luego pone el fardo para que, con dos golpes de vibrador, caiga lo que todavía queda en las ramas. Precisamente, la lluvia hace que muchos jornaleros tengan que ir hasta a las escorrentías o canales que existen en las fincas en busca de las aceitunas.

Resulta difícil hacer un cálculo de la evolución de la recogida, ya que depende de las fincas y de las zonas. En cambio, nadie duda de que se ha superado el 80% e, incluso, muchas comarcas afrontan el 90% de la recolección. Los vírgenes extra que llegarán al mercado pertenecen a la aceituna que se llevó antes de que comenzara este año, ya que, en cuanto que se maleó la meteorología, el fruto evolucionó con más agua a la hora de la molturación y mucho se cayó al suelo, por lo que ahora se está en plena de producción de aceites de oliva lampantes, que también cuentan con su interesante cuota de mercado —los que más— y se pagan a buen precio debido a la incertidumbre que existe sobre las existencias de zumo de aceituna para abastecer al mercado. Ayer, casi nadie salió a recolectar ante la lluvia. Hoy se espera que muchos jornaleros vuelvan, salvo los que usan maquinaria pesada, que esperarán un día más.