Un análisis radiográfico al Diario JAEN de la postguerra
Ignacio Frías /Jaén
El periódico JAEN que nació en 1941 como uno más de los Medios de Comunicación del Estado, poco o nada, salvo la cabecera, tuvo que ver con el que, en la democracia gestionaba la iniciativa privada.

El periódico JAEN que nació en 1941 como uno más de los Medios de Comunicación del Estado, poco o nada, salvo la cabecera, tuvo que ver con el que, en la democracia gestionaba la iniciativa privada.
El investigador jiennense, Jesús Cañones, analiza las editoriales, comentarios y notas oficiales que se publicaron en su primer año de vida, en plena postguerra. El libro se titula La estructura informativa del Diario JAEN en su fundación. Abril-diciembre 1941.
El objetivo que se planteó Jesús Cañones fue el de plasmar aspectos esenciales de una etapa en la que imperaba un pensamiento único, el de los vencedores de la Guerra Civil o, dicho de otro modo, el del Movimiento Nacional y del franquismo. “Empecé a recoger textos de editoriales publicados en los primeros números del periódico en 1972 y me quedé muy impresionado. Eran textos oscuros, producto de gente altanera, en ocasiones cruel y muy hiriente”, manifiesta Jesús Cañones. El autor conocía en sus propias carnes lo que fue la Guerra Civil en Jaén y lo hace constar en sus páginas. Treinta años después del conflicto, con la distancia del tiempo, encontró lo que consideró un filón en el que se reflejaba de una manera bastante fidedigna esa primera postguerra. “En esas editoriales se percibe cómo se había instalado, por imposición, un pensamiento único en el que la única verdad y opción política era la Falange. Pero también había editoriales que rememoraban la Guerra Civil y otras que las tropas alemanas lo iban a ganar todo”, comenta.
Al comienzo del libro, en el apartado “Análisis de textos”, Jesús Cañones sentencia que, en el verano del 36, la capital de Jaén pudo ser el destino de todos los “dogmáticos y de temperamento bilioso que había en esta provincia”. Considera que es inútil que se forme en torno a ellos una fraseología rimbombante que les eleve a la categoría de luchadores por la libertad y defensores de la democracia, “porque nunca lo fueron”. Cañones cita nombres como Peris Caruana, Campos Perabá, José Aroca, Ignacio Gallego, José Piqueras o Nemesio Pozuelo, a los que califica de cínicos, inflexibles, severos y crueles.
En la introducción del libro, editado por la ubetense Editorial Amarantos, el autor considera que la desaparición del franquismo es el hecho capital que preside toda la historia de España de finales del siglo XX y principios del XXI. Esa historia, añade, “no se puede talar como si fuera un árbol”, promulgando leyes como la de la Memoria Histórica. Asimismo, indica que la única forma de conocer “los gravísimos acontecimientos” acaecidos en Jaén entre 1936 y 1939 tiene que ser a través de la investigación, la documentación y el conocimiento. A este respecto, considera que algunos historiadores han usado una única vara de medir y el resultado de lo que escriben “ni es analítico, ni sincero”. El escritor se pregunta porqué esos autores no mostraron sensibilidad hacia quienes sufrieron los horrores del Frente Popular y cita algunos nombres y hechos, entre los que se cuentan algunos religiosos.
Recuerda que Diario JAEN comenzó sus andadura el 1 de abril en la llamada Prensa del Movimiento y, desde el primer número, se limitó a fijar en sus editoriales y colaboraciones la posición que le asignó Madrid, y siguiendo las consignas que de allí le llegaban. El periódico se convirtió, dice el autor del libro, en el altavoz de la Agencia Efe y de “Arriba”, y lo dirigió una plantilla de trabajadores “muy falangizados, y nunca leí en sus escritos una sola propuesta de concordia, ni palabras de benevolencia para los vencidos”. Cañones califica la actitud de aquellos profesionales de “sumisión vergonzante al poder falangista”, ya que menospreciaban a quienes discrepaban de la doctrina oficial y los llama “presuntuosos, majaderos o traidores”.
Entrevista.- Jesús Cañones: 'Las editoriales eran un reflejo del pensamiento único'
diana sánchez perabá n jaén
—¿Cómo surgió la investigación que ha dado como resultado su reciente libro?—En 1972. Estuve trabajando en la hemeroteca del periódico durante diez años. Entonces había una riqueza documental bastante considerable. En el año 1941 hubo días que Diario JAEN llegó a tener dos o tres ediciones, aunque con cuatro o seis páginas. Era un diario muy modesto pero cuando había una noticia importante sacaba una nueva edición. Quiero decir con esto que la documentación era bastante considerable.
—¿Cuál era el objetivo?
—Me quedé muy impresionado por los textos. Eran oscuros, a veces crueles y muy hirientes y eso me impresionó. Por aquel entonces tenía que hacer la tesis de Filosofía y pensé en realizar un estudio de todo esto comparado con el Tratado de Aristóteles. Al final la tesis no la hice sobre esto, pues me pareció muy extenso y cogí otro tema que era bastante más breve, pero el material estaba allí. En cuanto a la publicación actual, preferí que pasaran las elecciones municipales pues abordo un tema un tanto desagradable. De hecho tampoco he presentado el libro. Tenía ganas de publicar esto porque creo que es un trabajo que merece la pena por los textos en sí. Hay que ver quiénes eran los autores, la naturaleza del discurso, que eran textos muy oscuros y muy escondidos en la intención de quién lo escribía.
—¿Qué metodología sigue en su análisis?
—Además de las editoriales recojo discursos y colaboraciones. Pero los más interesantes son las editoriales, muchas veces venían impuestas por el periódico “Arriba”. Jaén, en aquel entonces, era un periódico que formaba parte de la prensa del movimiento. El periódico reconocía el origen de la editorial y, entre paréntesis ponía “de Arriba”. Otras veces no reconocía el origen, pero se sabía que las noticias venían de la agencia Efe. Es decir, que este periódico era uno más de los que formaban parte de la prensa del movimiento y por tanto de la realidad editorial de aquella época. Pero no todos venían de “Arriba”, algunos editoriales estaban reconstruidos en la redacción y se relacionaban con temas muy locales y cercanos.
—¿Qué conclusiones extrae?
—De una forma u otra, se impone el pensamiento único. La Falange como única verdad, y opción política. Es decir, que era el pensamiento de la Falange. Porque hubo una oposición de la Falange auténtica con la Falange de Franco y aquello se solucionó con la desaparición de la Falange auténtica y la instauración del Decreto de Licitación, todo el mundo al mismo partido y con el único diario, que era de falange. Es decir, imponer un credo, un estilo de programa, una forma de gobierno y decirle a la gente que esta es una guerra única y ya está.
—¿Encontró alguna opinión de la ciudadanía sobre las noticias que se publicaban?
—No, el ciudadano no tenía opción alguna. No opinaba. No había una sección de cartas, ni de crítica. No había nada. La única verdad era la que transmitía el mando de la Falange y punto. No hay más.
—En la introducción de su libro habla de cómo enfocan los historiadores los datos.
—La introducción es una opinión absolutamente mía. Es decir, creo que la Guerra Civil en Jaén no se ha querido investigar suficientemente bien. Opino que son tres años de gobierno del Frente Popular y no es cómodo decir que el Frente Popular en Jaén fue el responsable único de lo ocurrido durante esos tres años. ¿Y qué relación hay entre Frente Popular y Franquismo? Creo que en la vida no hay efecto sin causa. Y la causa aquí fue Frente Popular. ¿Hubiera venido Franquismo si no hubiera habido Frente Popular? Pues no lo sé. Pero es que la historia del Frente Popular en Jaén es durísima.
—¿Por qué cree que no se desentrañó bien esa parte de la historia?
—Porque hay dos partidos que conformaban el Frente Popular, uno de los cuales es el que está ahora en el gobierno.
Tribuna. La prensa antinapoleónica: Dos siglos de “Diario de Jaén”
Dos siglos se cumplieron hace unos meses desde que las Cortes de Cádiz, constituidas en el teatro Cómico de San Fernando, aprobaron el primer decreto de libertad de imprenta del mundo. Era el mes de octubre de 1810 y dos años antes se había fundado en Jaén, como reacción ante la invasión napoleónica, el primer periódico de la ciudad, el primitivo “Diario de Jaén”.
Volviendo al Decreto aprobado, dieciséis meses después, la Pepa, la Constitución de Cádiz de 1812, le da carta constitucional pues dedica el artículo 371 de la misma. “Todos los españoles tienen libertad de escribir, imprimir y publicar sus ideas políticas sin necesidad de licencia, revisión o aprobación alguna anterior a la publicación, bajo las restricciones y responsabilidad que establezcan las leyes”.
Esas Cortes crean la junta de suprema de censura y en ese periodo se editan, no a la vez, 74 periódicos en Cádiz. Muchos de ellos se fundan en San Fernando, al calor de las Cortes, algunos de ellos se trasladan a mediados de 1811 a Cádiz, y la mayoría pasa a editarse en Madrid a partir de 1814. Y, al calor del decreto, proliferan los periódicos por toda Andalucía, una vez se van retirando los franceses de esta tierra, pues durante la ocupación controlaron todos los medios, estableciendo una férrea censura.
Pero debemos echar una mirada al mundo desde Jaén en esos años. Que se sepa el primer periódico como tal, y no como hoja suelta, editado por estos lares fue el “Diario de Jaén”, que salió desde el 14 de julio al 9 de agosto de 1808, para alentar a la población contra la ocupación francesa, coincidiendo con la batalla de Bailén. Y su continuador es “El Correo de Jaén”, que sale al día siguiente, 10 de agosto de ese año, y edita un total de 145 números hasta el 17 de enero de 1810, seis días antes de que entraran las tropas francesas en la ciudad.
Curiosamente, ninguno de estos dos diarios jiennenses figura en los dos manuales que estudian el periodismo de esa época, el de Gómez Imaz y el de Gómez Aparicio. Para estos autores en esa década no se editó ningún periódico en Jaén, pero hay que hacer justicia y corregir ese error, basándonos en el estudio sobre estos periódicos de Emilio Lara y María José Martínez.
Y las obras de Antonio Checa sobre la historia del periodismo andaluz y del periodismo jiennense así lo atestiguan. Según este autor, compañero, y decano de la Facultad de Comunicación de Sevilla, el fugaz “Diario de Jaén” lo editaba, con bastante probabilidad, el abogado José Serrano y Soto, secretario que era de la Junta Provincial, y que tuvo grandes dificultades para acceder a su escaño en las Cortes de Cádiz, por la acusación, al parecer infundada, de afrancesado.
En cuanto a “El Correo”, el texto más conocido y simbólico es la décima, o espinela, que, de autor anónimo, publicó el 7 de septiembre de 1808, como “receta para deshacer napoleones”. Decía así: “echarás en infusión/del valor la quintaesencia/mucha dosis de paciencia/de acero grande porción/muchísima munición/y unidas bien estas partes/podrás con cuidado en Martes/arrimados a un gran fuego/verás como desde luego/disolver los bonapartes”.
Tampoco figura en los manuales de historia del periodismo, el periódico que se editó en Jaén capital, ya en la primavera de 1810, bajo el dominio francés, la “Gazeta de Jaén”. Este se tiraba en la prestigiosa imprenta de Doblas, y los franceses lo integraron después en la “Gazeta de Córdoba”. Según Checa, el redactor de esta efímera Gazeta no era otro que el cura ubetense, afrancesado, Luis de la Mota Hidalgo. También se publicó en ese año de 1810, de forma esporádica, el “Faramalla”, o “Gaceta de varios casos, así políticos como militares, acaecidos en la ciudad de Jaén”, del padre Portales. No hubo periódicos en Jaén en la etapa absolutista y en 1820, se supone que tras el levantamiento de Riego, aparece “Periódico de Jaén”, también impreso en Doblas.
Había ya algunas imprentas en la capital y en la provincia, como deja claro la tesis de la historiadora jiennense y archivera de la Universidad, María Dolores Sánchez Cobos, sobre “La imprenta en Jaén desde 1550 a 1831”, publicada por esta universidad. Como la imprenta de Tomás Copado un siglo atrás. Pero si hubo una familia que destacó en este sector fue la de los malagueños Doblas. Agustín de Doblas funda imprentas en Jaén, Andújar y Baeza entre 1779 y 1784. Su hijo Pedro José se establece en Jaén entre 1781 y 1827 e imprime gratuitamente muchos folletos contra la invasión napoleónica. Su hijo Manuel María continúa su labor desde principios de siglo, siendo editor de los periódicos antes citados. La imprenta y vivienda la tenían en la calle Maestra Baja y después pasó a la calle Cerón. La viuda, segunda mujer, del fundador Agustín de Doblas continuó con la imprenta de Baeza.
Con la llegada del “Deseado” Fernando VII en 1814, y su primer período absolutista queda abolida la Constitución y todo lo aprobado en las Cortes de Cádiz, suprimida la libertad de imprenta y reinstaurada la Inquisición. En Jaén, como queda dicho, no vuelve a haber periódicos hasta el levantamiento de Riego, con ese “Periódico de Jaén”, de corte liberal, bisemanal, que sale entre mayo y junio de 1820.
No hay más prensa en la década llamada ominosa, pero reaparece, cual Guadiana, el “Diario de Jaén”, en 1833, con sesenta y uno números entre junio y agosto de ese año. En realidad, es el predecesor del Boletín oficial de la provincia que, a finales de ese año, empieza a publicarse en toda España. El “Diario de Jaén” tiene otra efímera aparición en 1862, cuando el impresor importante en la capital ya era Francisco López Vizcaíno y su “Anunciador”. La última vez que reaparece “Diario de Jaén” es, por poco tiempo también, en 1905.
Y ya en año 1941, el pasado 1 de abril se cumplieron los setenta años de Diario JAEN, se establece definitivamente la cabecera periodística jiennense por excelencia, que se inició en 1808 como una forma de luchar contra la ocupación francesa que avanzaba, inexorable, hacia Andalucía, aunque en esos días se viera frenada en Bailén, por un tal general Castaños, que dos años después, refugiado en Cádiz, formaría parte del primer Consejo de Regencia, que, formado por cinco miembros y con título de alteza, sería la máxima autoridad española durante el asedio.