“Es difícil mantener la baja tasa de criminalidad en la provincia”

Diario JAÉN entrevista a Adriano José Rubio Martínez, comisario provincial del Cuerpo Nacional de Policía

16 may 2022 / 12:24 H.
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La impresión de persona distante y extremadamente seria se rompe a los dos minutos de conversación con él. Amable en el trato, con evidencia de timidez y el carácter que otorga la responsabilidad, quienes le conocen saben que es un amigo incondicional. Cambió las matemáticas por regalar seguridad a esos ciudadanos anónimos por los que se desvive en el ejercicio de su profesión. Adriano José Rubio Martínez, de 50 años y natural de Melilla, siente Jaén como su tierra, una provincia que conoce como la palma de su mano y que recomienda para vivir por la tranquilidad que se respira en sus calles. Ocho meses cumple pronto al frente de la Jefatura Provincial del Cuerpo Nacional de Policía.

El máximo responsable de los agentes policiales jiennenses asegura que la provincia tiene una de las tasas de criminalidad más bajas gracias al trabajo de coordinación que desempeñan los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado. Admite que será complicado mantener el ritmo de descenso doce años después.

Agradece la labor de sus antecesores al frente de la Jefatura Provincial de la Policía Nacional y reconoce que aunque la plantilla está bien dimensionado, con un perfil joven, es necesaria la creación de la Unidad de Prevención de Seguridad Ciudadana, sobre todo ahora, cuando aflora la organización de multitudinarios eventos en el Pabellón Olivo Arena. Considera primordial la creación de una nueva sede policial, adaptada a los nuevos tiempos y exigencias

—Lleva ocho meses al frente de la Jefatura Provincial de la Policía Nacional de Jaén. ¿Qué balance puede realizar?

—Es un balance positivo. Hemos salido de una situación complicada, como ha sido la época de pandemia que nos ha tocado vivir, con un buen trabajo realizado por los hombres y mujeres de esta comisaría y ahora retomamos la actividad normal y, por parte de la ciudadanía, con muchas ganas de salir a la calle, de disfrutar y de vivir como lo hacíamos hacer un par de años. Estoy contento con el periodo que llevo de jefe provincial y con los resultados.

—¿Recibió algún consejo del comisario antecesor?

—Hablamos casi a diario, sí, sí. José Miguel Amaya, el comisario principal, tiene una experiencia sobradamente demostrada y le consulto cosas.

—¿Qué significa para usted ser comisario policial?

—Algo que no me esperaba, sinceramente, siendo relativamente joven como soy para un puesto como este. Creo que se dieron unas circunstancias excepcionales para que yo me quedara aquí como jefe provincial y, por supuesto, la confianza que depositó en mí José Miguel cuando trabajé con él.

—¿Cómo se encontró esta casa?

—Muy bien. Yo estuve aquí hasta 2010, en el grupo de estupefacientes de la Comisaría, de tal forma que cuando volví me di cuenta del trabajo excepcional que habían realizado mis antecesores.

—¿Cuál es su principal caballo de batalla desde que llegó?

—No hay un solo caballo de batalla, sino que se trata de un conjunto de actividades las que nos ocupan para buscar solución en beneficio de la ciudadanía. Intentamos distribuir los recursos que tenemos para que sean eficaces.

—Cada ciudad tiene su idiosincrasia delictiva. ¿Qué diferencias encuentra entre unas y otras?

—Hay ciudades que son más tranquilas. Por ejemplo, Úbeda y Andújar no tienen la carga de trabajo de Linares, donde el tráfico de estupefacientes lleva mucho tiempo muy bien asentado. Esa es la diferencia, el volumen de trabajo, porque los delitos se repiten de manera estadísticamente proporcional, de tal forma que Andújar y Linares tienen un número de delitos por estafa o ciberdelincuencia proporcional a la que tiene la capital o Linares.

—¿Cuáles son los delitos que van en aumento?

—Todo lo relacionado con internet tiene una subida exponencial. Es un problema difícil de atajar, necesitamos de la ayuda de los medios de comunicación para que la ciudadanía esté informada y conozca los peligros, porque desde el punto de vista preventivo es muy complicado materialmente, porque no podemos estar encima de la gente que en un momento determinado está haciendo una transacción para que no conteste a un correo electrónico. O el ciudadano tiene información previa, o es complicado que nosotros podamos intervenir.

—¿Está la Policía Nacional preparada para luchar contra este tipo de delincuencia en Jaén?

—Sí, tenemos un grupo dedicado a la ciberdelincuencia con un alto grado de formación, muy implicado en el trabajo y damos una respuesta notable.

—¿Se mantienen los bajos índices de criminalidad de los que habló en su toma de posesión?

—Jaén es una provincia tranquila, es una evidencia. Mis niñas salen a la calle con tranquilidad, no es algo que me preocupe. La tasa de criminalidad, si bien se ha reducido en los últimos doce años, es difícil de mantener en el tiempo. Es como intentar pretender delincuencia cero, algo que es imposible. Ahora mismo estamos en datos de criminalidad muy parecidos a los del año 2019, porque 2020 y 2021 son difíciles de comparar por el poco movimiento de la calle, no había manera de camuflarse para cometer delitos.

—¿Cuál es su objetivo?

—Intentar mantenernos y, si no podemos llegar a esas cifras, estar lo más cerca posible, que la ciudadanía siga notando que la provincia es segura.

—¿Qué puede hacer la Policía Nacional en la lucha contra la violencia de género?

—Es complicado. Las unidades de Participación Ciudadana dan charlas en los colegios para que detecten cuando hay posibles situaciones de malos tratos. Después, es un trabajo del conjunto de la sociedad, de muchos sectores, de organismos públicos y privados, que tienen que seguir trabajando para que esta lacra termine.

—¿Cuál es el perfil del delincuente en Jaén?

—Es bajo. En Jaén no tenemos grupos organizados como, por ejemplo, en la Costa del Sol. El perfil es muy de estar por casa, muy de la provincia, como robos con fuerza, alguno con violencia, muy poco... Aquí no hay robos de vehículos de alta gama, no hay atracos a entidades bancarias o joyerías... La delincuencia es muy de la provincia, se nos mueven de Úbeda a Linares, de los pueblos acuden a Jaén, nada más. Hay excepciones, de gente que baja de Madrid y, puntualmente, grupos itinerantes pueden pasar por aquí.

—¿Cómo está la plantilla?

—Bastante bien. Yo recuerdo cuando llegué a Linares que estaba al 69% de ocupación y, a día de hoy, la provincia está en un 90%, por lo que el nivel de ocupación es bastante bueno.

—Pero no da para una Unidad de Prevención de Seguridad Ciudadana, ¿no?

—Exacto y, además, se trata de un instrumento muy útil. Por ejemplo, ahora el Olivo Arena nos da una carga de trabajo extraordinaria. No llegamos a ese nivel, pero el jefe superior sabe que es la asignatura pendiente de Jaén y está con nosotros.

—¿Cómo lo resuelven?

—Pidiendo refuerzos a la Jefatura Superior. El ejemplo más reciente está en la Romería de la Virgen de la Cabeza de Andújar, donde hemos tenido caballería y unidades preventivas de seguridad ciudadana.

—Le preguntaba por el perfil del delincuente. ¿Y el de la Policía?

—Joven. La verdad es que esto va por épocas. El acceso a las plantillas a veces se complica en los nuevos ingresos, porque son muy jóvenes y hasta que hay una jubilación pasa mucho tiempo y cuesta conseguir plaza. En breve vamos a estar en la situación de que venir a Jaén va a ser muy caro.

—¿Qué papel juega la mujer en la Comisaría de Jaén?

—Aquí tenemos unas cifras parecidas a la foto de la Policía en el ámbito nacional. En la escala ejecutiva, tenemos la jefa de Brigada de Extranjería, la de Información y otras inspectoras en un perfil intermedio, por debajo de la Jefatura de Brigada. En cuanto a funcionarias, en torno al 20%, Jaén no es un acaso aparte de lo que ocurre en España. Aquí hay muchas jefas.

—¿Eso es bueno o malo?

—(Ríe). Cuando yo era jefe de grupo siempre quise mujeres en mi equipo porque para el delincuente no era fácil pensar que le estaba siguiendo una mujer policía. Desde el punto de vista práctico, para que los seguimientos dieran sus frutos, era más fácil con mujeres que con hombres. La imagen de la mujer se asocia cada vez más a la Policía, es bueno, pero malo porque nos resta operatividad. La mentalidad del delincuente es machista. Yo he tenido siempre mucha suerte con las que me han rodeado, siempre dando la cara y siendo lo mejor de lo mejor.

—¿Cómo están las relaciones con los demás cuerpos y fuerzas de seguridad?

—Con la Policía Local son excepcionales. No entiendo la seguridad ciudadana de Jaén sin su colaboración. Son aliados estratégicos, es decir, Jaén es una ciudad segura gracias al contacto semanal que tengo con el jefe, Rafael Domingo. Con Guardia Civil, igual. Trabajamos de manera conjunta, lo mismo que con la Unidad de Policía Adscrita de la Junta de Andalucía. Jaén puede estar contenta de tener ese tipo de coordinación.

—¿Y con los jueces?

—La Justicia es independiente. Nosotros tenemos nuestras peticiones y ellos tienen que velar por que las instrucciones sean correctas. Estamos a su disposición para colaborar en lo que sea necesario.

—Por último, ¿con las administraciones públicas?

—En nuestro día a día tenemos unas relaciones magníficas y nos basta con descolgar el teléfono.

—¿Es usted reivindicativo o se conforma con lo que tiene?

—Yo he vivido épocas en esta casa, en la Policía Nacional, en la que había siempre alguien que te decía que pidieras quince para que te dieran cinco. Sin embargo, yo soy de los que dicen que necesito cinco coches y te lo justifico por qué. Reivindicar con sentido común. Hay que cambiar una forma de pensar obsoleta.

—¿Está justificada la necesidad de una nueva Comisaría?

—Sí. Estamos en ello, ya tenemos la licitación del estudio arqueológico del terreno y espero que pronto sea una realidad. Cuando yo llegué aquí había un equipo judicial que se encargaba de todo tipo de delitos y, hoy en día, hemos avanzado y tenemos especialidades. Necesitamos otras instalaciones.

—¿Impone un estilo nuevo?

—No soy partidario de introducir grandes cambios, sino de dar pequeñas pinceladas, en forma de retoque, porque la herencia que yo he recibido funciona y, por lo tanto, entrar como un elefante en una cacharrería no tiene sentido. Quizás hay cosas que con el tiempo, por la evolución de la delincuencia y la plantilla, hay que cambiar, pero sin revoluciones.

—¿Qué es lo más difícil de ser comisario?

—Yo era inspector jefe, un puesto de trabajo que me permitía estudiar y estar con mis hijas y, sin embargo, ahora tengo poco tiempo para estar con mi familia.

—¿Cómo un profesor de Matemáticas lo deja todo para convertirse en policía?

—Porque un amigo llegó un día con esa idea descabellada y, sinceramente, como quería ser piloto de helicóptero, me convenció para hacerme policía para empezar. Bromas aparte, que es verdad, cuando estudiaba Matemáticas no había mucha gente que optara a ser agente y ofertaban la posibilidad de presentarte a la escala ejecutiva.

—Quería ser policía antes que matemático...

—Sí, pero en un sitio como Melilla no había mucha información. Lo que sí tenía claro es que quería estudiar algo y, después, decidí ser policía. Me gusta mucho la enseñanza, pero no cambio todo lo vivido por ser profesor.

—¿Ha temido alguna vez por su integridad física?

—No, quitando algún problema con algún personaje de Jaén, no.

—¿Echa de menos el trabajo de calle, el de sus comienzos?

—Mucho.

—De vez en cuando lo practica...

—Sí, de vez en cuando, pero no por el hecho de auditar, sino de solucionar al equipo cosas sobre la marcha. Me gusta estar en sitios para ayudar, no para ver resultados, que para mí siempre son buenos.

—¿Cómo es Adriano Rubio en su día a día?

—Una persona tranquila, que le gusta disfrutar de la familia, de los amigos y del buceo.

—¿No ha llegado a pilotar?

—No, no me ha dado tiempo, se me ha quedado pendiente. Quizás cuando me jubile.

—¿Cómo lleva vivir en Jaén?

—Muy bien, es como Melilla, en cinco minutos la atraviesas de punta a punta y conoces a todo el mundo. Jaén es el doble, pero no deja de ser una ciudad manejable, estoy encantado de la vida.

—¿Qué visión tiene de Jaén?

—Que necesita un empujoncillo. Es complicado.

—Ha llegado a comisario. ¿Ahora qué?

—Lo que decida la Dirección General de la Policía. Me queda un escalón más, la Comisaría Principal, y siempre a disposición.

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