El comedor de San Roque se traslada al centro de día

Las instalaciones atienden una media de 30 personas por servicio

10 ago 2018 / 08:49 H.

Muchas son las personas que en estos días han pasado por el comedor de San Roque, que se encuentra ubicado en la Avenida de Madrid, y han visto las puertas cerradas. Unas merecidas vacaciones a los aproximadamente 40 voluntarios que, a diario, desarrollan su labor altruista en las instalaciones, motivan este hecho. Aunque hay una cuestión que está muy clara, y es que la necesidad no entiende de calendarios. Es por ese motivo, según apunta el director de Cáritas Diocesana, Rafael López-Sidro, por el que los servicios de comidas se prestan ahora en el centro de día.

“Así es como lo hacemos desde que inauguramos las instalaciones. Durante el mes de julio descansa el personal del centro de día, que como a todo el mundo le gusta disfrutar de unos días con sus familias, viajar y demás, y el comedor social atiende a la demanda, mientras que en agosto se hace al contrario”, manifiesta el director de Cáritas Diocesana.

Y es que aunque estemos en verano, nos encontramos con que son entre 30 y 35 las personas las que demandan cada servicio a diario. “Lo único que no servimos son las comidas a domicilio. Pero ya estamos estudiando algunas posibilidades para que el próximo año tampoco cese ese servicio, como por ejemplo un servicio de cátering. Porque las familias tienen que comer todos los días”, manifestó López-Sidro. Un método que plantearon con el principal objetivo de que las familias que se veían en situación de necesidad mantuvieran la dignidad y no les diera vergüenza acercarse a por comida, y que durante el año ronda los 150 servicios diarios. Además, puntualizó que, en lo que va de año, no se constata ningún tipo de mejoría en la situación que atraviesan las familias jiennenses, puesto que la tónica está en la media de otros años. “La gente que está en el límite de la pobreza no ha notado ningún repunte de mejoría, afirma Rafael López-Sidro.

El comedor de San Roque abrirá de nuevo sus puertas en septiembre y recuperará la normalidad en las atenciones que ofrece, que en el caso de los últimos meses alcanzaron, como ocurrió a principios de este año, las 220 diarias.

La creación del comedor de Belén y San Roque surgió porque eran muchos los indigentes que se acercaban a las puertas de la parroquia, por lo que pensaron habilitar una habitación pequeña en la que dar bocadillos. Así estuvieron un año, aproximadamente, hasta que vieron la posibilidad de crecer y de crear un espacio un poco más amplio para que la gente pudiera comer caliente. Así comenzaron, con una cocina pequeña, a través de la que ya ofrecían arroces caldosos o potajes. Eso fue en 2009 y, desde esa fecha, han pasado a las aproximadamente 200 cenas que ofrecen en la actualidad. La crisis ha contribuido a ese incremento en la asistencia y, junto a los indigentes que van de paso en busca de un empleo, son muchos los jiennenses que se han quedado sin trabajo y no tienen recursos, para los que el comedor social supone la única vía posible para comer caliente. Y esa labor es fundamental gracias a la labor que, de forma altruista, realizan los voluntarios que colaboran con Cáritas Diocesana.

5.316 personas se benefician de los servicios de Cáritas durante 2017

La atención que Cáritas Diocesana presta en la provincia es fundamental. Muestra de ello son los datos que se recogen en su memoria de 2017, en la que se pone de manifiesto que un total de 5.316 personas se beneficiaron de los servicios prestados por la ONG. En concreto, de ellas 1.049 corresponden a comedores; 3.383 a atención primaria y 884 a proyectos. Por su parte, y entre otras muchas iniciativas que tienen en marcha, destaca el apartado de mayores, con la Casa Hogar “Andrés Cristino”, que consta de 10 residentes en régimen de estancia permanente en el centro 24 horas y que cuenta con un amplio abanico de actividades; el proyecto “La Reunión”, que nació en 2014 por la necesidad detectada por un grupo de voluntarios de Cáritas Parroquial de Úbeda, y “Nuestros mayores”, que pretende mejorar la calidad de vida, combatir la soledad y el aislamiento que sufren las personas mayores, y procurar que puedan mantenerse en sus domicilios habituales dentro de las necesarias condiciones de dignidad y bienestar a las que tienen derecho. La apuesta por los derechos de las mujeres, la atención a personas sin hogar o a los reclusos centra la actividad diaria que desarrolla Cáritas Diocesana.

Personas que viven en las calles

Mucha gente de España y de fuera recorre la provincia en busca de un empleo. Durante el invierno se estima que algunos es porque pasan en la ciudad más tiempo del que le permiten los albergues. Pero además de la recogida de la aceituna, la ciudad suele tener de media a unas 30 personas que viven en la calle de forma permanente. No son los mismos siempre, sino que van cambiando. Y en muchas ocasiones también acuden a los servicios que presta Cáritas Diocesana.