El corazón de Jaén: la Catedral

Vandelvira puso su firma a este emblemático edificio de la capital jiennense

30 may 2019 / 08:48 H.

Una de las maravillas más valiosas de Jaén está en pleno corazón de la ciudad. Esta es la Catedral. Un impresionante edificio obra del prestigioso arquitecto Andrés de Vandelvira que guarda entre sus muros la increíble historia de la capital del Santo Reino. Su fachada, una obra de perfecta simetría, es el puro ejemplo de la arquitectura renacentista. En ella, se pueden observar hasta nueve esculturas donde, el centro, lo ocupa la imagen de Fernando III de Castilla, quien expulsó a los musulmanes de Jaén durante la conquista cristiana.

La plaza de Santa María da paso a la Catedral de Jaén. Desde ella, se puede observar con total detalle la fastuosa fachada de la misma. Un espectáculo visual de la iconografía religiosa con una enorme riqueza de detalles y que, gracias a rutas como las que se ofrecen en “Jaén, Renacimiento del Sur” —programa de la Diputación Provincial— pueden conocerse en su totalidad. En ella, tres puertas dan paso al interior: la Puerta de los Fieles, a la izquierda; la Puerta del Clero, a la derecha, y la Puerta del Perdón, la central y la que normalmente permanece abierta para su visita. Al entrar, el majestuoso templo se abre mostrando el increíble trabajo de Vandelvira. El arquitecto creó, de hecho, nuevas técnicas arquitectónicas que vistieron la catedral con la bóveda baída o de pañuelo para dar volumen al techo. Su firma está allá donde se mire, la más evidente, en las columnas. La parte baja de estas están decoradas con estrías que dan paso a unos bastones. Un sello inconfundible del artista que se repite en sus obras de Úbeda y Baeza. Tal fue el trabajo del arquitecto en este edificio, que muchas de las catedrales del nuevo mundo la tomaron como base para edificar templos como el de la Ciudad de México, Puebla, Mérida, Oaxaca o Guadalajara en México; también hay ejemplos en Perú y en Colombia. El interior de la Catedral guarda, bajo siete llaves, una de las reliquias más importantes de la cristiandad: el Santo Rostro, el paño que la Verónica dio a Cristo para limpiar el sudor y las lágrimas que derramó en su camino al Monte del Calvario. Una imagen guardada por un marco de oro que contiene 191 rubíes, 193 diamantes y 210 esmeraldas y queda coronado por un lazo de oro y brillantes que simboliza la unión y devoción del pueblo de Jaén a Cristo y su reliquia.