El deporte, la mejor medicina
Ignacio Díaz, exjugador y médico deportivo, desgrana su experiencia entre los asistentes

Mandela, que sabía lo que se decía, hablaba del deporte como de algo capaz de transformar el mundo, de unir a la gente como acaso ninguna otra manifestación o actividad. De ahí que la práctica de ejercicio físico desde los primeros años debiera ser, más allá de ambiciones o competiciones, una costumbre saludable en aras de formar a mejores individuos y, por ende, una sociedad plena de valores.
Bien lo sabe el protagonista de hoy, el madrileño Ignacio Díaz Olivares, que en la fotografía superior aparece rodeado de cantera futbolística al aire libre del Puente de la Sierra, donde este exfutbolista y médico especializado en salud en el trabajo acudió a ofrecer su rica experiencia a los chavales.
En Jaén desde 1966, adonde llegó para formar parte del club blanco con una envidiable formación futbolística en la cantera del Real Madrid y tras jugar con el Atlético, incluso en el primer equipo, aquí encontró el amor, creó un hogar y echó raíces. Una querencia hacia esta tierra y su equipo que, sin embargo, no le impide opinar como lo hace —recurriendo, incluso, a la terminología que mejor maneja, la de la medicina— sobre la situación actual de la entidad: “La enfermedad del Real Jaén es irreversible”, diagnostica, con rotundidad, Díaz Olivares. Y añade: “Las entidades públicas deben ayudar, pero no con el dinero de todos. Si el equipo tiene que desaparecer, hay que dejar de lado el sentimentalismo, para empezar de nuevo y trabajar la cantera”, afirma con ese espíritu pragmático, científico, en el que sustenta su opinión, su valioso parecer.
A los veintiséis años se retiró de los estadios y se entregó a los estudios y, a día de hoy, sobrado de edad para jubilarse, continúa en el ejercicio de la medicina “por mantener la actividad”, entregado a sus nietos, uno de los cuales, tocayo suyo, ha vuelto a colocar el apellido en las alturas del fútbol internacional pero al que le recuerda, constantemente, que la gloria no debe interponerse en su formación académica.
Gran consejero, sin duda, un abuelo así cualquier nieto se lo pediría a los Reyes.

Díaz formó parte del Real Jaén en un gran momento del club, con el que vivió “temporadas sensacionales”. En la foto —segundo de la primera fila por la izquierda— con sus compañeros de equipo en la década de los años 60.

Al frente del área de Salud Laboral del Centro de Seguridad e Higiene en el Trabajo de la Junta hasta que se jubiló, no cuelga la bata blanca. Fútbol y medicina son sus dos pasiones, a las que sigue dedicándoles gran parte de su tiempo.

Su nieto Nacho, jugador del Villarreal e internacional con la selección sub 16, es, actualmente, “jefe” de la dinastía deportiva de los Díaz, que incluye a su abuelo y su padre, todos con igual nombre y primer apellido. En la imagen, Ignacio se fotografía con el futbolista hace pocos días, en Portugal.