Cuarenta años de historias y canciones con la Tuna Universitaria de Jaén

Viajera incansable por España y el mundo, es una de las agrupaciones de estudiantes más laureada

26 feb 2023 / 06:00 H.
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Decía el Premio Nobel Gabriel García Márquez que cuando un recién nacido aprieta con su pequeño puño el dedo de sus padres por primera vez, los atrapa para siempre. Igual debe ocurrir cuando uno decide formar parte de la Tuna Universitaria de Jaén, y es que la sangre forja el parentesco, pero es la lealtad, como en este caso, la que forma las verdaderas familias. “No importa lo pobre que es un hombre, si tiene familia es rico”, decía el guionista estadounidense Dan Wilcox, y de ricos debe estar llena la Tuna, que sopla sus cuarenta velas de cumpleaños.

La Tuna Universitaria de Jaén nace en 1983 fruto de la fusión de la de Peritos, de 1980, y la del Colegio Universitario, de 1981. Esto no quiere decir que no hubiera tradición estudiantina anterior, solo que en algún punto tiene que comenzar el relato. La culpa de esta unión la tuvo el programa “Gente joven”, de Televisión Española, que entonces contaba en su escaleta con un concurso dirigido a tunas.

Entonces, la recientemente formada Tuna Universitaria de Jaén lucía una beca morada con el escudo de la ciudad. Su debut como nueva formación fue en abril de aquel año, concretamente en el VII Certamen Internacional de Tunas de Zaragoza. El cambio al verde lo motivó la letra de la canción “Tuna de Jaén”, que se le atribuye a Sebastián Vivo, y que dice: “Verde es el color / que lucen nuestras capas al amor / Verdes son los olivos de Jaén/ que se alzan altivos”.

Desde su fundación, la Tuna Universitaria de Jaén ha participado activamente en cuantos certámenes ha sido invitada, en los que ha obtenido numerosos premios que la convierten en una de las más laureadas de toda España. No solo ha estado presente en concursos nacionales, sino que es destacable su participación en certámenes portugueses, en Eindhoven (Países Bajos), Toronto (Canadá) y, más recientemente, en Arequipa (Perú) y La Paz (Bolivia). Son también numerosos los viajes en los que se ha embarcado a lo largo de sus cuarenta años de historia, y es que han visitado docenas de países de Europa, América, Asia y África. Solo les queda llegar a Oceanía y, a juzgar por su recorrido, no debe faltar mucho para ello.

Hermanamientos

Por supuesto, son muchos los amigos que ha hecho la Tuna Universitaria de Jaén gracias a su espíritu de Willy Fog, tantos, que no pueden contarse con los dedos de una sola mano. En 1998 se produjo el hermanamiento oficial con la Tuna Universitaria de León. Es de elogiar la buena relación que la estudiantina tiene con otras algo más cercana, y es que la Universitaria de Jaén apadrinó a la Tuna de Ingenieros Técnicos Industriales de Jaén en 1991 y a la del instituto Santa Catalina de Alejandría en 1997. De las incorporaciones más recientes, cabe destacar la formalizada en 2022 bajo la fórmula del hermanamiento con la Tuna Universitaria San Martín de Porres de Lima. En definitiva, años de vida que se traducen en historias, amigos, conciertos y momentos del todo inolvidables que configuran en Jaén, ciudad universitaria, una tradición marcada por la tuna, que tocará la bandurria, mínimo, cuarenta años más.

<i>Miguel Villar, ‘Villarino’. </i>
Miguel Villar, ‘Villarino’.

Primera década de la Tuna. Miguel Villar: “He aprendido mucho a lo largo de los años”

Entró en el año 84 y a pesar de que acababa de producirse la fusión que supuso la aparición de la Tuna Universitaria, no fue el primer novato, aunque sí de los primeros en entrar a la nueva agrupación. “La Tuna me ha formado como persona, no solo musicalmente. He aprendido muchísimo y me ha dado la oportunidad de conocer España y el extranjero, lugares que sin la Tuna seguramente no habría conocido”, asegura “Villarillo”, que aunque la dejó como estudiante universitario hace ya un tiempo, dice que un par de veces al año siempre hacen algo. “Hemos formado una familia durante todos estos años. Se dice que una es la de nacimiento y la otra la que elegimos y esta es una de ellas”, afirma un hombre que valora también el aspecto musical.

<i>Jesús Paulano, ‘Seguidillas’. </i>
Jesús Paulano, ‘Seguidillas’.

Segunda década de la Tuna. Jesús Paulano: “En la Tuna descubrí que amo la música”

“Pertenecer a la Tuna de Jaén es un orgullo y una forma de vida”, asegura un hombre que ve a la Universidad como su escuela teórica y a la Tuna como su escuela de vida, la de calle. “En la Tuna, lo primero que tienes que aprender es a ganarte las habichuelas, y para ello quita complejos y hace descubrir, aflorar y potenciar lo mejor de cada uno”, dice Paulano, que afirma recordar “los mejores atributos de todos y cada uno de sus compañeros”.

“Gracias a la Tuna de Jaén y más allá de la multitud de premios que recibimos en mi época debido a la gran calidad musical que alcanzamos, desarrollé mi amor por la música. Gracias a ella aprendí a relacionarme y enriquecerme con gentes de todo tipo y condición, desde reyes hasta futbolistas”, indica.

<i>José María Mesbailer, ‘Pelos’. </i>
José María Mesbailer, ‘Pelos’.

Tercera década de la Tuna. José María Mesbailer: “Representábamos a Jaén en todos sitios”

No duda en reconocer que exprimió al máximo sus años en la Tuna Universitaria de Jaén. “Aproveché todo lo bueno de la Tuna: socializar, los viajes por América y Asia a países como Estados Unidos o Japón”, indica Mesbailer, que agrega: “Eso fue lo mejor, éramos un grupo de amigos que representaba a Jaén por todo el mundo”. En el plano musical, lamenta el estereotipo que rodea a la Tuna en cuando a que la música que hace es antigua. “Lo puedo entender, pero yo creo que la Tuna se ha adaptado y ha cogido ritmos caribeños y cubanos”, asegura un hombre para quien la Tuna ha supuesto una especie de mili, pero en el buen sentido. “Te da un bagaje, una solvencia y competencias que son perfectamente aprovechables en el mundo laboral”, dice.

<i>José Manuel Gamarra, ‘Delito’. </i>
José Manuel Gamarra, ‘Delito’.

Cuarta década de la Tuna. José Manuel Gamarra: “Son experiencias que te hacen más maduro”

Está en el último curso de Ingeniería Informática y fue uno de los embajadores jiennenses que viajó hasta Perú con el resto de compañeros de la Tuna Universitaria de Jaén, experiencias que evalúa “muy positivamente”. “Me han hecho mejorar como persona y como músico. Al fin y al cabo somos una gran familia, nos equivocamos y aprendemos de nuestros errores”, explica un joven al que los tunos se dirigen como “Delito”. “Me llaman así porque tengo delito”, bromea Gamarra, que relata que, al principio de entrar en la Tuna, siempre llegaba tarde a los ensayos a pesar de vivir cerca de la Universidad, por lo que sus compañeros siempre le decían que tenía delito. “La Tuna te hace madurar y considero que en lo musical he crecido mucho”, asegura.

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