Una burra que reparte suerte a cambio de nidos para cernícalos

Anticipándose a la cabalgata que recorrerá la ciudad el próximo jueves, Salerosa pasea durante estos días en busca de ayuda económica a cambio de suerte. Ella, Salerosa, es una burra, y no es que se haya metido a lotera, sino que acompaña a los impulsores del Proyecto Naumanni         —que pretende reinstalar los cernícalos primilla, una especie en peligro, en Mengíbar— en la venta de décimos para “El Niño”. Con esta iniciativa, los miembros de Audax Meles esperan conseguir los ochocientos diez euros que cuestan los nueve nidales que servirán de cobijo para las aguilillas en el punto más alto del municipio, la Torre de la Plaza de la Constitución. De esta peculiar manera se restablece una relación histórica que se detuvo con la mano dañina del hombre: los burros comían en los mismos campos en los que cazaban los cernícalos. Como ahora las cosas han cambiado, Salerosa y los promotores de Naumanni se patean las calles mengibareñas para colaborar con la permanencia de la especie más delicada, la de los pequeños halcones, que serán trasladados a sus nuevos hogares en el torreón. Carlos Castillo y Jesús Serrano, de Audax Meles, manifiestan que la reintroducción del primilla es todo un éxito, pero que para su permanencia se necesita de la implicación social mediante pequeñas aportaciones. “Si no se sienten las aguilillas como parte del pueblo, no se le da la importancia que tiene y por eso hacemos muchas charlas a escolares y a los mayores les mostramos cómo los cernícalos controlan la molesta sobrepoblación de palomas”, dice Castillo. “Lo que hace falta es que, antes del 10 de enero, logremos el dinero para darle a los primilla un hogar para siempre”, expresa Serrano. Hasta el miércoles venderán lotería con Salerosa y después esperarán donativos. Las aves aguardan.