Espectáculo de disfraces con ingenio, tradición y actualidad
Vuelve a transitar las calles el desfile-concurso tras más de una década



Más de una década sin celebrarse. Es un dato relevante para entender el empeño que anoche le pusieron más de doscientos participantes en el desfile-concurso de Carnaval recuperado por el Ayuntamiento. Desde la Plaza de la Magdalena hasta finiquitar en el nuevo espacio de Roldán y Marín, donde les esperaba una verbena y el fallo del concurso. Optaban a los premios grupos y disfraces individuales. Mucho ingenio como denominador común para exhibir propuestas que van de la tradición a la modernidad y posmodernidad, sin olvidar la actualidad.
A ella se acogió un grupo disfrazado de aceituneros, formando un aguerrido batallón. No está el horno para bollos. Otros prefirieron comparecer como emoticonos y unos atrevidos iban de coronavirus. El Carnaval tiene manga ancha. Aquellas ataviadas con las elegantes líneas de vestir de los años veinte del siglo pasado y algunos —¡Viva la verbena!— se dejaron notar embotellados con algunas primeras marcas de la rubia cerveza. No faltó la de la tierra, por supuesto.
Terminado el desfile empezó la verbena. Y allí se dieron a conocer los ganadores del concurso. En la categoría individual, el primer premio fue para “Medieval” (200 euros) y el segundo para “Inmortalizando los años 20” (100 euros).
En la categoría familiar, el primer premio fue para “Botellines de cerveza” (400 euros) y el segundo para “Cuento de Caperucita” (200 euros). En la tercera categoría el primer premio fue para “Buzos” (600 euros) y el segundo para “Escuadrón aceitunero” (300 euros). Mañana se entregan los premios en Roldán y Marín.