Aventura en el Guadalentín
La Senda de Pescadores ofrece a los caminantes parajes de una gran belleza en el Parque Natural, en Pozo Alcón


En cada sierra, hay lugares emblemáticos, señeros de la majestuosidad de cada paraje; la cabecera del río Guadalentín es uno de ellos. Para iniciar esta ruta nos desplazaremos hasta el kilómetro 25 de la pista forestal que desde el Vadillo se dirige a la Nava de San Pedro. Una vez rebasada esta, llegamos a un pequeño puerto donde el carril cruza entre una trinchera de roca y justo aquí, existe un pequeño lugar donde dejar el vehículo. Desde este punto tenemos dos opciones; la primera es seguir por la pista unos pocos metros hasta un desvío a la derecha y en descenso, que está cortado por una cadena y llegar por el mismo hasta el hermoso y muy cuidado cortijo del Vado. También desde la misma trinchera, y como segunda opción, desciende el antiguo camino entre un maravilloso bosque de encinas y llega a unirse con la pista en el cortijo citado. Este quedará a nuestra izquierda, pasando junto al nacimiento de Siete Fuentes (conjunto de varios rezumes, que conforma un pequeño arroyo). Siempre en descenso llegaremos al idílico paraje del Vado de las Carretas, donde antiguos campos de labor se fusionan con encinas y quejigos, frutales y nogueras. En este delicioso lugar se cruza el río Guadalentín y se le une el arroyo de la Nava. Aquí encontraremos una señal del GR 247, cuya etapa 14 discurre por aquí en busca del embalse de la Bolera.
Tras vadear el río seguiremos por la pista hasta la ruinas del cortijo de Poyo Tribaldo. Es un hermoso rincón que cuenta con su era y una pequeña inscripción sobre la puerta “Poyos de Tribaldo, donde no se necesita nada, para tenerlo todo”.
Tras visitar este lugar, volvemos a la pista donde encontraremos algunas ruinas de pequeños cortijos o tapuelas. Llegaremos a uno magníficamente rehabilitado y perfectamente integrado en el entorno; es el Cortijo de la Paulera. Tras rebasar la entrada principal y sobre el vallado, existe una pequeña puerta que se mantiene abierta y que cerraremos a nuestro paso. Nos dirigimos a una pequeña cresta de rocas y encinas, frente a un antiguo terreno de cultivo y sobre esta otra pequeña puerta que igualmente cerraremos a nuestro paso. Estamos en el borde del barranco del río Guadalentín, iniciado un vertiginoso descenso hasta el borde del río. Comenzamos, aguas arriba, nuestra singular aventura acuática. Al poco de remontar el río nos toparemos a nuestra izquierda, según ascendemos la preciosa Cerrada de la Canaliega donde el arroyo de los Tornillos de Gualay vierte sus aguas al Guadalentín. Este tramo del río fue habilitado con pasarelas y pequeños puentes de madera. La madera se ha podrido y en muchos puntos hay que ir saltando entre los restos de pilastras y estribos de los puentes e ir vadeando el río, disfrutando de las deliciosas pozas que forman estas aguas cristalinas. En algunas de ellas el agua toma colores turquesas o esmeraldas, añadiendo aún mas belleza a este singular paraje.
Además, es una zona donde puede observarse abundante avifauna, destacando entre ella la nutria; que captura entre sus aguas cangrejos de río. Otra singularidad es qeu abunda la Lagartija de Valverde (Algyroides marchi) un endemismo ibérico restringido a las Sierras de Cazorla, Segura, Las Villas y el Pozo.
Poco a poco remontamos estas aguas limpias y transparentes para llegar al puente de la antigua Casa Forestal del Vado de las Carretas. Donde retomaremos el camino inicial hasta el vehículo. Esta es una zona en un excelente estado de conservación, por lo que hay que ser extremadamente respetuosos, evitando dejar basura y no recolectar flora ni fauna.