El gaitero del Castillo de Jaén

09 mar 2020 / 20:19 H.
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Cae la tarde y un sonido de tierras lejanas enmarca una postal atípica y sonora del Castillo de Santa Catalina. Desde lo alto de una de las torres del precario lienzo de la muralla, Juan José Espinosa de los Monteros abre, un día más, su concierto con una ciudad como público, literalmente a sus pies. Es un gaitero en tierra extraña, del barrio de La Merced que toca piezas lejanas de las siete naciones celtas en un escenario más que evocador. “Rara avis”, ya que en Andalucía se cuentan con los dedos de una mano los que se dedican a tocar tan singular y bello instrumento. El horario “habitual” de tan peculiares conciertos es en torno a la una de la tarde y hasta que sus pulmones mantienen el tipo o las notas suenan con los requiebros necesarios. Este concierto, sin embargo, fue en tarde dominical y con las luces del castillo a punto de encenderse. La metódica práctica de este licenciado en Humanidades arrancó hace un año. Tras diversos trabajos, escribe actualmente currículum en la empresa “Leyenda Viva”, especializada en recreaciones de mercados medievales, en la que entró como percusionista, aunque también realiza tareas de diseñador gráfico. Ante la alta demanda de gaiteros decidió aprovechar este “nicho de mercado” y aprender de un instrumento que requiere una devota dedicación. Confiesa que tocando bien lleva desde septiembre y que en este aprendizaje fue fundamental su participación en las jornadas escocesas de Teba (Málaga), o Douglas Days Teba, unos días en los que se rememoran las hazañas del escocés James Douglas que participó en la reconquista del Castillo de La Estrella, junto a las tropas castellanas de Alfonso XI. Épica para enmarcar la pasión de un instrumento en el que avanza gracias a las clases virtuales, vía Whatsapp, de su maestro Leslie, un escocés que le corrige en el uso de los dedos, la bolsa y la colocación de los drones, a saber, los tres tubos de su gaita. Para conseguir domar el viento de este instrumento que evoca a tierras altas, húmedas y frías aprovecha este recóndito lugar por su acústica y porque la propia naturaleza también influye en las notas que extrae del instrumento.

Integrante de bandas de Semana Santa, fijo en varias formaciones de música rockabilly de Jaén, hoy este músico que se define como poeta satírico del Siglo de Oro, “pero solo a tiempo parcial”, está centrado en conocer el repertorio de la música militar escocesa, los fusileros reales. De hecho, su gaita es de las tierras altas, de las montañas (highland), aquellas que se ponían en primera línea del frente para que las tropas no escucharan la fusilería enemiga. Música, por lo tanto, para tapar el rugido de la pólvora y mantener a los soldados con el nivel óptimo de entrega. No en vano, en días como el pasado domingo, sin contaminación acústica, esta humilde gaita es capaz de ser escuchada a 10 kilómetros a la redonda.

“Las bandas de gaiteros en las que me baso son The Royal Scots Dragon Guards, The Gordon Highlanders, The Scottish Fiddle Orchestra y algo del virtuoso Gordon Duncan. Lo que suelo tocar es, marcha militar escocesa, Reels (música de baile escocesa) y gigas irlandesas. Y también tirando para la tierra, pues alguna que otra jota gallega y muñeiras”, apunta con precisión.

Los que aprovechan los senderos del parque periurbano para hacer deporte o pasear ya conocen su quijotesca figura. En agradecimiento a ponerles banda sonora, un grupo de mujeres ya le ha invitado a merendar y no son pocos los que le piden una foto o dejarse grabar en tan musical trance. Es el gaitero de Jaén y con su música quizá infunda valor a toda una ciudad.

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