Tragapobres

Desde Jaén. La semana pasada salió una noticia acerca de que el Gobierno legalizará las apuestas en tragaperras a través de internet. En primer lugar, ¿por qué hay bares o locales que tienen estas máquinas? Puesto que si un usuario gana una cantidad de dinero, éste lo pierde el propietario, ¡¿no?! Supongamos un corral de pelea en el que sueltan a un montón de gallos: todos quieren matar. Y en un combate al azar podemos matar o morir. Pero si queremos quedarnos hasta el final, sólo habrá más que un vencedor: en el caso que nos ocupa será el propietario de la tragaperra (“entre 200 y 400 euros mensuales de beneficio decía un entrevistado que salió en las noticias”). Pero sumergidos en nuestro egoísmo, pensamos: “¿por qué no ser yo el que gana? Si pierden otros me da igual”. Y efectivamente, el problema a nivel local puede sonreírnos algunas veces con la combinación ganadora, ¿cuántas veces perder por cada una ganar? El límite de jugar n veces en un espacio finito de tiempo sólo nos lleva a perder.

Busquemos un subintervalo de tiempo limitado por dos combinaciones ganadoras. Reducimos el problema anterior a espacio de tiempo más pequeño, pero con la misma respuesta: perdemos dinero. Así que nos queda averiguar dentro de ese intervalo, cuándo se produce la combinación ganadora. Las máquinas llevan un ciclo “pseudo-aleatorio”: “aleatorio” porque para el jugador existe un desconocimiento y/o una incertidumbre sobre qué va a pasar en la siguiente jugada, y para las máquinas es un ciclo, un bucle, un algoritmo fijado en el movimiento de sus engranajes, fijados por parámetros fijos según número de ciclos, y condicionales según Beneficio Neto de la máquina en su etapa dentro del ciclo (= (Dinero recibido)-(Dinero sustraído)), y de ahí lo de “falsamente aleatorio”. No podrían tener un ciclo fijo, claro está: Porque si no los jugadores habituales se lo irían descubriendo. Si es cierto que en las tabernas, suelen haber personas mayores que llevan muchos años pegados a la barra, y tienen cierta intuición acerca del siguiente paso que ésta dará. Ahora, vamos a dar un salto hacia las apuestas por internet. El ciclo que tienen, para el usuario se podría definir como “pseudo-pseudo-aleatorio”.

Este segundo “pseudo” viene definido por variables psicológicas del usuario (forma de apostar, riesgo, perseverancia, etcétera) que hacer cambiar el algoritmo con un sólo propósito: robarle su dinero. Las empresas de juegos no son tontas. Algunas empresas hacen una especie de test psicológicos a través de simples encuestas de bebidas de cerveza o viajes que les mandan a los usuarios: “les dicen que son muy buenos clientes y que por ello van a participar en sus encuestas para usuarios “VIP”. Además si haces muchas encuestas te aumentamos en un 5% tus ganancias”. Y en el juego te ponen un montón de anzuelos. Te lo ponen fácil al principio para que piques, des tu cuenta de crédito y una vez que está pinchada juegan al “muelle de muelles” (término que yo uso para explicar ciertos comportamientos en bolsa, si queréis en otra carta os lo explico) Se trata de un tira y afloja: te dan 5, te quitan 10; te dan 7 te quitan 20. Ahora viene lo “guapo”: te dan 21 (aquí el apostador cree que ha roto el ciclo porque supera la cantidad ganada de la última perdida (cuando en neto sigue perdiendo)), y es cuando apuesta 500 y los pierde. Pueden consultar multitud de vídeos en “youtube” explicando las estafas. Y alguien podría pensar —“¿y si les engaño con mi forma de ser, para que el algoritmo que se ajusta a mi personalidad no surja efecto y pueda ganar?—” Resulta que las personas que son suficientemente listas para hacer esto, no son lo suficientemente tontas como para apostar en estas cosas. Por último, quisiera citar a la película “El Lobo de Wall Street”, que empieza con buen pie y después abandona los temas financieros para hablarnos de la vida de un multimillonario. Pero la última escena, aparece un mensaje espectacular: “¿Cómo quieres ganar dinero en bolsa y hacerte rico si no eres capaz ni de vender este bolígrafo?” Y para todo el que se le pasaba por la cabeza hacer apuestas en las tragaperras, les hago la misma sugerencia: “¡Véndeme este boli!”

    04 mar 2014 / 17:51 H.