Telón al “blues” con Lavette como reina

Han sido tres días de auténtica fiesta. Pocos ambientes mejores y más libertinos se han conocido que los que ofrece el Festival de Blues Cazorla.

27 jul 2014 / 22:00 H.

El público se mezcla con los artistas, que son reconocidas estrellas mundiales, y se tratan como coetáneos. Este ambiente se extrapola a la Plaza de Toros, donde todo el público es distinto y, a la vez, todos se compenetran y disfrutan de la música.

El primer recital de la noche de despedida lo dio Billy Boy Arnold. Cinco décadas antes de que comenzase la primera edición de este festival, el de Illinois ya aprendía a tocar la armónica. Este dato tan contundente es muestra fidedigna de lo que supone para una ciudad como Cazorla el hecho de contar con una leyenda viva del blues. Dio una lección magistral de voz y sonido, con un directo portentoso. Sublime.

Y luego llegó la simpatiquísima Bettye Lavette. Todo corazón, tanto fuera como dentro del escenario, la de Detroit lleva varios días en el pueblo, tiempo que ha dedicado para conocerlo a fondo junto a su inseparable manager, y beber decenas de botellas de Moet Chandon, a la par que dejaba un rastro de felicidad a su paso. Y esta alegría la supo volcar, con total lucidez, en el escenario. Y es que, Lavette motivó a la audiencia y se motivó a si misma. No es fácil conseguir darlo todo sobre un escenario, y más cuando lleva en el blues desde 1962, pero ella siempre encuentra una razón para pasárselo bien y hacerlo pasar bien. Fue una cascada de blues. Un espectáculo que ya forma parte de los mejores que se han celebrado en los 20 años de blues en Cazorla.

Y continuó el jolgorio con Travellin Brother. Hubiese estado bien que coincidiese la creación de esta banda bilbaína con Blake Edwards y Peter Sellers. Estaría gracioso verlos en “El guateque”. Sin desdeñar en nada la música de Henry Mancini, quien, por cierto, falleció un mes antes de la celebración del primer Festival de Blues de Cazorla, en 1994. ¡Qué grupazo Travellin Brothers! Propusieron una música tan profesional como divertida, basada en su amplia banda, con diversos instrumentos como bajo, trompeta, piano o saxofón, con lo que ofrecieron un espectáculo muy ameno y coreado. Para acabar, bajaron del escenario, y entre ríos y ríos de público, se hicieron hueco para tocar mientras andaban ante el asombro y las palmas del respetable, que acabó con una enorme sonrisa. Una escena que recuerda, en mucho, a la mejor de Holy Motors, esa magnífica película filmada por el mismísimo francés Leos Carax.

La última actuación del festival fue la de Eric Sardinas. Hubiese sido más acertado que se hubiese programado, para el final, el concierto de los Travellin Brothers, pues el blues duro y seco de Sardinas, ni la hora de comienzo del mismo —pasadas las tres y media de la madrugada— le favoreció. Eso sí, es justo reconocer que el norteamericano toca una música de kilates. Y así concluyó un Blues Cazorla 2014 que, en su vigésima edición, pasará a la historia y que, en su última noche, coronó como reina a la gran Bettye Lavette.