“Jaén tiene un buen corazón con el pueblo de Camboya”

Sethea

09 feb 2020 / 11:39 H.

Natural de Camboya,Neou Shetea es un misionero que desarrolla trabajos con agricultores y la comunidad indíegna de la provincia de Seam Reap para potenciar sus cosechas. Esta labor la desempeña a través de Manos Unidas y con la ayuda de los enlaces comarcales de la diócesis de Jaén.

—Se encuentra ahora en Jaén. Toda la diócesis va a apoyar la segunda parte de este proyecto. ¿En qué consiste?

—El proyecto que estamos haciendo actualmente en la provincia de Seam Reap recibimos el apoyo de Manos Unidas y el proyecto se llama “Adaptación al cambio climático y mejora de la residencia en comunidades rurales”. Trabajamos con los agricultores y damos conocimientos a ellos sobre la técnica de siembra de cultivos como arroz y hortalizas o la cría de pollos. Les ayudamos a ellos en su trabajo, formamos grupos de agricultura. Cuando ellos forman un grupo, trabajamos más fácil con cursos sobre la técnica y después, formamos a ellos como cooperativa agrícola. Con esa cooperativa conectamos con la empresa privada. Ellos pueden sembrar arroz todos juntos y se pueden obtener mejores precios del producto.

—Esos productos van directos a la empresa privada.

—Sí. Ese arroz se puede exportar para otros países y es más beneficioso para ellos. Es una de las actividades más importantes que hacemos.

—¿Desarrollan más actividades?

—Otra es la formación a los agricultores sobre cómo prepararse para afrontar el cambio climático. En Camboya hay un problema importante como es la sequía. Pasa muchas veces. Entonces, los agricultores deben tener medidas. Se pueden usar almacenes de arroz que pueden ser más resistentes a la sequía.

—¿Cuáles son los productos más importantes de Camboya?

—El más potente es el arroz. Pero también les ayudamos a ellos en la siembra de hortalizas y la cría de pollos. Con estas actividades pueden ganar más dinero. Por ejemplo, el pollo natural es un producto que hace mucha falta en los lugares turísticos como Seam Reap. Las familias pueden ganar mucho más dinero.

—Un proyecto en el que se han implicado los archipatronazgos de la diócesis de Jaén.

—Funcionamos a nivel diocesano. Tenemos 53 enlaces comarcales, todos voluntarios. Cada uno tiene su equipo y desde la realidad de su pueblo fomentan actividades a fin de financiar las actividades de Camboya. Para esta fase del proyecto se han recaudado 300.000 euros.

—¿Cómo valora su implicación?

—Esa ayuda es muy importante. Con la ayuda del pueblo de Jaén tenemos más recursos para ejecutar nuestro proyecto. Todo eso sirve para ayudar a los agricultores, que pueden tener más rendimiento de arroz, así como un sistema de riego a través de canales para potenciar el rendimiento de la cosecha. Es fundamental.

—Este año han participado todos los pueblos de Jaén.

—Es muy bueno. Jaén tiene un buen corazón con Camboya. Es un esfuerzo importante. Vengo como testimonio de Camboya para poder decir exactamente lo que está pasando y con la ayuda de los voluntarios, debo decir que me ayuda también para poder dar información real de Camboya y cómo se está transformando su ayuda en beneficio humano.

—¿Cómo está cambiando Camboya con este proyecto?

—Creo que en estos años el medio de vida de los campesinos ha mejorado a través del incremento de la producción de arroz y sus ingresos. Las familias pueden tener suficiente comida y con ese dinero, se pueden ayudar a los niños a que estudien en niveles más altos. Cuando las familias tienen bajos ingresos, los niños no pueden ir a la universidad, van a trabajar. Con esta ayuda de Manos Unidas y del pueblo de Jaén, las familias pueden dar más recursos a sus hijos para terminar la Secundaria o ir a la universidad. Mejorará así el desarrollo de vida de la comunidad.

—Ha trabajado también con la comunidad indígena. ¿Cuál es su situación actual?

—Trabajamos con ellos para proteger los recursos naturales y sus bosques. En Camboya hay un impacto negativo del cambio climático, pero con este proyecto trabajamos en el cuidado de sus zonas naturales. Damos formación y conocimientos sobre las leyes para que ellos puedan cuidar o negociar con el gobierno o empresas para proteger esa tierra.

—Aparte del cambio climático, ¿qué otros problemas sufre la población de Camboya?

—La pobreza es la consecuencia de la guerra que hubo hace muchos años. He visitado varios institutos jiennenses tratando de explicar las causas de la pobreza en Camboya. Es un país que acaba de salir de la guerra. Aunque terminó en 1979, las consecuencias directas de la guerra han durado hasta 2000. A partir de ese año podemos desarrollar nuestros recursos en las comunidades rurales porque no hay guerrilleros ni tráfico ilegal de productos. Trabajamos bien. Las áreas rurales tendrán un mejor desarrollo en los próximos años. También tenemos problemas con la empresa privada. El gobierno da concesiones de tierra a las compañías cuando esas tierras pertenecen a los agricultores o los indígenas. Nosotros damos conocimiento para que pueden defender sus derechos con las leyes en la mano y reclamar esa tierra que les pertenece.

—Trabaja con instituciones gubernamentales. ¿Han cambiado su forma de trabajar?

–Colaboramos con instituciones en todos los aspectos. Hay algunas instituciones que trabajamos directamente en la técnica agrícola, pero también trabajamos con otras para proteger el medio ambiente. Además, tenemos un contacto directo con las autoridades locales para que entiendan las necesidades de los pueblos más vulnerables. Juntos protegemos a esos pueblos y el medio ambiente.

—Además de Manos Unidas, ¿cuántas oenegés hay trabajando en Camboya?

—Creo que unas 1.000 o menos. Antes habían alrededor de 3.000 oenegés, pero ahora hay un control estricto del gobierno para que puedan entrar. Además, algunas oenegés no tienen fondos.

—¿Han conseguido ya niños que hayan terminado los estudios o familias con más recursos?

—Sí. Las oenegés tienen mucha influencia en el desarrollo del área rural. El gobierno no tiene toda la capacidad de desarrollo. Puede trabajar en algunos aspectos como en la construcción de carreteras o edificios básicos como un hospital, pero para trabajar con los pueblos más remotos no puede. Entonces nosotros trabajamos con esos pueblos sin intervención alguna del gobierno. Esas comunidades van cambiando. Si hablamos de 20 años atrás, no había muchas mujeres que participaran en actividades sociales o había mucha violencia doméstica. Nosotros podemos evitar eso y ayudar a las mujeres a conocer sus derechos. Ellas pueden participar en las actividades de la comunidad y aprender agricultura para mejorar su vida. También tiene que tener posibilidad de decidir, no solo depender del hombre. Hay mujeres que ya toman decisiones como líderes de la comunidad.

—¿Cuántas personas han podido beneficiarse de este proyecto?

—De manera directa se han beneficiado 3.701 personas y de manera indirecta han sido unas 14.804.

—¿Qué futuro tiene este proyecto?

—Va a contribuir mucho a la vida de la población. Aumenta el impacto positivo de las familias y puede ser modelos para otras zonas de Camboya. Ahora trabajamos en una provincia, pero en futuro queremos llegar a más áreas. También les enseñaremos a buscar niños de mercado. Veo un futuro lleno de esperanza y ganas de trabajar por esta comunidad.

—¿Ve con buena salud el espíritu solidario de Jaén?

—Cuando vengo aquí, los jiennenses comprenden aún más la necesidad de los pueblos indígenas. La recompensa de su ayuda ya se está viendo y la comunidad irá a más.