Un mallarín, en el banquillo por la 'traición' de un 'camello'

La Fiscalía mantuvo ayer su petición de cinco años de prisión para Miguel M. C., un destacado miembro del clan de los Mallarines, al que acusa de un delito contra la salud pública. Junto a él se sentaron en el banquillo de la Audiencia otros dos hombres. Uno de ellos fue el que involucró a “El Miguele” en este caso.
Y es que la Policía no encontró a Miguel M. C. ni una sola dosis de droga. ¿Por que se ha visto, entonces, delante de un juez? La historia es rocambolesca.

    06 oct 2010 / 10:11 H.

    El 30 de marzo de 2009, una patrulla policial sorprendía a Agustín C. S. y Antolín P. O. cuando ambos se intercambiaban un paquete que contenía 47 gramos de cocaína en una céntrica calle de Linares. Fueron detenidos y quedaron en libertad con cargos.
    Apenas veinte días después, el 18 de abril, Agustín C. S., un conocido delincuente de la ciudad minera, estaba de nuevo metido en líos. Conducía un coche por la barriada de El Cerro, cuando la Policía le dio el alto. Lejos de detenerse, emprendió un peligrosa huida. Según el fiscal, golpeó el coche patrulla durante la escapada. Finalmente, los funcionarios consiguieron retenerlo. Agustín C. S. llevaba 21.000 euros.
    En principio, contó a la Policía que el dinero se lo había dado “El Miguele”. Dijo que era para comprar un coche. Después, que tenía que llevar los billetes a un lugar y entregárselos a alguien. Mientras el detenido declaraba en la Comisaría, su teléfono móvil no paraba de sonar. Miguel M. C. estaba al otro lado de la línea, tal y como la investigación policial puso al descubierto.
    Con tan sólo esos indicios, la Fiscalía acusó a “El Miguele” de un delito contra la salud pública. Entiende el Ministerio Público que Agustín C. S. trabajaba para Miguel “El Mallarín”: hacía los portes de droga y de dinero para su jefe. Cuando fue detenido el 18 de abril, el subordinado se fue de la lengua y su declaración sirvió para que su superior se sentara en el banquillo.
    La defensa de Miguel M. C. alegaba que Agustín C. S. era amigo del clan de los “pikikis”, enemigos íntimos de los “mallarines” y que, por ello, delató a “El Miguele”. No obstante, ayer, el “traidor” se desdijo de su anterior versión y aseguró que el dinero era suyo, que lo había ahorrado trabajando en una almazara en la que ganaba unos 3.000 euros al mes.
    Miguel M. C. aclaró que no conocía de nada a Agustín y que nunca le encargó que hiciera nada para él. Sin la principal prueba de cargo, el testimonio de Agustín C. S. la Fiscalía se quedó con pocos argumentos para mantener los cargos contra “El Miguele”. Sin embargo, decidió seguir adelante con la acusación. Para ello, recordó el historial de este destacado miembro del clan de los “mallarines”, que ha sido condenado en dos ocasiones, en los últimos cuatro años, por delitos de tráfico de drogas. Rafael Abolafia/Jaén