Universidad pública en Jaén

Pocas veces, y hoy menos que nunca, se reconoce y se analiza seriamente la compleja actividad de nuestras universidades públicas y su repercusión en la formación, la investigación científica, en el desarrollo social y cultural o la innovación y el progreso. Mirando el Jaén de antes y el Jaén posterior a la fundación de  nuestra universidad, me quedo con el segundo. Su papel no ha parado de crecer en los últimos años y ha cumplido con creces su rol tan destacado en el desarrollo a todos los niveles de nuestra provincia. Ha sido excepcional observar ese cambio en un espacio de tiempo tan corto. La defensa de las universidades públicas, sin duda mejorables, al igual que de la investigación pública, significa defender la sociedad del conocimiento que se dirija hacia una economía sostenible, hacia la cohesión social y a la creación de más y mejores puestos de trabajo. La UJA no solo ha sido creadora de iniciativas y proyectos sino también de ideas. Nuestra universidad debe seguir atrayendo a personas creativas, innovadoras, de espíritu abierto y de talento y formando a esas personas que mejoran nuestra provincia, que ya forman parte del tejido cultural y demuestran mayor participación en la vida cívica, cultural y política desde su mayor grado de tolerancia y respeto democrático. También hay que recordarlo, sí, esas universidades han jugado un gran papel para hacer de nuestro país una democracia estable. Y con futuro. Procurar la degradación de la universidad pública en nuestro país, aplicar las políticas de economía de mercado, reducir sus presupuestos, aplicar servilmente políticas de privatización, apoyar campañas de desprestigio. Y todo, en resumen, para permitir la expansión de la universidad privada.