14 oct 2010 / 09:47 H.
Santana sigue en vilo por su futuro, pero ahora con algún elemento de juicio más para la esperanza. Un nuevo grupo inversor del que no se ha facilitado su procedencia se encuentra en fase de negociación “muy avanzada” en relación a la factoría automovilística linarense. El presidente del comité de empresa ha pedido a sus compañeros trabajadores un voto de confianza después de conocerse esta novedad determinante en el futuro de la empresa, a pesar de ser conscientes de que se trata de un momento especialmente delicado, como sucede en cualquier tipo de negociación de este calado y, sobre todo, con la crisis económica y social que arrastra la factoría de Linares. El acercamiento está ahí, pero hay que ir cerrando poco a poco los puntos concretos hasta que el acuerdo sea una realidad al cien por cien, circunstancia que aún no se ha producido. El proyecto no puede fraguarse de un día para otro y, mientras tanto, es prioritario que se pongan las medidas de presión en un compás de espera. En la memoria reciente está la manifestación de los santaneros por las calles de Sevilla, pocos días antes del 29-S, en demanda una garantía de futuro que los trabajadores no venían clara. Fue el pasado 21 de septiembre, cuando unos 750 trabajadores de Santana Motor así como del parque de proveedores y de la industria auxiliar de la factoría linarense hicieron patente su malestar y preocupación por su situación. De momento, el proyecto industrial parece que se encuentra en una fase avanzada, aunque aún hay que ser cautos y esperar el desarrollo de las negociaciones. Un punto al que aferrarse cuando otras grandes negociaciones que durante el año pasado estuvieron a punto de finiquitarse quedaron, finalmente, en agua de borrajas. Con el plan de diversificación cerrado, la vía de la venta a capital privado de la empresa es el último recurso para trabajadores y Administración pública.