El abandonado hotel Imora deja de ser fantasma

Diez años después de su cierre, retiran escombros para que el edificio acoja un proyecto aún sin definir

17 jun 2022 / 18:53 H.
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Hace prácticamente diez años, en agosto de 2012, el otrora flamante Hotel Imora, en la carretera de Córdoba, cerró —en principio, temporalmente, por reformas— en plena crisis empresarial y laboral. El grupo inversor que se lo había comprado al emprendedor jiennense Diego Jiménez adeudaba siete nóminas a siete trabajadores y había echado a cinco de ellos. Se esperaba retomar la actividad el 15 de septiembre, pero el complejo hotelero, que se había ganado la categoría de 4 estrellas, no ha vuelto a abrir sus puertas desde entonces.

En esta década, el inmueble ha ido pasando de mano en mano entre bancos e inmobiliarias, y ha sido techo para okupas y escenario de saqueos. Convertido ya prácticamente en convidado de piedra de la cotidianidad jiennense frente a la fábrica de cerveza, en su fachada todavía luce la pancarta de Aliseda, la última de las inmobiliarias que ofrecía su venta, pero sus años de abandono han llegado, ahora, a su fin: desde la semana pasada, empleados de la constructora jiennense Noaja trabajan con maquinaria en la retirada de escombros del interior y en la limpieza de los exteriores del edificio, que ya estaban comidos por la vegetación sin freno. Desde la promotora que ha encargado estas labores a Noaja confirman a este periódico que hay un proyecto en marcha para dar uso, al menos, a uno de los módulos del edificio, pero que aún quedan detalles por cerrar al respecto, con varias opciones encima de la mesa, por lo que evitan ofrecer más datos, de momento. Sí resaltan el amplio abanico de posibilidades que ofrecen las instalaciones del antiguo hotel, a pesar de su mal estado actual por abandono.

<i>Un trabajador retira maleza del complejo con una minicargadora. / Fotografía: Manu Ibáñez / Diario JAÉN.</i>
Un trabajador retira maleza del complejo con una minicargadora. / Fotografía: Manu Ibáñez / Diario JAÉN.

La historia

El Hotel Partner Imora abrió sus puertas el 10 de junio de 2002. La inauguración contó varios nombres de la flor y nata del panorama político y empresarial de la época. Con 80 habitaciones, 4 salones para convenciones y otros actos, y categoría de 4 estrellas, durante una década no hubo catálogo de mayorista de viajes en el que sus encantos no se vendieran con mimo a ejecutivos, hombres y mujeres de negocios, y, por supuesto, turistas. El 14 de febrero de 2012, el dueño, Diego Jiménez, comido por las deudas, cerró la venta de la propiedad a un grupo inversor por 500.000 euros, convencido de que era lo mejor para la empresa, los proveedores y los empleados. Los compradores se comprometieron a hacerse cargo de las cuotas de la hipoteca, concedida en su momento por el Banco Pastor, y de las deudas. No ocurrió ni una cosa ni la otra, y el asunto acabó en los tribunales. En agosto de ese año el hotel cerró de forma indefinida, y en septiembre de 2015, el Banco Popular —que había absorbido al Banco Pastor—, ejecutó una cláusula que le permitía quedarse con el edificio si se dejaban de pagar las cuotas fijadas. Cuatro años después puso a la venta la propiedad, que ha seguido en el mercado hasta ahora.

“Especialmente vigilado” por saqueos y okupaciones

Tras el cierre del hotel La Imora en agosto de 2012, las instalaciones del complejo se convirtieron en techo de okupas y escenario de saqueo constante. Cables, grifos, mesas, muebles, lámparas, focos, televisores... todo elemento del que en su momento fue un despampanante mobiliario era bueno para saciar el deseo por lo ajeno de los ladrones. A consecuencia de ello, el antiguo hotel se convirtió en un edificio “especialmente vigilado”. Hubo diversas intervenciones de la Policía Local y Nacional, e incluso de los Bomberos, puesto que se dieron varios avisos de incendios en los que alfombras y tapices fueron pasto de las llamas. También llegaron a efectuarse algunas detenciones. Cuando el Banco Popular se hizo con el hotel en 2015, mandó tapiar puertas y ventanas y contrató seguridad.

Jaén