Jiennense del Año 2023: Emilio Lara, ‘homme de lettres’ del XXI

Doctor en Antropología y licenciado en Humanidades, es un escritor que imparte clases en el Instituto Provincial de Educación Permanente de Jaén, una profesión que compagina con la escritura propia de un intelectual contemporáneo

22 abr 2024 / 12:13 H.
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Es uno de los intelectuales contemporáneos con más proyección nacional, un ilustrado del siglo XXI y un auténtico “homme de lettres” que piensa, respira y vive literatura mientras está despierto. Emilio Luis Lara López (Jaén, 1968) recogerá el próximo 31 de mayo el Premio Jiennense del Año, en el apartado de Cultura, en medio de una meteórica carrera en la que no hay más pretensiones que dar respuesta cada día a una necesidad imperiosa de escribir y, a través de la palabra, universalizar a Jaén.

Imposible adentrarse en las profundidades del personaje sin pasar de puntillas por una vida que bebe del manantial de una familia en la que los libros y la música eran como el pan nuestro de cada día. Hijo de Ana López Ruiz y de Isidoro Lara Martín Portugués, tuvo la suerte de aprender gracias a las inquietudes de un padre, perito industrial de profesión en los años del desarrollismo franquista, que jugaba al tenis, fue campeón nacional de tiro con arco y era aficionado a la espeleología, a la caza, a la fotografía y a la escritura, porque este periódico atesora en su hemeroteca más de un artículo, y de dos, para enmarcar. De la quinta de Felipe VI y Alejandro Sanz, nació el mismo año de la Primavera de Praga y creció en el escenario de una educación renacentista que le llevó a conferencias, museos, librerías y tertulias de altura cuando apenas levantaba un palmo del suelo, un ambiente polifacético en el que Emilio Lara, sin embargo, tuvo que atravesar la amargura de estudiar —a medias— la carrera de Derecho antes de adentrarse en el mundo que siempre le apasionó. “Mi padre era un déspota ilustrado que quiso proyectar en sus hijos sus ilusiones”, asegura con el brillo en los ojos. Cumplió el sueño de estudiar Humanidades con premio nacional de Fin de Carrera incluido y de doctorarse en Antropología en aquellos años en los que quiso el destino que el amor llamara a su puerta con una cartagenera de ojos verdes, María José Martínez, con quien comparte vida. Fue entonces cuando decidió cambiar el rumbo para presentarse a unas oposiciones de Secundaria que aprobó en lo que dura un suspiro. Escritor que a veces da clase, tal y como él se define, siempre impartió docencia en la provincia y, antes de llegar al Instituto Provincial de Educación Permanente, donde encontró la felicidad, pisó terreno en Torrredelcampo, en Valdepeñas y, en la capital, en el instituto Fuente de la Peña, donde tuvo el privilegio de tutear a quienes habían sido sus profesores en el Seminario.

Su flirteo con la literatura empezó con el vicio por la lectura de aquel niño que engullía tebeos antes de descubrir a Julio Verne, un autor que consiguió encender su imaginación hasta el punto de llegar a imitarlo, de forma descarada, en un trabajo con el que ganó un concurso el colegio Martín Noguera. “Viaje a Júpiter” fue la primera llamada de un oficio artesanal, el de la escritura, con el que cosecha éxitos sin pretenderlo.

“La gente se cree que la vida del escritor es una vida de focos mediáticos, de ganar dinero, de recibir premios y conocer a gente interesante, pero uno no se hace escritor por eso, sino porque es una llama interna que, en mi caso, me quema”, subraya. Convencido de que el mejor momento del día es el que le permite escribir por escribir, es feliz cuando cierra esas encuadernadas libretas con la satisfacción del deber cumplido. “Para mí escribir es estudiar oposiciones contra mí mismo, donde no hay temario ni garantía de aprobar, sino una enorme incertidumbre”, apostilla. Autor de libros, articulista de revistas especializadas y columnista de periódicos entre los que se incluye esta casa, admite que ahora es cuando tiene la sensación de que empieza a escribir como él quiere. “Venus en el espejo” fue su quinta y última obra, la mejor en un proceso de evolución que considera necesario, lo mismo que el ensayo que tiene entre manos superará a la historia de la fascinante Olimpia Maidalchini en la Roma del siglo XVII. Jaén es mucho más que un paisaje de olivos. Emilio Lara es el ejemplo.

<i>Emilio Lara imparte clases a Marcos Gilabert, Javier López, David Cruz y Helena Carrillo en el Instituto de Educación Permanente. </i>
Emilio Lara imparte clases a Marcos Gilabert, Javier López, David Cruz y Helena Carrillo en el Instituto de Educación Permanente.

“Elegí quedarme en Jaén”

Puede presumir de la publicación de decenas de artículos en revistas universitarias y centros de investigación españoles, italianos y franceses, de su participación en la elaboración del Diccionario Biográfico Español de la Real Academia de la Historia y, por supuesto, de sus cinco obras literarias, todas ellas publicadas en Edhasa y muy bien acogidas por la crítica y el público: “La cofradía de la Armada Invencible” (2016), “El relojero de la Puerta del Sol” (2017), obra por la que recibió el XXIV Premio Andalucía de la Crítica y el XIX Premio de Novela Histórica Ciudad de Cartagena, “Tiempos de esperanza” (2019), novela ganadora de la segunda edición del Premio Edhasa Narrativas Históricas, “Centinela de los sueños” (2021) y “Venus en el espejo” (2023). Sin embargo, además de docente y novelista, es conferenciante, organizador de cursos y, por encima de todo, lector. “Es imposible escribir sin ser un vicioso de la lectura, me gusta escribir, pero mucho más placentero es leer”, dice. Aprende con obras de compañeros, algunos internacionales y con nombre de mujer, como Siri Hustvedt, Hillary Mandel, Svetlana Aleksiévich, Maggie O’Farrell... “Estoy todo el santo día escribiendo y leyendo”, dice sin ambages.

¿Por qué decidió hacer carrera desde Jaén? También responde sin rodeos: “Yo vivo en Jaén porque quiero”. Tuvo ofertas para dirigir las Humanidades de una universidad privada, incluso de dos, pero las rechazó porque quería hacer su vida en su ciudad, vital y profesional, una especie de reto consigo mismo del que no se arrepiente. Lo mismo que Miguel Delibes no se movió de Valladolid, Emilio Lara sigue perenne en el paisaje jiennense sin más leña que la que arde.

Y, atentos: “Jaén para mí es una tierra de oportunidades, de promisión, podemos convertirnos en la California del Sur de Europa, está en nuestras manos, el problema es la falta de autoestima colectiva, nos damos cuenta de nuestras bondades en paisaje, gastronomía o arquitectura cuando viene alguien de fuera, nos habla con las eses y nos lo hace ver. Hemos sido una provincia olvidada, pero no hay una conspiración nacional e internacional contra Jaén, sencillamente es que no hemos reivindicado. Quise quedarme en Jaén para demostrarme a mí mismo que se podía escribir e intentar tener éxito en Jaén y reivindicarnos a nosotros mismos”. Nada más que añadir.

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Juan Eslava Galán, escritor: “Es la figura de escritor profesional”

Recuerda cuando, en aquellas tertulias anteriores a la transición, un grupo de intelectuales jiennenses daba cobijo a un niño que, con los ojos bien abiertos, seguía la conversación de quienes siempre consideró verdaderos maestros. Allí estaba Emilio Lara, junto a Juan Eslava Galán, una eminencia literaria que habla maravillas de él.

Primero valora al protagonista desde el punto de vista personal: “Es una excelentísima persona, un tío generoso, inteligente, cordial y muy de Jaén”. Y, desde el punto de vista profesional, subraya: “No voy a exagerar, ni esto es por cariño ni por ser jiennense como yo, pero probablemente sea el escritor de novela histórica que tiene más porvenir en el panorama español, sin duda alguna, no sólo por las novelas que ha sacado y por un ensayo que está a punto de publicar importante, sino también por su trayectoria”. Admite que se trata de alguien “muy riguroso en su trabajo”, que representa la figura de un escritor profesional “como la copa de un pino”. Apostilla Juan Eslava Galán: “Yo sólo tengo elogios y esperanzas sobre él, porque se podía haber conformado con repetirse, una vez que tiene la fórmula, pero no”. Añade: “Lee mucho, de los autores que yo conozco es el que más lee sin lugar a dudas, y eso es muy importante para evolucionar en el estilo, algo que los escritores muchas veces olvidamos. En cada libro se ve su avance en el arte de la literatura, el último siempre es mejor que el anterior”. En cuanto a su relación con la provincia, de la que Emilio Lara renunció siempre a emigrar, dice: “A Jaén, los que estamos fuera y la queremos, la echamos continuamente de menos; él se ha afincado en Jaén porque aunque no tengamos tren y sigamos estando tan aislados, ya tenemos nuevas tecnologías y ya uno no se siente tan aislado. Él es la demostración de que para triunfar no hay que irse de Jaén”.

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Miguel Viribay, pintor, profesor, crítico de arte y académico de Bellas Artes: “Es un hombre excepcional”

“Lo conocí antes de conocerlo”. Con esta frase quiere decir Miguel Viribay, pintor, profesor y crítico de arte, que Emilio Lara forma parte de su vida desde que nació, ya que era amigo de su padre, Isidoro Lara Martín Portugués. “Supe de él siempre, pero empecé a entablar relación en una reunión en torno a los carteles de Semana Santa. Había leído escritos suyos como articulista, recuerdo un estudio que hizo sobre el friso gótico de la Catedral de Jaén que despertó mi interés y que me sirvió para darme cuenta de que estaba ante un intelectual”, subraya. Desde entonces se consideran buenos amigos, de reunión periódica cuando el pintor regresa a su tierra, y telefónica con más frecuencia aún. “Me parece una persona verdaderamente excepcional, por su capacidad intelectual y, de manera pareja, por su sencillez. No es una persona de grupo, sino de soledad, de estudio. Conocemos al Emilio Lara novelista, a lo que llega después de un camino arduo, muy estudiado, que tiene que ver con un proceso de análisis antropológico”, expone Miguel Viribay. Asegura que una de las obras escritas “con solvencia” sobre el olivar tiene como autores a Emilio Lara y a José Luis Anta en la Universidad de Jaén, lo mismo que destaca un estudio sobre fotografía que fue merecedor del premio Alfredo Cazabán. “Es una joya”, apostilla.

Añade: “Lo valoro muy altamente. No hay más que ver lo que tiene su última novela, ‘Venus en el espejo’, una obra intelectual del mundo italiano del siglo XVII con el contacto entre España e Italia a través de Velázquez. ‘El relojero de la Puerta del Sol’ es una obra totalmente distinta. Ahí se ven dos Emilios”.

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Luz Gabás, escritora: “Tiene un divertido humor”

Conoció a Emilio Lara en uno de los cursos de verano que organiza la Universidad Complutense en El Escorial, una relación que continuó en Baeza y en los encuentros que organiza Zenda, la pieza electrónica que incluye a escritores de toda España y que lideran Leandro Pérez y Arturo Pérez-Reverte. La escritora Luz Gabás destaca de la persona de Emilio Lara: “Hemos conversado mucho, esa es la parte oficial, y luego está la extraoficial, cenas, comidas y conversaciones que nos han hecho trabar una buena amistad. Es una persona noble, de palabra, muy organizado, muy trabajador, muy franco... Nos entendemos y coincidimos en muchos aspectos de personalidad. Bajo su apariencia de hombre serio tiene un fino, divertido y afinado sentido del humor”.

En cuanto a su obra dice: “Recuerdo que recomendé ‘El centinela de los sueños’; cuando la leí lo primero que me impactó fue su maravilloso dominio de la lengua, escribe muy bien, tiene un vocabulario muy rico, porque podría crear textos pesados, pero no es su caso. Se nota que es una persona que lee muchísimo y sabe digerir muy bien la información y resolverla de una manera muy atractiva para el lector. Recomiendo especialmente ‘Venus en el espejo’, que es una delicia”. También ella, como su amigo, eligió quedarse en un pequeño pueblo del pirineo aragonés para hacer carrera literaria: “Somos muy parecidos. A Emilio se le nota la pasión que tiene por su tierra, yo conozco Jaén gracias a él, pero no su paisaje, sino su carácter, la gente... Le encanta y transmite lo objetivo y subjetivo, le brillan los ojos cuando habla de Jaén”.

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Sergio Vila-Sanjuán, periodista: “Lleva a Jaén en los labios”

“Conocí a Emilio Lara por medio de su editor barcelonés, Daniel Fernández, aunque nos habíamos cruzado en algún acto cultural de la revista Zenda, donde escribe unos artículos memorables, cargados de inteligencia, conocimientos y elegante prosa. Tuve el privilegio de formar parte del jurado que le concedió el premio Edhasa de Narrativa Histórica 2019 por ‘Tiempo de esperanza’ y he seguido con atención las novelas que ha publicado después, que son cada vez mejores”. Sergio Vila-Sanjuán es, además de un amigo, un periodista y escritor seguidor acérrimo del jiennense, de quien sabe que ya trabaja en un ensayo narrativo que dará mucho que hablar.

“Emilio Lara lleva a Jaén en los labios, en su formación y en su sensibilidad, en su agudeza y en su fino humor. Es un militante y propagandista de su tierra, como demostró en los cursos que ha dirigido en los veranos de Baeza, donde ha convocado a la plana mayor de la narrativa histórica en activo. Lara es una de las figuras en auge de la literatura española; al igual que él está orgulloso de Jaén, hay muchos motivos para que su ciudad esté orgulloso de él. Y yo me siento muy orgulloso de ser su amigo”, subraya. Destaca la calidad de su escritura: “Es un novelista importante, uno de los principales cultivadores y renovadores de la novela histórica en España. Tiene una gran capacidad de reconstruir atmósferas y situaciones del pasado y de hacerlo de una forma muy ágil y, a la vez, muy innovadora, nunca suena a temáticas y estructuras conocidas. Por lo tanto, las novelas más importantes que ha hecho llevan al lector a siglos pasados con mucha gracia”.

Jaén