Tejas artesanales para restaurar un palacio

En concreto, solicitaron la creación de un centenar de piezas, después de que los expertos valoraran la zona y recuperaran algunas tejas. Pablo Tito asumió el reto, ya que no sólo se trata de fabricar las piezas, sino de realizarlas tal y como lo hacían los alfareros de antaño. En este sentido, el ubetense se remitió a los consejos de su padre, el conocido ceramista y escultor, Paco Tito.
Durante la elaboración, fue necesario un estudio continuo con el fin de conseguir la mayor semejanza a las tejas originales. Y es que se trata de piezas con unas dimensiones diferentes a las actuales, ya que son de un tamaño bastante grande, aunque algo más  pequeñas que las conocidas como “mazariles”. En concreto, tienen setenta centímetros de largo. Pero no sólo se distinguen por su tamaño, ya que el tono varía de las comunes. Para ello, fue necesario hacer algunas pruebas para conseguir los dos colores en los que se colocan las piezas sobre la torre: negro y blanco vidriados. Una combinación que da mayor personalidad a la cubierta.
Además, los artesanos se vieron en la necesidad de cambiar de herramientas para la fabricación por lo que recuperaron utensilios de madera  como la “graílla”, un marco que sirva para hacer la plancha de barro. Las piezas se colocaron ante los creadores.