“Y el palio acalló la polémica”

El Perdón es la cofradía del atrevimiento, valiente donde las haya y fiel a sus principios estéticos —cuando se habla de su procesión— y evangelizadores —durante su rica vida cofrade a lo largo del año—.

02 abr 2015 / 14:34 H.

Por eso no se arredra cuando toma una decisión, por más polémica que esta genere. Y es que en el año en el que las cofradías se ven justas de costaleros, la hermandad sacramental del barrio de Cristo Rey apostó, aun sobrada de hombros, por reducir a la mitad el número de portadores del paso de palio, adaptarlo a costal y decir adiós a treinta años de varales. Una medida que, sin duda, provocó división de opiniones pero que, al final, vistos los resultados —su comitiva—, ha sido un acierto. Pero, poco a poco.  
Inmersa en el sesenta aniversario de la imagen del Señor Preso de Palma Burgos, la cofradía impregnó de detalles relacionados con esta celebración su manifestación pública. A falta de la liberación del reo cuyo privilegio volvió a tener el el año pasado y que en 2015 se le resistió, el colectivo del Paseo de la Estación presentó un variado repertorio de novedades, hermosas novedades. Salió el Amor, esta vez con túnica morada, lisa, sencilla, acorde con la humildad estética de Jesús del Perdón. Impresionante, como siempre. Como nunca también.
El Libertador apoyó su aliento en un capitel —de Juan Abascal— que regresó al paso tras años sin sostener el aire. Bajo los pies del Señor, lirios en lugar de claveles, que sesenta primaveras no se cumplen todos los Miércoles Santos.
La Virgen... ¡A ver quién detalla, sin quedarse corto, ese joyero sobrecogedor en el que la Esperanza hizo olvidar que, hasta 2014, la mecían varales! Mari Carmen Bermejo, camarera de la Señora, lo hacía con el mismo afán con el que enseña las maravillas de Jaén, pero serían necesarios dos periódicos para no dejar nada fuera, de tan rico y simbólico como es ese paso de palio. Quienes lo rozaron con su silencio, los privilegiados con su cercanía aún lo comentan. La rotundidad estética que trono y costaleros procuraron a la procesión acalló cualquier atisbo de polémica y justificó, sobradamente, la decisión de la hermandad. Los aciertos, a veces, necesitan siglos para ser comprendidos. Y el Perdón, “a este paso” tiene muchos por delante.