Un vertido de alpechín corta la carretera entre Valdepeñas y Jaén
Juan A. Cabrera/Nuria López Priego/Valdepeñas/Jaén
Un fallo mecánico fue el causante del derramamiento de alpechín que, ayer, cortó durante toda la tarde la carretera que une Valdepeñas con la capital. En un tramo de aproximadamente 300 metros, se desparramaron entre 15 y 18 toneladas del líquido pastoso que un camión transportaba con destino a Baena.

Un fallo mecánico fue el causante del derramamiento de alpechín que, ayer, cortó durante toda la tarde la carretera que une Valdepeñas con la capital. En un tramo de aproximadamente 300 metros, se desparramaron entre 15 y 18 toneladas del líquido pastoso que un camión transportaba con destino a Baena.
Una pasta densa y viscosa cubrió, ayer, poco antes de las seis de la tarde, y en apenas unos minutos, cerca de trescientos metros de la carretera A-6050, que une Valdepeñas con Jaén. Una avería en las compuertas de la cisterna de un camión que transportaba orujo desde la cooperativa local de San Isidro hasta el municipio cordobés de Baena fue la culpable del vertido, que dejó sobre la calzada entre 15.000 y 18.000 kilos de alpechín.
Rápidamente, se desplazaron hasta el lugar agentes de la Policía local de Valdepeñas, un equipo de Conservación de Carreteras y miembros de la Guardia Civil de Alcalá la Real y de la unidad de Tráfico, que cortaron la carretera. No obstante, durante el tiempo que se prolongó esta interrupción en la circulación —que continuaba al cierre de esta edición— se habilitó un desvío provisional por el intrincado camino de la Avenida de Las Veredas, que solo permite el paso a los turismos.
Gracias a la celeridad con que intervinieron las Fuerzas de Seguridad y los equipos de Conservación, no se produjeron accidentes y las dificultades se ciñeron a las que encontraron los operarios a la hora de retirar de la calzada un concentrado de orujo que se derramaba y extendía por la carretera como un vertido de petróleo en las aguas del Golfo de México.
Dos excavadoras, tres camiones y alrededor de una decena de personas trabajaron, durante toda la tarde e, incluso, durante algunas horas nocturnas, en las complicadas tareas de limpieza. En primer lugar, echaron arena sobre el vertido para facilitar su recogida, pero no había finalizado al cierre de esta edición. Después, según fuentes de Conservación de Carreteras, el siguiente paso era limpiar el tramo de carretera con agua a presión y, por último, echar talco.