El tabaco ilegal se hace resistente
Las ventas en los estancos siguen cayendo pese a los esfuerzos de la Policía

Los estanqueros jiennenses sostienen que en la provincia “se fuma más que nunca”. Sin embargo, sus ventas han bajado en casi un cincuenta por ciento en el último lustro. ¿Qué está ocurriendo? El tabaco de contrabando ha irrumpido con fuerza y nadie parece ponerle freno. La operación “Centaurus”, realizada por la Policía Nacional de Jaén y que ha permitido desmantelar una fábrica ilegal de picadura en la capital, ha puesto al descubierto que el negocio funciona como una industria que deja pingües beneficios. El contrabando de tabaco alcanza cifras más que preocupantes. Hace años, su presencia en las calles era casi anecdótica, un recuerdo testimonial de aquellos del estraperlo. Con la crisis, miles de españoles quisieron ahorrarse unos euros con un producto que supone un fraude a las arcas públicas y que, además, representa un problema de salud. Quince estancos jiennenses han tenido que cerrar en los últimos años golpeados por un problema que les está afectando con mucha fuerza.
No en vano, el consumo de tabaco ilegal se ha duplicado en Jaén: diez de cada cien cigarrillos que fumaron los jiennenses a lo largo del año 2017 no tributaron los impuestos en España. Un año antes, ese porcentaje era de casi el 5 por ciento, según los datos publicados por la Mesa del Tabaco. Se trata de un organismo que nació para tratar de poner freno a este tráfico ilícito muy peligroso para la salud de los consumidores, pero también para la economía de los negocios que sí pagan los impuestos y, también, para las arcas estatales.
Los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado han incrementado su presión sobre los contrabandistas del tabaco. De hecho, la Guardia Civil de Jaén ha firmado dos de las operaciones más importantes en este ámbito —Picado 1 y Picado 2—. En la primera, desarrollada en noviembre de 2015, se intervinieron 41 toneladas de hoja de tabaco ilegal. El empresario que las almacenaba fue condenado por la Audiencia de Jaén a penas de cárcel y al pago de una multa de 300 millones de euros. La sentencia está pendiente de un recurso en el Supremo. Se consideró probado que adquiría las hojas de tabaco y las convertían en picadura que, posteriormente, revendía a otras firmas y particulares. Simulaban ser una mera comercializadora mayorista de hojas sin manufacturar, destinadas a un consumo distinto al de ser fumado. Con esta estrategia, conseguían eludir el control de las autoridades.
No es la única sentencia dictada en los tribunales jiennenses. En noviembre de 2015, el Penal 3 emitió la resolución por la operación “Monkey”, el primer gran golpe policial asestado por la Guardia Civil al contrabando de tabaco en la provincia. Desarrollada en julio de 2014, concluyó con once detenciones y más de 30.000 cajetillas que habían sido introducidas en España sin pagar impuestos. Los seis condenados aceptaron quince meses de cárcel. El Penal 2 también condenó a un contrabandista de Linares al que cogieron con 16.000 paquetes de cigarrillos.
Hace ahora un año, la Policía encontró en una nave de Andújar 20.000 cajetillas falsificadas y más de 1.200 kilos de picadura ilegal. La mercancía almacenada había sido abandonada por sus dueños, probablemente al saberse investigados. La operación “Picadura”, también desarrollada por la Policía de Jaén en febrero de 2017, está pendiente de juicio. Se intervinieron 500 kilos de hojas.
En el año 2011, el Gobierno modificó la Ley Orgánica de represión del contrabando, una norma que estaba vigente desde 1995. En realidad, vino a adoptar las penas conforme al sistema del Código Penal. Ahí se introdujo, por ejemplo, la consideración de que estas conductas serían consideradas delito a partir de 15.000 euros en el tabaco. Se trata de un tope que buena parte del sector cree que debería ser más bajo para conseguir un efecto disuasorio. Entre las modificaciones introducidas también se reflejó que, de forma general, los delitos de contrabando sean castigados con las penas de prisión de uno a cinco años y multa hasta del séxtuplo del valor de los bienes, mercancías, géneros o efectos. Hasta ahora, ninguno de los contrabandistas condenados en la provincia ha ingresado en prisión. Prácticamente, todos los juicios se han celebrado por conformidad, es decir, los acusados reconocieron los hechos a cambio de una rebaja sustancial del castigo. Todavía está pendiente de recurso la sentencia de la Audiencia de Jaén que condenó a un empresario de Madrid por la operación “Picado”. Le impusieron tres años de cárcel y el pago de una multa de más de 300 millones de euros.
En 2015, el Gobierno cambió el régimen sancionador de las infracciones administrativas. Siguen siendo leves si se hace contrabando de hasta 1.000 euros en tabaco pero son graves si el valor va de los 1.000 a los 6.000 euros (antes, 7.200 euros) y muy graves si se supera esa cantidad.