Un léxico que es genuino

28 feb 2016 / 10:45 H.

Damos por finalizado el repaso a la historia del flamenco. Lo ofrecido en los artículos anteriores ha sido un resumen que espero nos haya aportado una ligera idea de por dónde han ido los hilos de este arte.

Esto no quiere decir que, de cuando en cuando, no tenga que echar mano a citas o pasajes de esta historia, así que para continuar creo necesario que compartamos un mínimo de vocabulario flamenco. Como en todos los oficios y profesiones se suele usar una serie de palabras y conceptos que hay que conocer para conseguir que la comunicación sea clara, fluida o concreta. ¿Nunca se ha quejado usted de no entender lo que le dice su médico? ¿Comprende usted las explicaciones de un abogado?

Pienso que más de una vez le hemos dicho a estos profesionales eso de: “de acuerdo, pero ahora dímelo en cristiano”. En el leguaje flamenco se dan con bastante frecuencia la polisemia y la sinonimia, así que daré comienzo a contar brevemente el significado de estos términos literarios a la vez que pondré ejemplos de ambas figuras.

Sinónimo: 1. adjetivo. Dicho de un vocablo o de una expresión que tiene una misma o muy parecida significación que otro. Por ejemplo son sinónimas las palabras coda, macho y en muchos casos estribillo. Polisemia: 1. f. Ling. Pluralidad de significados de una palabra o de cualquier signo lingüístico. Si decimos tercio podemos estar refiriéndonos a la tercera parte de algo o a cada uno de los versos que forman una estrofa. Hay términos que están cayendo en desuso dado que gran parte de los aficionados al flamenco se interesan bastante poco por el estudio de este arte.

No estoy echando la culpa a los aficionados, sino a las instituciones, así que aprovecho este artículo para pedir, a quien corresponda, el apoyo institucional para que se divulgue el flamenco no solamente con festivales y subvenciones a espectáculos, sino que lo haga desde la parcela educativa.

Para no ser injusto, desde aquí quiero expresar mi enhorabuena a la Universidad de Córdoba que tuvo, hace algunos años, la gran idea de crear la cátedra de Flamencología. Claro está, quien quiera conocer el flamenco de una manera sistemática solamente le queda desplazarse hasta Córdoba durante unos meses o años para poder asistir a las clases de teoría del flamenco. Ya hice mención del flamencólogo y maestro que fundó la cátedra de Flamencología, mi buen amigo Ángel Gómez, y que tras su jubilación ha sido sustituido por el cantaor Luis de Córdoba.

O sea, que quitando algunas muy honradas excepciones, si alguien quiere aprender flamenco de forma sistematizada, tiene que desplazarse y pagar. Pero vamos a lo que vamos. Uno de los términos que solamente se usa cuando se habla de flamenco entre personas entendidas es el de glosolalia. Este término proviene del griego y se forma con las raíces glossa, que significa lengua y lalien que se refiere a habla. Dicho así es difícil de comprender pero si pueden entrar en Youtube y escribean https://youtu.be/d7441PTB82o, comprobarán que la Paquera de Jerez comienza su cante con una especie de trabalenguas muy característico de esta cantaora. Pues bien, estas palabras sin sentido que se ejecutan en algunos cantes es lo que se denomina glosolalia. La glosolalia no es algo que se dé únicamente en el flamenco, pues estas series de sonidos ininteligibles se dan también en el mundo de los santeros sanadores, telepredicadores que entran cuasi en trance.

Son frecuentes en las bulerías que comienzan diciendo: “trijali, trijali, trijii...” o algunos fandangos: “le, li, li, alá...” o quizás la más popular de la alegrías: “tiriti tran, tantan, tan...”. Si en una conversación entre aficionados escuchamos decir que tal o cual copla es muy poética, pongamos por caso, hay que saber que se está refiriendo a la letra, no a la canción española llamada también copla. (Por una mujer/ tuve un momento de loco/ y esa mi ruina fue). Podemos escuchar, esa cantaora alarga mucho los tercios o fulano ajusta los tercios rematándolos de forma muy flamenca. Pues eso, tercio no significa en el flamenco la tercera parte de algo, sino que se refiere a cada uno de los versos que componen una copla, así que esta que os presento está formada por cuatro tercios: “Abre la flor su capullo/ la besa el sol con sus rayos/ yo te abrí mi corazón,/ y tus ojos lo marchitaron”.

Macho: Estrofa, por lo general de tres versos o tercios, que se canta después de la copla principal de algunos palos flamencos. “Y no me des más penas/ que yo seré esclavito tuyo/ hasta que me muera”. Sinónimo de macho es la coda, pues esta no es ni más ni menos que una adición brillante que se hace al final de un cante.

Y siguiendo con este apartado solamente me queda añadir las cabales que no son ni más ni menos que unas seguiriyas, cambiadas de tono, se suelen hacer como remate (igual que el macho o la coda). Generalmente, el macho, la coda o las cabales suelen hacer de resumen de la letra principal, pero no solamente encontramos estos finales en palos tan serios como las seguiriyas, sino que cuando la copla de unas sevillanas están escritas según los cánones, es decir, con estrofas de seguidilla castellana, el estribillo hace las veces de coda: “lo que me pesa,/ el tiempo que lo tuve/ en la cabeza.