Condenada por dejar a sus hijos abandonados durante casi un mes
Los menores pedían para comer y uno de ellos cayó enfermo por el hambre

Una vecina de Castillo de Locubín ha sido condenada a tres meses de prisión por abandonar a sus tres hijos, a los que dejó solos en el domicilio familiar durante prácticamente un mes. Los adolescentes, que eran menores de edad cuando ocurrieron los hechos, se quedaron algunos días sin probar bocado debido a la ausencia de su madre. De hecho, tuvieron que pedir comida a vecinos y familiares cuando no quedaba nada en el frigorífico para echarse a la boca e, incluso, uno de ellos llegó a caer enfermo como consecuencia del hambre.
La historia que se refleja en la sentencia del Juzgado de lo Penal número 2 de Jaén es dramática. A principios del año 2012, Virtudes R. R. vivía con sus tres hijos —dos niños y una niña— en un domicilio de Castillo de Locubín. Los chicos tenían 16, 14 y 13 años, respectivamente. El padre no residía con ellos debido a que, en junio de 2011, había sido denunciado por su esposa por malos tratos y por abusar de la hija que tenían en común. Después de ser arrestado, pasó dos meses en prisión preventiva y, cuando recobró la libertad en agosto, se marchó a vivir a Alcalá la Real. Finalmente, el progenitor fue condenado por la Audiencia de Jaén a casi siete años de cárcel por estos delitos.
A pesar de estos hechos y de que había una orden de alejamiento en vigor, en febrero de 2012 —es decir, apenas ocho meses después de denunciar a su esposo—, Virtudes R. R. abandonó el domicilio familiar de Castillo de Locubín y se marchó a Alcalá la Real para convivir con su exmarido. No le importó dejar atrás a sus tres hijos, tal y como se establece en la sentencia. Los adolescentes quedaron desamparados a su suerte. “Tenía que pedir comida a sus familiares o vecinos cuando les faltaba en casa”, relata, de forma literal, la resolución. Y añade: “Algunos de los días en los que estuvieron solos se quedaron sin comer. No merendaron ni desayunaron casi ningún día”.
De hecho, la falta de alimentos pasó factura a uno de los menores, en concreto al que tenía 14 años. Cayó enfermo como consecuencia del hambre. Lógicamente, su madre no lo llevó a un centro médico para que recibiera la correspondiente asistencia sanitaria. Tampoco se preocupó de si sus hijos acudían al instituto de Castillo. De hecho, todos dejaron de ir a clase mientras la progenitora faltó de casa.
La situación se prolongó hasta el 8 de marzo de 2012. El estado de los menores llamó la atención de los Servicios Sociales municipales, que alertó de lo que ocurría a la Guardia Civil. Virtudes R. R. fue detenida prácticamente un mes después de que se marchara del domicilio familiar. La Junta de Andalucía atribuyó la guarda legal de los adolescentes a sus tíos de forma provisional.
Casi cuatro años después de aquellos hechos, se ha celebrado el juicio. La mujer admitió su culpabilidad, a cambio de que el fiscal rebajara su petición inicial de condena. Finalmente, se le impuso lo mínimo que contempla el Código Penal para los delitos de abandono de familia: tres meses de prisión y cuatro años de inhabilitación para ejercer la patria potestad con respecto a sus hijos. Los dos varones han alcanzado la mayoría de edad, mientras que la chica tiene 17 años.
En la misma sentencia, la juez concede a Virtudes R. R. la suspensión de la condena de cárcel. Es decir, no tendrá que ingresar en prisión, siempre y cuando no cometa delito alguno durante los próximos dos años. Nada se dice en la resolución sobre una orden de alejamiento de la madre con respecto a los hijos.
mÍNIMO CASTIGO. La Justicia considera a Virtudes R. R. autora de un delito de abandono de familia (artículo 226.1.2 del Código Penal). Está castigado con penas que oscilan entre los tres y los seis meses de cárcel y la retirada de la patria potestad entre cuatro años y una década.
Pocos casos. Son muy pocas las condenas que se han dictado en Jaén por hechos similares. La más grave fue por el abandono de un bebé en el “San Agustín” de Linares.
Clemente G. C. está cumpliendo una condena de seis años y nueve meses de cárcel por abusar sexualmente de su propia hija y golpear a la madre cuando descubrió lo que pasaba. La sentencia, dictada por la Audiencia de Jaén en septiembre de 2012, estableció que el padre se metió en la cama de la pequeña en la madrugada del 14 de junio de 2011 para realizarle tocamientos. Otro hijo escuchó sollozar a su hermana y avisó a la madre que, a su vez, llamó a la Guardia Civil. En el juicio, el hombre negó los hechos y dijo que la denuncia era una invención de su esposa como represalia por haber llegado borracho a casa tras una noche de juerga. Sin embargo, los magistrados no le creyeron y dieron más credibilidad al testimonio de la madre, la misma que ahora ha sido condenada por abandonar a su prole.