Celebración de toda una vida dignificada por valores y cariño
Una unión familiar por los 104 años de Magdalena Fernández
Toda una historia detrás de un soplido. Magdalena Fernández Jiménez conmemoró su 104 cumpleaños el pasado día 18 de diciembre. Y lo hizo de la mejor manera posible, con una pequeña celebración, pero en la que estuvieron presentes todas las personas necesarias. Sus dos hijos, Antonio y María José Peñas Fernández, acompañaron a la protagonista durante todo el día, mientras que, por la tarde, recibió una visita llena de alegría: sus nietos y bisnietos. Ninguno de sus seres queridos se perdió un día tan bonito en la historia familiar.
Magdalena Fernández nació en Torres en 1921, lo que le convierte en la persona más longeva del municipio. No obstante, con el tiempo se trasladó a la capital de Jaén, ciudad donde forjó su vida y en la que se encuentra actualmente.
Estuvo casada con Martín Peñas, y de esa unión matrimonial nacieron sus dos hijos, Antonio y María José, quienes, con el paso de los años, aumentaron la familia con 5 nietos y 9 bisnietos que llenan de ilusión el corazón de Magdalena.
El tiempo corre deprisa y las habilidades se deterioran, pero cuenta con la ayuda, el enorme cariño y protección de sus familiares y cuidadores, que siempre se encuentran pendientes de sus necesidades y bienestar. Sin embargo, Magdalena Fernández, a sus 104 años, todavía es capaz de realizar por ella misma algunas tareas de la vida cotidiana.
Una persona que construyó un legado familiar y que hoy se ve rodeada del cariño de sus nuevas generaciones, pero que también destaca por su personalidad. Tal y como expresó su hijo Antonio, la tenacidad y solidaridad con las personas, especialmente con las más desfavorecidas, siempre caracterizó la nobleza de Magdalena: “Es una persona muy cariñosa con todo el mundo, por lo que ha sido muy respetada y querida en todos los lugares donde ha estado”. Y es que la enseñanza de este tipo de valores es de lo más enriquecedor que una madre y abuela puede aportar a la vida de sus descendientes.
Existe toda una vida detrás del soplido de tres velas. Por supuesto, la celebración de los 104 años representó para todos una gran alegría y satisfacción. Aunque no solo por una fiesta de cumpleaños, sino por la oportunidad de disfrutar de ella durante tanto tiempo, lo que realmente deja huella.