Lagunas de Valdeazores

Una zona de extraordinaria belleza y uno de los iconos del parque natural de Cazorla, Segura y las Villas, donde poder disfrutar de una singular ruta y observar una amplia variedad de fauna y vegetación

04 ago 2019 / 12:48 H.

Estas lagunas son un auténtico regalo para la vista, un espectáculo para los sentidos y un verdadero gozo para el alma. De extraordinaria belleza, suponen uno de los iconos de todo el parque natural de Cazorla, Segura, Las Villas y el Pozo y reúnen todos los ingredientes para ser emblema de los hábitats acuáticos de todo este espacio protegido. Cuentan con una situación geográfica excepcional, en la más zona alta y húmeda del parque, entre el monte de Guadahornillos y la cuerda del Banderillas. Encajonadas entre altas montañas, cubiertas de vegetación, poseen una fauna excepcional donde sobresalen las nutrias, galápagos, culebras bastardas y víboras hocicudas. Cuentan con una avifauna extraordinaria con presencia del martín pescador, mirlo acuático, ruiseñores, oropéndolas, garzas, fochas, cercetas, somormujos y por supuesto, la presencia de la trucha común de elevada pureza genética. Igualmente destacables son la presencia de especies vegetales de ambientes húmedos como acebos, tejos, servales, mostajos y de ribera como fresnos, sauces, carrizos y eneas, junto al poleo y la cola de caballo. Si algún ingrediente falta es el ser nacimiento del Borosa (oficialmente en el manantial de Aguas Negras). Éste es el río que mas caudal aporta al Guadalquivir. El descenso de este hermoso río proporciona, además, las más bellas cascadas de todo el espacio natural como la del Salto de los Órganos y la cascada de la Calavera.

Tenemos, además, la suerte de tener un buen camino para poder disfrutarlas en todas las épocas del año. Para llegar al punto de inicio de nuestra ruta en el Collado de Fuente Bermeja, hemos de desplazarnos al municipio de Cazorla y seguir por la Iruela hasta el poblado del Vadillo Castril. Desde aquí cruzar el joven Guadalquivir y tomar el desvió por el antiguo camino de Castril de la Peña. Este carril es, ya por sí, de una belleza desbordante con amplias masas de pinos laricios o salgareños, rodales de quejigos y notables manchas de encinar.

Llegaremos a la sorprendente Nava de San Pedro, cruzaremos los arroyos de Valdecuevas y el de Valdetrillos en el sugestivo Estrecho de los Perales para llegar, por fin, al Collado de la Fuente Bermeja. Aquí existe una bifurcación que se encuentra cortada al tráfico rodado por una cadena. Dejaremos nuestro vehículo bien aparcado en una zona sin cobertura vegetal e iniciaremos nuestra marcha.

Es una ruta lineal, inicialmente en descenso, que luego habrá que deshacer, por lo que la vuelta será cuesta arriba. Esto es muy importante tenerlo en cuenta si hacemos la ruta en verano. Al poco de caminar a nuestra derecha la fuente que da nombre al collado de partida, la Fuente Bermeja, un antiguo abrevadero descansadero, cuya falta de cuidado y mantenimiento la está haciendo desaparecer. Seguiremos en acusado descenso hasta un gran manantial que queda a nuestra izquierda. Es la llamada Fuente de la Reina. Es una caudaloso manantial, que jamás llega a secarse, que se encentra abovedado para antaño facilitar el paso a los carruajes.

Seguiremos descendiendo para encontrarnos la primera de las lagunas. La preciosa y espectacular laguna de Valdeazores. Antaño natural, hoy se encuentra represada para mantener un nivel constante, vital para la avifauna y vegetación de ribera. Un kilómetro más abajo encontraremos Aguas Negras una laguna artificial, embalsada para mantener constante el caudal de agua suministrado a la central hidroeléctrica, existente aguas abajo. En el margen derecho de la presa existe un estrecho sendero que nos lleva al manantial de Aguas Negras, nacimiento del río Borosa. Tiene la singularidad de brotar con gran ímpetu bajo una gran losa, suministrando un abundante caudal y un agua cristalina y muy fría.

La vuelta la haremos en sentido contrario teniendo la precaución de evitar las horas de más calor en verano y tener presente que estamos en un espacio natural protegido de altísimo valor por lo que hemos de ser escrupulosamente respetuosos con la flora y la fauna y no dejar ningún tipo de basura o señales de nuestra presencia.