Condenado por grabar a chicas en el baño de una discoteca
El joven reconoce los hechos y acepta una condena de siete meses de cárcel
Un joven cordobés de tan solo 21 años ha aceptado una condena de siete meses de prisión por grabar a chicas que hacían sus necesidades en los baños de una discoteca de la capital jiennense. El procesado, Pablo L. R., se ha declarado autor de un delito contra la intimidad. Ha admitido los hechos a través de un acuerdo suscrito por su abogado con la Fiscalía y que será ratificado el próximo lunes en el Juzgado de lo Penal número 3 de Jaén. La sentencia tendrá en cuenta que el acusado estaba bajo los efectos del alcohol y, por ello, se aplica una circunstancia atenuante, con la consiguiente rebaja del castigo. También se ha tenido en cuenta que Pablo L. R. carece de antecedentes penales, tal y como confirman fuentes cercanas al caso.
El episodio en cuestión sucedió hace apenas tres meses, en concreto, en la noche del 2 de octubre, en una conocida discoteca del centro de la capital. Según consta en el escrito de acusación del Ministerio Público, el joven se dirigió a los aseos femeninos del establecimiento. Se introdujo en uno de los baños individuales. Se montó en el inodoro y aprovechó que el tabique que divide los servicios no llega hasta el techo para introducir su móvil por ese hueco. A continuación, procedió a grabar a varias mujeres que hacían sus necesidades. No dice cuántas son las afectadas. Eso sí, se destaca en la sentencia que son “todas eran jóvenes”. También se hace constar que Pablo L. R., que tenía 20 años cuando cometió los hechos, lo hizo con la clara intención “de vulnerar la intimidad” de las víctimas.
Una de las mujeres lo descubrió. En un momento dado, se percató de que había un móvil sobre su cabeza y comenzó a gritar. Otras personas que estaban en ese momento en los aseos avisaron al encargado de la discoteca que, a su vez, alertó a la Policía Nacional. Una patrulla se personó en el establecimiento público y detuvo a Pablo L. R. Además, se le intervino el teléfono. No hay constancia de que difundiera los vídeos a terceras personas. Desde el primer momento, el joven reconoció que había grabado a varias mujeres por encima del tabique. En la memoria de su terminal todavía estaban esas imágenes. Las pruebas contra él eran irrefutables: lo había cogido in fraganti y con el “arma” del delito todavía “humeante”.
Así que la estrategia de su defensa se ha basado en reconocer los hechos y conseguir, de este modo, el mínimo castigo. En este sentido, se le ha aplicado la atenuante muy cualificada de estar bajo los efectos del alcohol. La sentencia reconoce que Pablo L. R. estaba en estado de embriaguez, lo que afectaba a sus capacidades cognitivas y volitivas. Por ello, la condena se reduce significativamente hasta los siete meses de cárcel. Del mismo modo, tendrá que pagar una multa de 720 euros, con responsabilidad personal subsidiaria de cuatro meses más de prisión en caso de impago. El acuerdo de conformidad será ratificado el próximo lunes en el Penal número 3.
Este tipo de delitos son poco comunes en la provincia. El caso más sonado se produjo en diciembre de 2009, cuando la Policía encontró una cámara oculta en los baños de un pub de Cazorla. Un denunciante anónimo envió una carta a la Comisaría en la que alertaba de lo que estaba pasando. El dueño del local se declaró culpable de un delito continuado y fue condenado a dos años de cárcel y a pagar 1.000 euros de indemnización a cada una de las 35 víctimas. De este modo, evitó ingresar en la cárcel.
Actualmente, hay otra causa abierta contra un vecino de Bailén, que debe sentarse en el banquillo del Penal, acusado de grabar a su propia sobrina, de tan solo 14 años, mientras se daba una ducha en casa. La Fiscalía reclama para él una condena de tres años de cárcel por revelación de secreto.