Un sueño premonitorio salva del embargo a un jornalero

E. Calzado/l. Martínez / Jaén/Baeza
Llegó el día en que, por fin, los sueños se hicieron realidad. Por lo menos así fue para Francisco Castaño, un vecino de Baeza de 63 años, que vio la luz tras tocarle 400.000 con el premio Gordo. Con el dinero evitará que le embarguen y ayudará a sus hijos.

    23 dic 2012 / 09:51 H.

    “Andaluces de Jaén, aceituneros altivos, decidme en el alma: ¿quién, quién levantó los olivos?”. Estos son los primeros versos de una de las obras más conocidas del poeta Miguel Hernández, que ahora cobran un especial significado. El sorteo de la Lotería de Navidad consiguió alzar hasta el cielo al campo jiennense. Permitió salvar de la depresión y de la preocupación a un jornalero baezano que, desde hoy, lleva en el corazón tan señalada fecha y tan estimado número. El 76058 hará posible “levantar” su casa, a su familia y repartir alegría entre sus paisanos. Porque en su figura confluyen muchos de los problemas por los que atraviesan miles de personas y que, gracias a un décimo electrónico, se borrarán de un plumazo.
    A las 09:11 horas comenzaron a cantar premios los niños de San Ildefonso, en el teatro Real. A esa hora, Francisco Castaño ya estaba en el campo, vareando junto con el resto de sus compañeros. A las 10:07 entonaron la dulce cifra de los 4 millones de euros de El Gordo. Entre los 4 menores estaba Adrián Castro, que la noche anterior soñó esta misma escena, con la salvedad de que en lugar de en el segundo aparecía en el primer alambre de la tercera tabla. No fue el único que tuvo la premonición. El jornalero baezano, que todavía trabajaba a esa hora, también adivinó, en medio de la penumbra de la noche, que el 76058 sería su número de la suerte. Fueron sus propios compañeros los que le recordaron, segundos después de escuchar el premio, que podía ser un ganador y, efectivamente, así fue. La realidad de Francisco Castaño dio un giro de 180 grados en ese momento. Como si de las supersticiones de los mayas se tratara, su vida entró en un ciclo nuevo de alegría, de tranquilidad y, por qué no decirlo, de burbujas de champán.
    Y es que la situación de este baezano, que compró el décimo en el punto mixto 41.960, ubicado en la Cafetería Albi, después de soñarlo, no era precisamente sencilla. Casado y con dos hijos —uno de ellos, en Barcelona—, el banco estaba a punto de embargarle la casa por una deuda de 3.500 euros. Por eso no es de extrañar que durante la celebración tuviera palabras de recuerdo, no muy buenos, para la entidad financiera. Porque con el “pellizco” conseguido gracias a que se fió de sus sueños puede solventar su problema. El dinero restante ya tiene destino. Servirá para echar una mano a sus vástagos y para arreglarse la dentadura, como él mismo ironiza. Hasta  piensa en comprarle un poni blanco a su nieto. Además, lo festejó junto con sus amigos y buena parte de su familia, que, precisamente, aprovechó las fiestas de las Pascuas para viajar hasta la ciudad Patrimonio de la Humanidad. A buen seguro que ninguno de ellos olvidará nunca una fecha tan señalada como la del Sorteo Extraordinario de Navidad.
    La de Francisco Castaño es la historia feliz de El Gordo que no fue precisamente generoso con una provincia más que necesitada de dinero. Y es que, una vez más, el primer premio pasó prácticamente de largo por el mar de olivos, una tierra que está inmersa en una “minicampaña” de recolección de la aceituna. Ahora, los jiennenses depositan todas sus esperanzas en El Niño, el próximo 6 de enero.