Un año de retraso

Junta de Andalucía y Ayuntamiento de Jaén han descubierto de pronto, y por sorpresa, que es posible llegar a un acuerdo en el espinoso asunto del tranvía. El Partido Popular decidió dilatar el problema hasta ver qué ocurría en las elecciones autonómicas.

    21 may 2012 / 11:21 H.

    Esperaba una victoria suficiente que le permitiera gobernar y, con el PP en el Ayuntamiento de Jaén y en la Junta, que esta administración asumiera todas las demandas (costes) que el Ayuntamiento dice no poder asumir y que la Junta, con un gobierno socialista, no está dispuesta a sufragar al recordar que el tranvía es un sistema de transporte municipal. Ese escenario se vino abajo al decidir los andaluces darle la mayoría de los votos a la izquierda. La victoria insuficiente de Arenas para gobernar se ha traducido, de manera inesperada, en un acuerdo para subsanar las deficiencias que puedan existir y que los conductores terminen las pruebas y los cursos de formación que tienen pendientes de concluir desde hace un año. Ese es el acuerdo, por ahora. Lo de que el tranvía funcione con normalidad y lo veamos, a diario, por las calles de Jaén sigue siendo, de momento, una quimera dado que el Ayuntamiento sigue sin estar por la labor y Ferrocarriles de Cataluña, la empresa que se ha interesado, no ha dicho de momento que sí. Tan sólo que quizá. Bien está lo que bien acaba y más vale tarde que nunca en lo que al acuerdo político se refiere pero, una vez más, se demuestra que las estrategias políticas perjudican a los ciudadanos porque, de momento, más de cien millones de euros del bolsillo de todos siguen parados. Que la construcción y paralización del tranvía se ha utilizado de manera torticera no tiene ya ninguna duda. El PSOE lo quiso terminar deprisa y corriendo para utilizarlo como principal baza electoral y el PP lo ha usado como ariete contra la Junta de Andalucía socialista. En medio, un despilfarro de cien millones de euros porque un despilfarro es no utilizar una infraestructura que ha costado tanto. Este acuerdo, además, permite dar solución al problema que tenían los conductores que hicieron el curso de formación y que vieron cómo eran pillados en medio de una confrontación política. Que puedan concluir su formación un año después de lo que tenían previsto no es sino un mal muy menor dado que, tal y como están las cosas, llevan un año esperando un posible empleo. Nada más que por eso hubiera sido conveniente terminar las pruebas en blanco hace ya meses para que estas personas se buscaran la vida. Si no era posible en el sistema tranviario de Jaén, dado que parece lejana su puesta en marcha y el trabajo que se les prometió a algunos de ellos, que se la buscaran en otros sitios con su formación ya acabada.
    José Valero es periodista