Vecinos de un piso de La Guardia, con el agua al cuello

Nuria López Priego / La Guardia
Los inquilinos del número 4 de la calle Ramón y Cajal, de La Guardia, están agobiados, desesperados e indignados. El 'abandono total' que acusa un dúplex, que es propiedad de una financiera tras ser embargado, 'está detrás' de las filtraciones que los mantienen en vilo día y noche y para las que exigen soluciones inmediatas.  

    01 dic 2010 / 15:33 H.


    Cuando Mohamed Tahayti y su mujer Kalima Bakkali se mudaron al Primero A del número 4 de la calle Ramón y Cajal, en La Guardia, lo hicieron con la “ilusión del que cree que compra una casa nueva”. Pero los problemas aparecieron en cuanto Mohamed Tahayti se puso a pintar la habitación del niño de dos años que tienen. “Noté que había unas manchas en el techo y se me cayó un trozo”, dice.
    Se lo notificó al administrador de la comunidad y dieron parte al propietario del dúplex que hay justamente encima: Unicaja. La entidad financiera embargó el piso hace “más de un año y medio” ante los impagos del comprador, comentan los vecinos. “Fuimos al banco de forma amistosa”, apostilla el administrador, Martín Paredes. “Realmente —añade el vecino del Primero Bajo A, Fernando González— no sabemos el origen de las goteras: si es un problema de obra o del piso, porque, cuando el antiguo propietario se fue, se ve que lo destrozó”. Pero nada. Los avisos de Mohamed Tahayti solo obtuvieron silencio. Y, mientras tanto, los días fueron pasando, hicieron acto de presencia las lluvias y, después, arreciaron, y lo que, en principio, eran algunas goteras degeneraron en “auténticos caños de agua”. “Arriba        —señala González— hay una terraza, de las tres que tiene el dúplex, y se ve que debe haber agua acumulada y se filtra”. Para certificarlo, cuenta: “Le pedimos las llaves a Unicaja para verlo y para arreglarlo nosotros, y, luego, que un juez diga de quién es la responsabilidad. Pero el banco no nos quiere dejar las llaves”. Y la situación es “insostenible”.
    Ante las filtraciones, que ya han dado la cara en el Primero Bajo A, Mohamed y Kalima cubrieron el suelo con un plástico y lo plagaron de cubos. Pero, cuando llueve, todo es poco y no dan abasto para achicar agua. “Cada cinco o diez minutos, hay que ir secando”, sostienen. Y da igual que sea de día o de noche. Así las cosas, Mohamed y Kalima no solo comen, duermen y viven “recluidos” en un dormitorio, sino que “también están sin luz, porque se cortocircuita el sistema eléctrico”, apostilla González. “Y lo peor —añade— no son ya los daños materiales, sino que los suelos de esa terraza están muy blandos y, si nieva, se pueden venir abajo”.
    El comedor del Primero B parece igualmente un charca. El propietario, Juan Luis Jiménez, “esperaba amueblarlo hace dos meses”, pero confiesa que las goteras se lo han impedido. Hasta ahora, solo Tahayti ha interpuesto una demanda contra Unicaja y contra la comunidad, pero Delgado también la ultima contra la financiera y la comunidad anuncia acciones contra Unicaja, contra la promotora y contra el Ayuntamiento.
    En cuanto a la financiera, responsables de Comunicación indicaron que la caja ya tenía previsto efectuar una valoración del piso para ver los desperfectos y, una vez que termine el estudio, se procederá, de forma inmediata, a repararlos, siempre y cuando sean competencia de la entidad”.

    Cúmulo de deficiencias estructurales y de obra
    Los pisos del número 4 de la calle Ramón y Cajal “tienen unos dos años”. “Son nuevos”, apuntan los vecinos, pero las “deficiencias estructurales” que —denuncian— presentan las instalaciones comunes lo ponen en entredicho. El bloque no tiene accesos para minusválidos; “las tres cocheras son ilegales porque no son accesibles”, denuncia el administrador, Martín Paredes. No disponía de extintores, que es un requisito obligatorio establecido por ley, y “las tuberías estaban sin tapas”, dice un vecino, Fernando González. Son solo algunas de las deficiencias que enumeran, dentro de una larga lista en la que destaca el estado de los ascensores. Inutilizables porque “la poza está inundada”.  Por todas estas carencias en las instalaciones comunes, el administrador anunció demandas contra la promotora, Gestora Integral de Andalucía; contra el Ayuntamiento “por dar la primera ocupación y la cédula de habitabilidad sin que lo viera el arquitecto” y contra Unicaja. Por su parte, el alcalde, Juan Morillo, negó las críticas: “Aquí solo se da la cédula cuando el técnico que ha dirigido la obra la visita”.