Un verdadero “manitas” que transforma las tejas en arte

Una simple teja puede dar para mucho. Si no que se lo digan a Antonio Contreras, un castillero afincado desde hace años en Alcalá la Real. Además de un buscavidas es un auténtico “manitas” que convierte elementos corrientes y molientes, que por lo general se usan para cubrir las techumbres, en verdaderas obras de arte de tamaño variable preparadas para colgarse, pero también aptas para reposar sobre el suelo.

14 jul 2015 / 09:51 H.


Contreras logra que las tejas se transformen, por ejemplo, en casas con varias plantas, faros o molinos. Él mismo decora las piezas y las llena de vida, pues dentro de sus creaciones coloca múltiples elementos, entre los que pueden encontrarse aperos, macetas y otros elementos, algunos consistentes en escenas costumbristas de la vida rural. Cada obra es única.

Según explica el mañoso operario, es autodidacta y se encarga de todo el proceso, salvo la fabricación en sí de la teja. Este autónomo en paro —que en los años de bonanza trabajó con maquinaria en el campo y la construcción— hace de esta actividad en una parte importante de su día a día. “Empecé chomineando y ahora mucha gente viene a por tejas, incluso hay quienes me piden que los enseñe para adornarlas ellos”, explica este artífice, que cuenta con clientes tanto en la comarca como en otros lugares de dentro y fuera de la provincia. El boca a boca propicia que sea muy conocido, máxime cuando es posible conseguir una teja por un precio relativamente módico, a partir de unos setenta euros. Antonio Contreras intenta adaptarse a cada encargo concreto. “La verdad es que mis tejas son una forma diferente de hacer un regalo”, indica. Varios de los ejemplares se exhiben en establecimientos hosteleros locales.

En la actualidad desarrolla su proceso creador en la urbanización Fuente del Rey, aunque tiene varias unidades en su domicilio del casco urbano alcalaíno. El creador subraya que el proceso resulta muy laborioso, hasta el punto de que puede tardar, según el caso, hasta dos días. Primero pinta la teja, habitualmente de blanco, y después empieza la minuciosa ornamentación, consistente en acoplar rejas, balcones, adornos y figuras —de personas, animales y objetos—. Como curiosidad, en algunos casos, ensambla cubiertas formadas por tejas en miniatura. Una de las principales materias primas para los complementos es la arcilla, aunque no faltan la madera y el plástico. A veces, el soporte tiene un calado que ya viene de la alfarería de Alcalá la Real en las que consigue la base para sus trabajos. Al final obtiene unas piezas muy sugestivas que sorprenden a quienes las observan. “En general, mis obras gustan bastante. La gente se queda sorprendida con la cantidad de detalles que descubren”, precisa Antonio Contreras. Su sueño sería contar, en el futuro, con un taller propio que le permitiera vivir de esta encantadora actividad.