El director de la cárcel insiste en la necesidad de un CIS

Jaén es la única provincia andaluza, y una de las pocas de España, que no cuenta con un Centro de Inserción Social (CIS), una especie de “minicárcel” destinada a favorecer la integración de los reclusos que están a punto de terminar sus condenas. De hecho, la falta de esta infraestructura obliga a que unos 200 presos vinculados al Centro Penitenciario de Jaén sean derivados a otras provincias como Córdoba o Granada. Es decir, que recorren ese camino entre la privación de libertad y el reingreso a la sociedad alejados de su tierra y de sus familias, lo que dificulta aún más la transición. Por ello, el director de la cárcel, Juan Mesa, volvió a insistir en la “necesidad” de contar con esta instalación. El objetivo es que los internos que cumplen sus penas en régimen abierto, junto con los liberados condicionales y aquellas personas condenadas a penas de trabajo en beneficio de la comunidad puedan disponer de una infraestructura que les permita saldar su deuda con la justicia sin salir de la provincia jiennense.

La posible construcción del CIS centró buena parte de la reunión entre el director de la cárcel y responsables municipales en el Ayuntamiento de Jaén. El proyecto comenzó a fraguarse hace ahora una década, aunque la crisis económica lo frenó. Ahora, el Gobierno ha retomado la idea, sobre todo después de que el equipo directivo del Centro Penitenciario de Jaén presentara un informe motivado en el que se planteaba la necesidad de construir un centro de unas cien plazas, al que acudirían a dormir los reclusos que estén en tercer grado, los que estén controlados de forma telemática a través de una pulsera y los que deban gestionar sus penas alternativas, como los trabajos en beneficio de la comunidad o los cursos de socialización, entre otros. La predisposición de Instituciones Penitenciarias es buena. Sin embargo, falta una pieza fundamental: los terrenos. La parcela, que debe tener al menos 5.000 metros, debe ser cedida por el Ayuntamiento. La concejala Asuntos Sociales e Igualdad, Reyes Chamorro, indicó al respecto que el proyecto de un CIS en Jaén “se abordará con todo nuestro cariño para ver si podemos seguir avanzando”.

Hay que recordar que la “minicárcel” para presos de tercer grado se planteó por primera vez el 20 de mayo de 2009. El entonces director del Centro Penitenciario de Jaén, Manuel Martínez Cano, se reunió con el entonces subdelegado del Gobierno en la provincia, el socialista Fernando Calahorro. Entonces, se anunció “a bombo y platillo” que se iba a construir un módulo separado de la propia prisión, en el que los presos en régimen de tercer grado solo acudirían para dormir. De eso hace ya casi una década. Y es que de las palabras a las obras hay un trecho que, en ocasiones es largo, muy largo. Al principio, el principal escollo era que el Ayuntamiento de la capital tenía que facilitar una parcela de entre 5.000 y 8.000 metros cuadrados. El equipo de gobierno, dirigido por Carmen Peñalver, ofreció varios terrenos. Incluso, técnicos de Instituciones Penitenciarias llegaron a inspeccionarlos. Sin embargo, nada fructificó y el proyecto se perdió en el cajón de las Administraciones. En octubre de 2011, hubo una nueva intentona para sacar esa idea del olvido. Juan Mesa, que ya era director de la cárcel jiennense, se reunió con José Enrique Fernández de Moya. El tema estrella de conversación fue el CIS. El responsable municipal se comprometió a ceder una parcela en el entorno de Vaciacostales. Sin embargo, llegó la crisis económica, lo que provocó que la “minicárcel” volviera al cajón de los proyectos paralizados. No había dinero para nuevas infraestructuras ni tampoco para convocar oposiciones para funcionarios que pudieran atender los hipotéticos nuevos centros. En 2013, el Consejo de Ministros suprimió el proyecto que ya estaba en marcha y, desde entonces, la iniciativa estaba en “stand by”. Cada uno de los últimos cinco años, la Dirección del Centro Penitenciario de Jaén ha presentado ante el Gobierno una solicitud para reactivar el CIS. Hasta ahora, no había sido posible. El proyecto vuelve a tomar forma.