Tres años de prisión para los dueños de un "telecoca"

Rocío O. A. y Francisco Juan G. P. pudieron compartir confidencias en el pequeño calabozo existente en el Palacio de Justicia. Conducidos por la Policía Nacional, estos dos vecinos de Torredelcampo, a la sazón pareja sentimental, ni tan siquiera tuvieron que salir de la celda en la que estuvieron durante casi una hora para aceptar una condena de tres años de cárcel por un delito contra la salud pública.

25 nov 2014 / 09:37 H.

Durante unos meses más, ambos seguirán en prisión, donde están desde el pasado mes de abril, cuando fueron detenidos por la Brigada de Estupefacientes de Jaén en el marco de la bautizada como operación “Roco” contra el tráfico de drogas en los alrededores de la capital.

Rocío y Francisco Juan eran nuevos en el negocio, pero habían conseguido constituir una sociedad “cuasi empresarial “ para la distribución de todo tipo de sustancias al menudeo. Es más, a sus clientes ofrecían el servicio de “telecoca”, es decir, recibían pedidos a través del teléfono y ellos mismos se encargaban de surtir y entregar en mano la mercancía. Otras veces, incluso, recibían a los consumidores en sus propias casas de Torredelcampo.

La investigación policial comenzó a primeros del pasado mes de febrero, cuando se detectó a un grupo de personas que se dedicaba a traficar con cocaína en la capital y en los alrededores. Se hizo un seguimiento para tratar de averiguar de dónde procedía esa droga y, sobre todo, donde se almacenaba. Los agentes del Grupo de Estupefacientes de la Comisaría tiraron de ese hilo, que les llevó hasta un domicilio de Torredelcampo. Era la casa de Francisco Juan G. P., de 34 años. Pronto, descubrieron que este “camello” no trabajaba solo. Lo ayudaba su compañera sentimental, Rocío O. A. Entre ellos existía una “sociedad”, en la que cada uno adquiría la droga por separado o conjuntamente, tal y como explicó la Comisaría. Además, realizaban las ventas en sus respectivas casas y se transferían “clientes” cuando no podían atenderlos personalmente. Incluso, llegaron a intercambiarse los estupefacientes cuando estaban escasos de mercancía.

Cuando la Policía les echó el guante, estaban bien surtidos. Él tenía en su casa 140 gramos de cocaína. Ella guardaba 46. La droga era una de extraordinaria calidad —por encima del 75 por ciento de pureza—. Además, la Policía también se incautó de balanzas de precisión, dos teléfonos móviles, dinero en efectivo y una libreta con anotaciones.

Con todo ese aluvión de pruebas en su contra, Rocío y Francisco Juan prefirieron declararse culpables de un delito contra la salud pública a cambio de una rebaja en el castigo, que pasó de cuatro años y medio a tres años de cárcel. Además, deberán pagar una multa de más de 9.000 euros entre los dos.