La Guardia Civil acecha a los “copiones” del examen teórico
Los agentes detectan a nueve personas que usaban móviles para poder aprobar


La Guardia Civil se ha visto obligada a incrementar la vigilancia en los exámenes para la obtención del carné de conducir. ¿El motivo? La presencia de suplantadores profesionales, que se hacen pasar por otra persona para superar las pruebas, tanto la teórica como la práctica. Y también de “copiones”, que pagan entre 2.000 y 3.000 euros para que mafias profesionales les aporten los aparatos electrónicos necesarios para poder pasar el teórico sin estudiar. Solo en el último año, los agentes han detectado a nueve personas que iban “bien equipadas” a los exámenes celebrados en la provincia: móviles ocultos entre las ropas con los que fotografían las preguntas y las envían al exterior; y pinganillos casi invisibles con los que alguien les “sopla” las respuestas desde fuera. También investigan por un delito de suplantación de personalidad y falsedad a otras siete personas, que fueron sorprendidas cuando se hacían pasar por otro para hacer la prueba.
Este engaño, fundamentalmente, lo realizan ciudadanos de África o chinos, que hacen los exámenes en lugar de un compatriota que encuentra dificultades con el idioma o para entender los conceptos de circulación. Se aprovechan del parecido físico que, a nuestros ojos, pueden tener muchos de ellos, y de que las fotos que figuran en los documentos suelen ser en blanco y negro, para pasar desapercibidos. También alteran o falsifican los documentos de identidad para que figure el rostro del suplantador. De hecho, la gran mayoría de los investigados en Jaén por estas cuestiones en el último año son ciudadanos nacionales de Pakistán, Malí o Senegal. Estas prácticas sí que están perseguidas por el Código Penal, pues suponen un delito de falsedad y otro de usurpación. Lo que no está castigado es copiar en los exámenes: si pillan a un tramposo, el examen únicamente se declara nulo, sin mayores consecuencias ni tan siquiera administrativas. Debido a que el riesgo es mucho menor, está de moda tratar de aprobar con una “ayudita” tecnológica externa. En Jaén se han detectado últimamente casos más que llamativos: una microcámara adherida al botón de una camisa que transmitía señal en directo de los impresos y conectada a un pinganillo casi invisible oculto dentro de la oreja del aspirante. Ese sistema permitía que alguien le fuera aportando las respuestas de la prueba desde el exterior.
A raíz de estos casos, el Grupo de Informes y Apoyo a Tráfico (GIAT) del Subsector de Tráfico de la Comandancia de Jaén, los “detectives” de la Guardia Civil para estas cuestiones, ha intensificado los controles en los exámenes. Los agentes acuden a las convocatorias y, de forma aleatoria, solicitan la identificación a un porcentaje elevado de los aspirantes: comprueban el listado de aspirantes, la documentación aportada, las fotografías que constan en el expediente y revisan también las conductas que puedan resultar sospechosas: “Cada vez utilizan medios más sofisticados”, indica uno de los agentes que participa en estos controles casi semanales en las dependencias de Tráfico.