Un violonchelo sin fronteras
Uno de los grandes músicos de lde su generación”, “fuerte personalidad artística ” e “increíble honestidad interpretativa” son algunas de las expresiones que se suelen unir al nombre del joven chelista granadino Guillermo Pastrana a la hora de presentarlo. Elogios que no resuenan transformados en vanidad ni en una de sus palabras. Si mira al futuro, dice, solo quiere conservar siempre “la ilusión de la primera vez que tocó como solista y mantener el espíritu, la curiosidad y las ganas de crecer”.

Todo en la “carrera de fondo” que es mantener una trayectoria que emprendió a los siete años y ya tiene, a los 30, reconocimientos como el prestigioso Premio El Ojo Crítico 2014 de Música Clásica de RNE , el reconocimiento a la mejor investigación pedagógica de la Musik Akademie de Basel en 2014 y conciertos como solista con orquestas de medio mundo. Esta “inseparable” relación con el violonechelo, cuenta, no comenzó como en las películas, como un amor a primera vista. Es el menor de tres hermanos, una soprano y una violinista, y creció entre música. Pero la elección del instrumento fue cuestión de su madre: “Muy poco tiempo después, sí que llegó ese flechazo”. Y razones de sobra tiene: “Su sonido es meláncolico y flexible, ya que puede imitar todos los sonidos de la naturaleza y es cercano al registro sonoro de la voz humana”. Y, al tiempo, explica, sus dimensiones, son las de un cuerpo humano “que hay que abrazar al tocarlo”, “una conexión cercana a la danza, un ritual en el que músico e instrumento se hace uno solo”.
Este granadino —“de padre galduriense”, aclara, con orgullo— será el encargado, mañana, de abrir la tercera semana del Festival de Música y Danza Ciudad de Úbeda, en el Auditorio de Santiago, a las nueve. En su agenda de esta semana en España —en la actualidad vive en Suiza— recorrerá más de 1.000 kilómetros en apenas tres días: Valencia —donde actúa esta noche—, Madrid y Úbeda. Una locura, dice, pero también una “gran satisfacción”, tocar “cuándo y donde sea”. En Úbeda, presentará Entre luces y sombras. “Es un concierto poco convencional, tanto por el repertorio por cómo se construye, tan solo con chelo. Pocas veces va solo, sin piano”, explica. Este es un repertorio muy “contrastante” entre sí, explica porque abarca desde los inicios del chelo hasta la actualidad del instrumente: “Todo confluye, se mezcla lo contemporáneo con lo barroco, para intentar romper las fronteras temporales”. “Es curioso pero la música del Barroco no se aleja tanto como parece, lo que más ha cambiado es que, quizá, la contemporánea abarca un abanico enorme de posibilidades. En otras épocas, las tendencias estaban más marcadas, pero ahora los caminos que se pueden tomar son infinitos. Pero lo que es cierto que el lenguaje basado en esta materia tan especial que es el sonido, hace que la música del XVIII y la actual tengan tanto en común, porque, al fin y al cabo, son la expresión de los sentimientos”, defiende. “Yo quería romper el recital estandar de Beethoven y Mozart y, de alguna manera, nutrir al público y formar su capacidad crítica y auditiva, una tarea responsabilidad también de los intérpretes a la hora de confeccionar los programas”, destaca. “No solo quedarnos en lo que el público siempre espera, si no también pensar en aquellos músicos que todavía viven y tienen derecho a escuchar su música”, reflexiona.