Vecinos de Coto Ríos denuncian que hay vacas muertas en el río
Nuria López Priego / Jaén
“Las matan y las dejan en la carretera o en el río”. Vecinos de Coto Ríos denuncian la existencia de vacas muertas en el Guadalquivir y en el Tranco. Aunque el Ayuntamiento y la Junta dicen desconocer los hechos, el portavoz del PP local afirma que “personal oficial” está eliminando del Parque Natural las reses sin identificar. Lo que “no se entiende” es que no las retiren.

“Las matan y las dejan en la carretera o en el río”. Vecinos de Coto Ríos denuncian la existencia de vacas muertas en el Guadalquivir y en el Tranco. Aunque el Ayuntamiento y la Junta dicen desconocer los hechos, el portavoz del PP local afirma que “personal oficial” está eliminando del Parque Natural las reses sin identificar. Lo que “no se entiende” es que no las retiren.
—Mire, llamo de Coto Ríos. En esta zona, hay un montón de cadáveres de vacas. Están en el río Guadalquivir. Por lo menos, hay diez o quince, y llegan hasta al pantano de El Tranco. Las están matando a tiros y no se sabe por qué.
—Perdone, pero ¿quién es usted?
—Soy vecino de Coto Ríos y esto es una vergüenza. ¡Hay un pestazo horrible en el pantano!”.
Los lugareños de esta aldea de Santiago-Pontones están ofuscados, indignados y alborotados ante unos hechos que —explica el portavoz del PP local, Miguel Ángel Fernández Palomares— comenzaron “a finales de la primavera” y que, ahora, a tenor de las críticas vecinales, “se han intensificado”: la “eliminación” de reses mostrencas (sin dueño) en el Parque Natural. Se trata, concretamente, de las vacas que, hace exactamente cinco meses, saltaban a la palestra informativa después de que el propio Fernández Palomares denunciara que campaban “a sus anchas” en la zona. El concejal del PP de Santiago-Pontones manifestaba, entonces, su preocupación por que estos animales —alrededor de 80— circularan “sin control ni custodia y sin los requisitos sanitarios debidos” por el Parque y urgía “a las administraciones competentes” a que tomaran cartas en el asunto. Las impelía a “poner fin a una situación vergonzosa” que —decía— se prolongaba desde hace más de cuatro años” y que se había agravado tras la muerte, en febrero de 2009, del dueño de las reses. Sobre ese hombre pendían multas por valor de hasta “53.000 euros” y, una vez fallecido, sus familiares renunciaron a hacerse cargo de las vacas y de las deudas.
Su rechazo abrió un horizonte difuso que debían aclarar las administraciones: el Ayuntamiento de Santiago-Pontones y las delegaciones de Medio Ambiente y de Agricultura. Tal y como sugirió, a este periódico, el alcalde, Pascual González, en el artículo publicado en abril, una vez repudiadas las reses, “el Ayuntamiento podría sanearlas y, luego, emitir un bando para sacarlas a subasta”. Fuentes de la Junta confirmaron también que había habido intentos de reunir algunas reses, pero no fructificaron.
La alternativa, sin embargo, fue la “erradicación”, se queja Amador Ojeda, uno de los hermanos del que fuera dueño de las vacas. Indica que fue, “sobre mayo”, cuando responsables del Parque Natural le confirmaron que se procedería a matar a las reses que estuvieran sin identificar y le explicaron, además, que, “como costaba 700 euros, matar a cada vaca y quemarla, iban a dejarlas para que se las comieran los buitres”, indica. “Esas vacas deberían haberlas recogido y sacarlas a subasta. Es un crimen”, lamenta Amador Ojeda. El concejal del PP confirma que el brazo ejecutor es “personal oficial”, pero lo que nadie entiende, ni siquiera él mismo, es que se abandonen los cadáveres en la carretera o que se echen al río, como sostienen los vecinos del Coto Ríos. “Eso es un foco de infección”, sentencia Fernández Palomares, que añade que también se han matado reses a otro ganadero.
Por su parte, fuentes de la Junta niegan tener constancia de que hayan aparecido vacas muertas en el río o en el Tranco, y apuntan que existe un protocolo, por el cual las reses sueltas, sin identificar, se sacrifican. Eso sí, aseguran que los cadáveres se retiran.