Cárcel y camino (III): El camino empieza donde acaba

Cinco internos del Centro Penitenciario de Jaén recomiendan la experiencia vivida en libertad

29 dic 2024 / 11:29 H.
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La libertad es el precio que tienen que pagar quienes cometen errores que, en algunos casos, son imposibles de reparar. Luchar por alcanzar ese sueño se convierte en el objetivo principal de quienes, entre las rejas de la cárcel, aprenden una verdadera lección de vida. No todos los internos del Centro Penitenciario de Jaén aspiran a salir de sus muros. Hay excepciones que confirman la regla ante el desamparo que encuentran en la calle. Sin embargo, los cinco protagonistas de “Cárcel y Camino”, el serial con el que Diario JAÉN despide hoy una experiencia única, están arrepentidos de la decisión que les llevó a prisión y sólo piensan en el final de un recorrido que les hizo más personas.

Son José Diego, Juanma, Pedro, Víctor y Manuel, jiennenses de carne y hueso que piensan, que sienten, que lloran, que ríen... Fueron elegidos por la Dirección de Tratamiento para entrar en un programa que les llevó, a principios de octubre, a participar en una peregrinación a Santiago de Compostela durante seis días en los que alcanzaron la gloria. La historia comenzó hace tres años, cuando la Pastoral Penitenciaria de la Conferencia Episcopal Española impulsó una iniciativa que el sacerdote salesiano José González introdujo en Jaén. Son catorce presos —en las tres ediciones— los que, hasta el momento, tuvieron la suerte de vivir un proyecto que ya está más que consolidado y que, poco a poco, roza la perfección. El director del centro jiennense, Juan Mesa, no sólo ve con buenos ojos el viaje cada año, sino que coloca alfombra roja a sus funcionarios para hacerlo posible.

Lo mismo ocurre con la Fundación La Caixa, patrocinadora; la Diputación Provincial, que arrimó el hombro con el alquiler de la furgoneta; la empresa Burjarkay, que tuvo un gesto importante; el exalcalde Julio Millán, que hizo las gestiones para conseguir la gratuidad de algunas excursiones, o el Ayuntamiento de Alcalá la Real, que procuró una visita guiada a la Fortaleza de La Mota inolvidable. Hay que tener en cuenta que, antes del Camino de Santiago, el Centro Penitenciario de Jaén programó cuatro rutas de senderismo para preparar los cuerpos antes de partir hacia la gran peregrinación. José Diego, Juanma, Pedro, Víctor y Manuel salieron de prisión el 30 de septiembre y regresaron el 6 de octubre. Estuvieron acompañados por dos funcionarios, Juan Miguel Cazalla y Antonio Castro; el capellán, José González; los voluntarios de la Pastoral Penitenciaria Juan Cózar y Francis Benedicto; la mercedaria y capellana Carmen Fernández, y dos voluntarios de La Caixa, José Cantudo y Luis Granados.

Las rutas estuvieron perfectamente organizadas, con turismo incluido por pueblos y ciudades con encanto, una experiencia que sirvió a la población reclusa para reflexionar y entender que el camino empieza donde acaba, porque nada más terminar el viaje se pusieron como meta una vida fuera de rejas, en libertad, un privilegio que tendrán que ganarse a pulso. Sus testimonios son estremecedores. Cada uno se sintió como uno más en una peregrinación en la que lo que más valoraron fue la convivencia con sus acompañantes. “Afloró la persona”, dicen repetidamente. Los cinco están enormemente agradecidos por la vivencia y recomiendan a quienes están como ellos que, alguna vez en su vida, realicen el Camino de Santiago, un lugar con una magia especial al que prometen regresar con sus familias en cuanto las circunstancias lo permitan. Todos son padres de familia, hijos, hermanos...

Sus testimonios son un ejemplo de buena conducta y ponen en valor la importancia de la reinserción. Emocionados por poder contar a la ciudadanía su historia, basta con escucharlos para comprobar que la represión de las rejas los devolvió a la vida después de un periplo por otros caminos que a lo único que conducen es a la maldad. No todos los que están entre aquellos grandes y fríos muros pueden contar lo mismo. Algunos se cierran a las terapias que, como la peregrinación a Santiago de Compostela, ayudan a encontrarse con ellos mismos. La normalización de la cárcel en la sociedad también es un camino para que la reinserción sea una realidad en un mundo en el que, como en la misma vida, hay de todo.




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