Una norma muy esperada que da marchamo de calidad al aceite

El sector oleícola está de enhorabuena. Por fin se materializa la histórica reivindicación para erradicar de bares y restaurantes la vergüenza de las aceiteras sin garantías plenas de calidad. Más allá de la profesionalidad y buen hacer de los hosteleros, que siempre se presupone, ahora el Consejo de Ministros acaba de aprobar su prohibición expresa a partir del 1 de enero del año que viene. Una norma que obliga a que los aceites que lleguen al consumidor en este tipo de establecimientos lo hagan en envases irrellenables y con su etiqueta correspondiente. Hoy por hoy estos elementales parámetros de control son ciencia ficción. La batalla se perdió en la Comisión Europea, pero la decisión del Ejecutivo de España supone un espaldarazo final, en la línea de otros países como Italia y Portugal en los que sí está ya vigente.
La satisfacción es prácticamente unánime no solo entre productores y consumidores, principales beneficiarios, sino también entre las organizaciones agrarias y supone abrir el camino para continuar en la línea del prestigio a un producto que tiene en la calidad su principal aval de futuro. Sin esa máxima prioridad en la elaboración del zumo de aceituna todas las demás batallas están perdidas. La imagen del aceite gana sin duda con esta norma, pero también abre unas expectativas de competitividad que el sector oleícola tiene el reto de aprovechar.

    16 nov 2013 / 10:34 H.