Unas navidades con fantasmas

Es el Cuento de Navidad de Charles Dickens pero pasado por el alambique creativo del dramaturgo jiennense Tomás Afán Muñoz, y más que sustos y sobresaltos por los espíritus en pena busca que el mensaje de la solidaridad frente al consumismo cale en el corazón de la familia, especialmente en los más pequeños. Sin duda, lo consigue, pues su Cuento de Navidad no solo entretiene, sino que capta la atención de los espectadores y —lo mejor— divierte

27 dic 2014 / 10:21 H.

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La obra, que fue todo un éxito en la época victoriana, también lo ha sido con la adaptación para niños de Afán, quien mantiene la trama literaria original para hacer una hermosa fantasía con historias de espíritus y fantasmas cuyos protagonistas son un avaro sin escrúpulos ni corazón, el señor Scrooge, y su maravillosa sobrina Rosita, un personaje que es una aportación del autor jiennense. La propuesta combina sobre el escenario el teatro de actor con el de títeres, sombras y musical.
Con este trabajo, La Paca abrió la programación del Festival de Teatro Infantil, que es ya una cita navideña imprescindible para todas las familias con hijos pequeños. Lo hizo con dos pases, uno a las seis y otro a las siete y media de la tarde. La escenografía es un libro gigante en el que transcurre la historia del señor Scrooge y su sobrina, y cuyas páginas sirven también como decorados.
La obra comienza en la etapa actual. Una niña se encuentra con Papá Noel y este le cuenta la historia del Cuento de Navidad, cuya moraleja, imbuida del espíritu navideño, es que las personas sean solidarias con sus semejantes. Está estructurada en dos partes. La primera es de presentación de los personajes y de la trama. El señor Scrooge está en su trabajo con su sobrina Rosita, a la que paga una miseria al año.
Scrooge solo tiene un horizonte en la vida: el dinero. Su sobrina intenta hacerle ver que hay muchas personas, sobre todo niños, que se mueren de hambre. Él le contesta con una frase lapidaria: “Así disminuirá el exceso de población”. Pero Rosita le roba una moneda de oro a su tío para dar de comer a la gente pobre durante la Nochebuena, aunque el señor Scrooge la descubre porque, como buen avaro, tiene contadas y recontadas sus veinticinco piezas de oro, incluso ha puesto un nombre a cada una, y echa a su pariente a la calle. Aquí comienza el segundo acto. Al señor Scrooge se le aparece el espíritu de su amigo, el señor Marley, y le dice que, para que no vague como alma en pena como él, debe cambiar. Entonces se le presentan tres fantasmas, cada uno con un mensaje, y Scrooge acaba por comprender que es una mala persona, cambia y se vuelve solidario.
La obra, producida por La Paca, la representaron los actores, que se alternaron en cada pase, Juan Carlos Aceituno/José María Trujillo y Marta Casado/Viviana Alcántara. La escenografía es de Domingo Montaño; los títeres gigantes, de Alejandro Corral; las sombras, de Domingo Montaño; los decorados, de Carlos Monzón; la carpintería metálica, de Vicente de la Riva y el vestuario, de Mari Carmen Molina. El festival continúa hoy con la obra El libro de la selva, de la compañía Carreta Teatro.