De aquella Manchuela a esta Mancha Real

16 abr 2016 / 19:15 H.

Los primeros indicios de presencia humana en las tierras de Mancha Real se remontan al Paleolítico, en el asentamiento de El Soguero. En el Neolítico (V y IV milenio a C.) y la Edad del Bronce (III milenio a C.) se produjo una proliferación de asentamientos en esta zona, entre los que se encuentran los de Piedras Gil, Cerro Moreno, Cerro Alcalá y Peñaflor. Incluso, el primer nombre de este pueblo, cuyo origen explicamos en otro capítulo, fue el de Gaiscal o Gueiscal.

La etapa ibérica ha quedado constatada en los asentamientos de El Toril y Las Casicas. El primero ha sido identificado con la legendaria ciudad de Letrania, aunque otros sitúan aquí otra hipotética ciudad, la de Gaiscal. Como antes indicábamos, incluso, Letrania quedó definitivamente en Letraña, pese a que la ñ en Latín no existe. En época romana se localiza en Cerro Alcalá la Ossigi Latonium, citada por las fuentes, que gozó de un estatuto privilegiado. En su entorno proliferó un gran número de villas: El Pino, Cirueña, Las Pilas o La Puente, entre otras. Durante época islámica la zona estaba poblada por pequeñas aldeas o alquerías, una de estas es la de Peñaflor, que por los estudios arqueológicos que conocemos, contaba entre 20 y 30 viviendas. Tras la conquista cristiana, se mantuvo este poblamiento disperso en torno a torres de control, entre las que cuentan las de Peñaflor, el Risquillo, La Torre del Sordo, etcétera.

cien familias. En cuanto al núcleo actual de población, la ciudad de Mancha Real fue fundada por Carlos V en el año 1537, dato con ello cumplida cuenta de los deseos expresados por su madre doña Juana, en 1508. La Villa tomó el nombre de la Manchuela. El motivo de su fundación se enmarca en el proceso repoblador de estas tierras tras la finalización de la Reconquista “para salvaguarda y defensa de los caminos”.

En otro lugar de este libro “Nuestra historia”, vienen distribuidos los nombres de los primeros hombres que vinieron aquí con sus familias en qué calles vivieron.

La previsión inicial de la Manchuela era acoger a unas cien familias, pero pronto quedó desbordada ante el aluvión de gentes de los pueblos de alrededores que se asentaron en este lugar. Tan solo 50 años después de su fundación contaba ya con 1.660 habitantes.

El auge y consolidación de la Manchuela, como núcleo poblacional, determinó la lucha por su independencia de la ciudad de Jaén desde prácticamente los albores de su fundación, 1557. Felipe II le concedió el título de la Villa, no sin antes haber desembolsado, sus vecinos, una importante suma de dinero, 58.000 reales. Pese a este reconocimiento, no cesaron los conflictos entre la Villa y la Ciudad de Jaén. De la importancia que adquirió la Manchuela es testimonio la parada en el viaje regio de Felipe IV en 1635 en este lugar, lo que propició su cambio de denominación por el actual Mancha Real. Esa parada fue en la Semana Santa de 1624 pero, hasta el 25 de noviembre de 1635, no acordaron, “las justicias de la Villa”, añadir el apellido de “real”. La población siguió creciendo a lo largo del siglo XVIII, hasta llegar a duplicar la cifra del XVI, a finales de la centuria. A mediados del XIX ya contaba con 3.996 habitantes y a finales sobrepasaba los 6.000.