Villacarrillo vive una gran tarde con la terna a hombros y un indulto
ENRIQUE ALONSO / VILLACARRILLO
Fue una corrida de toros para la historia. Una gran tarde que se recordará durante mucho tiempo porque miles de personas llenaron el coso de Villacarrillo y vivieron una gran fiesta. Hubo un indulto, una vuelta al ruedo para un toro y se cortaron diez orejas y un rabo. Sin duda, un espectáculo de los grandes.

Fue una corrida de toros para la historia. Una gran tarde que se recordará durante mucho tiempo porque miles de personas llenaron el coso de Villacarrillo y vivieron una gran fiesta. Hubo un indulto, una vuelta al ruedo para un toro y se cortaron diez orejas y un rabo. Sin duda, un espectáculo de los grandes.
Se vieron seis toros que pelearon como auténticos valientes. De hecho, solo murieron cinco porque al último la plaza le pidió el indulto en pie moviendo más pañuelos blancos de los que se habían visto en toda la tarde para pedir las orejas. Se recordará durante años e, incluso, cuando pasen décadas seguro que muchos contarán aún en las calles del pueblo que estuvieron en esa corrida de toros. Nadie se movió de su localidad hasta el final. Ni siquiera se fue el público que abarrotaba los balcones cercanos a la plaza.
Esta vez, la historia no la escribió solo la terna de toreros. El espectáculo lo protagonizó un quinteto. Dos son padre e hijo, Joaquín y Alberto Morales, que tienen raíces en Dos Hermanas, saborearon las mieles del fútbol como propietarios del Jerez y ahora son criadores de toros bravos en la finca La Marquesa de Vilches. Ninguno de sus toros se paró, tiró una cornada fea o se cayó. Fueron bravos, nobles y con una fijeza que invitaba al torero a estar confiado. El público premió al cuarto con la vuelta al ruedo y al sexto, que se llama Espontáneo, le perdonó la vida. Fue el premio a un gran espectáculo ganadero entre el que conviene destacar al tercer astado de la tarde, que fue tremendamente bravo. Curiosamente, Espontáneo es hermano del otro toro que también se ganó el indulto. Fue en la plaza de Jódar a comienzos de temporada.
La terna brilló con fuerza. Emocionó tanto al público de Villacarrillo que, en diversos pasajes de la lidia, la plaza se ponía en pie para tributar ovaciones cerradas. El Cid consiguió dos orejas de cada toro y se despidió en los medios entre gritos de “¡torero!”. Al primero lo paró a la verónica con gusto. Luego, lo trasteó con la muleta con dos bellos remates por bajo. Siguió con una serie templada a media altura con la derecha para sacar su argumento torero más demoledor, que es su toreo al natural, para dar buenas series con la izquierda. Al final, la faena giró a comunicativa con desplantes después de series en las que se enroscaba al toro a la cintura. Con el cuarto, otra vez, El Cid estuvo serio y firme. Volvió a encandilar al natural y lo llevó largo y con la mano baja en su toreo en redondo. Gustó mucho a la plaza.
El Fandi emocionó en el quinto. En el segundo, tuvo entrega y aguantó las críticas de un sector de público que le decía, en ocasiones con razón, que no estaba cruzado. Al segundo de su lote lo recibió con una larga cambiada. Luego, puso la plaza en pie en banderillas y recibió al animal con la muleta con las dos rodillas en tierra. Toreó en redondo, aguantó parones y cortó las dos orejas.
Por su parte, José Carlos Venegas no se acopló con el tercero, que fue bravo y muy exigente. En cambio, en el sexto, brilló a gran altura. Se lo pasó cerca en redondo y al natural y, al final, se pegó un arrimón con el toro que fue indultado y que levantó al público de sus asientos. Se lo pasaba por delante y por detrás en una faena que fue de menos a más y que tuvo emoción. El animal derrochó fijeza y José Carlos Venegas, valor.
PLAZA DE TOROS DE VILLACARRILLO
Ganado: Se lidiaron seis toros de Torrehandilla y Torrehelberos. Estuvieron bien presentados, fueron bravos y con fijeza. Dieron grandes opciones para el lucimiento. El sexto fue premiado con el indulto y al tercero se le dio la vuelta al ruedo.
Toreros: El Cid, dos orejas y dos orejas.
El Fandi, una oreja y dos orejas.
José Carlos Venegas, una oreja y dos orejas y rabo simbólicos.
Incidencias: Casi lleno con un gran ambiente festivo.