Cuando la cosecha era baja, pero menos, el agua abundante y nevaba en Jaén
1970: hasta 370.000 toneladas de aceite de oliva; 1975: enero insólito con bañistas en las playas de Cádiz; 1985: sube el gasóleo y el butano; 2010: los jiennenses retozan en la nieve
A 10 de enero de 2023 hay perspectiva suficiente sobre el primer cuarto del siglo XXI y los precedentes. Un martes como este, hace 13 años, era domingo y los jiennenses se echaron al monte para retozar y divertirse en la nieve en el entorno de La Pandera. Había nevado en abundancia el viernes anterior y Meteorología anunciaba un nuevo temporal y la alerta amarilla en la provincia. Una helada de época dejó entre el sábado y el domingo tiritando a toda la provincia. No llegamos a esos extremos esta segunda semana del nuevo año, con la cosecha de aceituna casi recogida y la espada de Damocles sobre la testa del aceite de oliva y su mercado mediatizados por la corta campaña y la escasa producción a precios en origen que baten récords históricos y una desaceleración preocupante desde noviembre y diciembre.
La tendencia era similar en 1970, aunque no las cifras ni la alineación de elementos. El 10 de enero de aquel año supimos que la producción de aceite de oliva bajaba hasta las 370.000 toneladas —ahora se afina para ver si llega a las 200.000—, un 23% menos que en la campaña anterior. A la última semana del 69 y la primera del 70 la azotó un temporal de agua considerable, tanto que el Guadalquivir se plantó crecido a las puertas de Sevilla con un caudal 10 metros superior al habitual. Todo comenzaba aquí, en Jaén, en el nacimiento del gran río andaluz. Este mes de enero su boca se ha refrescado con las lluvias de final de otoño y principios de invierno, cuando dos meses antes estaba seca, sin una gota de agua. Contrastes. “Enero, insólito”, titulaba en portada este periódico el 10 de enero de 1975 porque en Cádiz los bañistas se acercaron a sus playas a remojarse invitados por el buen tiempo. Vivir para ver y para bañarse. Las gasolinas mantenían su precio en enero de 1985, tal día como hoy, aunque subían los suyos el gasóleo y el butano. Los carburantes derivados del petróleo subían de media casi un 5%. ¡Ah!, el Gobierno subía entonces las pensiones y fijaba los precios agrarios para la campaña 85-86 intentando paliar el incremento de los costes de producción, de carburantes y energéticos. La inflación estaba en el 7%. Nos suena ahora a inconfundible esta letra y su música. Las pensiones más bajas subían aquel año un 11%; este 2022 un 8,5%. Y el aceite de oliva experimentaba una subida que no alcanzaba, ni de lejos, la barrera de la inflación: 183,50 pesetas el litro (1,10 euros) con un 2,80% de subida. Esta semana, también enorigen, se cotiza a 5,44 el aceite de oliva virgen extra y a 4,95 el virgen. Nada, por lo tanto, como la perspectiva para columbrar que hay ciclos que se repiten, vecerías de la historia como la del olivar y procesos latentes, entonces, que ahora se han agudizado con el clima la guerra y sus avatares.