El pan, un alimento con tejido productivo

La elaboración y venta de este producto se relaciona con otros comercios y bares

21 jun 2020 / 12:02 H.

La memoria olfativa permite al ser humano recordar al menos un billón de olores y, con total seguridad, el olor del pan recién hecho es uno de los que no se olvidan. Este alimento, clave dentro de la dieta mediterránea, no solo es una completa delicia ya sea natural, tostado o con un buen chorro de aceite jiennense, sino que también es uno de los elementos que (por estar día a día en presente en la mesa de cada casa) genera un tejido productivo.

Así ocurre en poblaciones como Bailén, donde de hecho hay varias empresas panificadoras que se encargan de la elaboración y distribución de pan. Negocios que, a su vez, ayudan a generar empleo en el municipio, ya que el trabajo en una panadería requiere de mucha ayuda para la producción de todo el género necesario para abastecer a los clientes particulares y empresas, así como su posterior reparto o la posibilidad de contar con un comercial que ayude con las ventas. Ciertamente, este no deja de ser un sector muy sacrificado. Los horarios de trabajo de los panaderos no se enmarcan dentro de la “normalidad”, al contrario, suelen trabajar de noche para que el producto llegue fresco cada mañana a las tiendas y bares. Lo cual requiere un gran compromiso y esfuerzo por parte de todos los profesionales que se dedican a este oficio.

Aunque en Bailén también han nacido alternativas que no requieren, específicamente, que se haga el pan antes de venderlo. Así surgieron casos como Palén, una distribuidora de pan, roscas, pizzas y otros elaborados que compra el género a empresas con un alto estándar de calidad para venderlo, posteriormente, a empresas de la hostelería. Una iniciativa que demuestra que las oportunidades de crecer y emprender en los municipios de la provincia jiennense están ahí, solo hay que saber encontrarlas.

Por otro lado, en Bailén no solo tiene importancia el sector del pan en lo que a economía local se refiere. Tras la caída de las empresas que se dedicaban a la cerámica, el municipio ha pasado un “mal trago” en cuanto a empleabilidad. Sin embargo, los esfuerzos por remontar este bache han dado sus frutos y, poco a poco, el tejido empresarial de Bailén está recuperando buena fuerza. En este sentido, se observan grandes avances en campos como el turismo, del que se benefician tanto los comercios locales, como los alojamientos y los establecimientos hosteleros.

“Estoy muy orgulloso de haber montado mi empresa”
Vicente Hernández Villar Gerente de Palén, de Bailén |

Palén es un nombre curioso para una empresa y, la versión corta que lo explica es que proviene de la frase “pan de Bailén”, quedándose solo con las sílabas primera y última. Sin embargo, hay una pequeña historia detrás. Vicente Hernández, de 34 años, decidió tomar las riendas y montar su propio negocio tras el cierre de la empresa en la que trabajaba. Así, se embarcó en Palén, con la que distribuye productos como pan, bollería, pasteles o pizzas congeladas al por mayor. ¿Y su nombre? Un día, se juntó con unos compañeros para buscar el nombre perfecto para su nuevo proyecto. Entonces, como el pan iba a ser el eje de todo, buscaron cómo se decía esto en latín: “panem”. Sin embargo, ya había muchas otras empresas que llevaban este nombre y Hernández quería algo más original, así que adaptaron la última sílaba para acercarla a su pueblo y crear, así, un nombre con más gancho.

Palén comenzó su andadura en 2018 y, desde entonces, ha experimentado un gran crecimiento económico. En estos momentos, la plantilla la conforman tanto Vicente Hernández como su mujer, Silvia Ortiz, que lleva la oficina, además de otros dos repartidores y un comercial. Todos, aproximadamente, del mismo rango de edad, pues este bailenense contó para su plantilla con personas que ya conocía y en las que confiaba. Sobre la idea de quedarse en su pueblo y emprender, Hernández comenta que trabajar en Bailén es un orgullo para él. “He estado 14 años trabajando fuera de aquí y he echado mucho de menos mi pueblo y a mi gente. Por ello, estoy muy orgulloso de haber montado mi propia empresa”, explica.

Un negocio que lleva, además, con un gran componente social. En este sentido, señala que cada año tratan de colaborar con alguna asociación o causa. El primer año se involucraron con la labor de “Pídeme la luna”, para la que hicieron un roscón solidario y aportaron un tanto por ciento de las ventas a la asociación. Ahora, con la pandemia provocada por la covid-19, indica que han donado pan al comedor social de Bailén y han cedido áreas de servicio para que descansen y coman los camioneros.